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miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº3686

COSQUIN ROCK 2015 - COBERTURA ESPECIAL | 19 feb 2015

Córdoba

Todos son Nisman y nadie es Ismael Sosa

Fue a ver a La Renga a Villa Rumipal con su novia, desapareció en la fila de ingreso y apareció muerto a los dos días en el lago Embalse Río Tercero. Mientras familiares y allegados están solos en el reclamo de Justicia, hay silencio y despilfarro en los referentes políticos. 


CÓRDOBA (ANDigital) El marco popular del Cosquín Rock sirvió de caja de resonancia para el desesperanzado grito de Justicia por Ismael Sosa. Fue en las inmediaciones del predio del aeródromo de Santa María de Punilla, donde durante las tres jornadas del festival hubo pancartas y panfleteadas en rechazo al gatillo fácil y al abuso policial.

Ismael Sosa viajó junto a su novia para ver a La Renga el 24 de enero en Villa Rumipal, Córdoba. Sin embargo, desapareció en la fila de ingreso y apareció sin vida a los dos días en el lago Embalse de Río Tercero. Su muerte ha despertado una enorme bronca, la cual tiene una ínfima repercusión en la clase política.

Desde la Juventud Izquierda Socialista dieron cuenta a través de un comunicado que indigna la cantidad de paralelismos que se pueden sentar con lo que les sucedió a las 194 víctimas de Cromañón; Walter Bulacio en 1991; Rubén Cabello en 2009 (entre otros). Muertos por ir a disfrutar de un show de rock y estos no son los únicos casos con los que se emparenta esta muerte.

La policía de Córdoba tiene una enorme lista de asesinatos en su haber: Güere Pellico, Jorge Reyna, Lautaro Torres, Exequiel Barraza, Miguel Ángel Torres (por nombrar algunos), todos ellos víctimas del gatillo fácil.

La familia de Ismael sostiene que la “narcopolicía” del gobernador José Manuel de la Sota fue quien lo mató. Testigos les contaron haberlo visto golpeado en la comisaría. El accionar mafioso de la fuerza incluye detenciones ilegales, negociados de la droga, la trata y la corrupción. Y tiene como “marco legal” una serie de leyes que le otorga impunidad: el Código de Faltas, Ley Antinarcóticos y de “lucha” contra la trata.

De la Sota está en medio de una millonaria campaña (sostenida por el fisco provincial) en la que presenta la seguridad como uno de sus pilares de gobierno. Sin embargo, los sectores populares cordobeses no sólo sufren altísimos índices de inseguridad, sino también el abuso policial.

Los jóvenes que quieren disfrutar de algún baile de cuarteto, recital o partido de fútbol deben soportar operativos policiales en los que son maltratados sistemáticamente. Desde Izquierda Socialista denunciaron que el caso de Ismael Sosa no puede ser tildado de “exceso”, sino que es una política del gobierno provincial.

En su carrera presidencial De la Sota se horroriza con la muerte de Nisman y exige al Gobierno nacional que se haga justicia. Pero en la provincia que gobierna su partido, el PJ, hace casi 16 años también aparecieron personas “suicidadas” que dejan muchas dudas: Juan Alós y Damaris Roldán, relacionados al narco-escándalo.

Como telón de fondo, las gigantografías de campaña muestran a un sonriente De la Sota, cual Homero Simpson cuando recupera el cabello gracias a las bondades del Dimoxinil y no mucho más atrás se queda su antecesor, Juan Schiaretti, en pose reflexiva. En suma, la provincia mediterránea atiborrada de millonaria publicidad política y padeciendo los rasgos autoritarios de las fuerzas de seguridad. (ANDigital)

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