jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Deportes | 16 jun 2018

Apostillas Mundialistas

El traductor

Ante la adversidad del idioma, el grupo de entusiastas viajeros recluta al joven Yuri Kalashnikov, en firme avance hacia el primer gran objetivo ruso: Moscú.


Sostiene Mansilla que “Rusia es un país hermoso, su cultura, su comida, su bebida, su historia, su arquitectura, sus revoluciones…”, pero en tono catedrático, agrega: “¡Pero no se les entiende una mierda!”. Tiene toda la razón del mundo, por lo tanto hemos decidido sumar un traductor a nuestro grupo. Lo hemos conseguido de forma casual y algo extraña. La familia vecina de nuestros huéspedes los Kovlovsky, tienen un hijo de algo más de 20 años que habla castellano. El dueño de casa nos indicó como llegar a la granja vecina mientras la “baba” Paranka susurraba “tengan cuidado con ese muchacho, es un tiro al aire”. No entendemos a que se refiere y mucho menos como es que aprendió esa extraña frase dicha en un perfecto castellano.

La granja vecina es muy parecida a la de nuestros huéspedes, y en su entrada se encuentra el muchacho que vamos a buscar. Lo saludamos con un tímido, “buenos días”. Se le ilumina la cara, la sonrisa parece escapársele de esas dos rollizas mejillas coloradas y nos contesta, “ que hace´ papá!”. Nuestra sorpresa es mayúscula. Entusiasmado, agrega, “me llamo Yuri, Yuri Kalashnikov”. Preben, el Sr. Mansilla y yo nos miramos y sin decir nada ya habíamos acordado cuál sería su apodo. Le explicamos que necesitábamos un traductor y se entusiasmó sobremanera, nos dijo que contáramos con él, que nos acompañaría a donde hiciera falta y si no hiciera falta nos acompañaría igual. Su historia es bien interesante, aprendió a hablar en castellano viendo las películas argentinas en el canal Volver, uno de los pocos que le ofrecía su pobre cable operador. Preben le explica que esas películas son de dudosa calidad y que lejos están de ser la mejor expresión de nuestro cine y televisión nacional; Yuri sin embargo, con su sencilla y tierna sabiduría sentencia: “¿Saben por qué me gustan esas películas? Porque siempre terminan bien, y para dramas ya suficiente con la dura vida de la estepa rusa”. La respuesta nos dejó mudos a los tres.

Yuri ya forma parte de nuestro grupo y será quien nos guie y oficie de traductor en este maravilloso periplo.

Preben se acerca al muchacho y lo abraza: “Vamos rifle, Moscú nos espera!”.-

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