Es insólito no percibir que la deuda reconocida con el Club de París supone haber aceptado que la negociación no in" /> Es insólito no percibir que la deuda reconocida con el Club de París supone haber aceptado que la negociación no in"> Es insólito no percibir que la deuda reconocida con el Club de París supone haber aceptado que la negociación no in" /> La amnesia colectiva que nos propone una parte del establishment político y económico - ANDigital
sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3682

Economía | 31 may 2014

Opinión

La amnesia colectiva que nos propone una parte del establishment político y económico

Es insólito no percibir que la deuda reconocida con el Club de París supone haber aceptado que la negociación no incluyó una quita de capital, y duplicó las tasas que suelen caracterizar a este tipo de acuerdos.


Por Claudio Lozano (*)

 

El 42 % de la deuda con el Club de París (U$S 4.074 millones), es deuda contraída bajo la dictadura y que debiéramos haber encuadrado bajo la jurisprudencia de la “deuda odiosa” para exigir dar de baja ese monto, por lo tanto, la pregunta a hacerse no es si había que acordar o no, la pregunta es si era mejor para la Argentina reconocer U$S 9.700 millones o  U$S 5.726 millones.

Más insólito aún es no percibir que la deuda reconocida (U$S 3.700 millones más alta que en septiembre del 2013) supone haber aceptado que la negociación no incluyó una quita de capital y duplicó las tasas que suelen caracterizar a este tipo de acuerdos.

Una dirigencia política conservadora y sin memoria ha reaccionado con alegría frente al Acuerdo con el Club de París. Ha seguido exultante la reacción positiva de los mercados acompañada en su júbilo por el establishment empresarial dominante y el coro de las consultoras profesionales asociadas al mismo.

Parece mentira que al poner la mirada de manera excluyente en el vínculo y los intereses de las naciones desarrolladas, terminen ignorando la realidad que atraviesa la Argentina, y no percibiendo las características de una negociación desastrosa.

Más allá de estar viciada de ilegalidad esta negociación, al no haber intervenido el Parlamento, es imperioso aclarar que:

a) No se trata de oponer el acuerdo con el Club de París con la idea de no pagar. Se trata de asumir que existían condiciones para que -en el marco de una negociación que resolviera el diferendo existente-, se defendiera el interés nacional. Interés que pasa, justamente, por “no pagar lo que no corresponde”.

b) En este sentido, el 42 % de la deuda en discusión (4.074 millones de dólares) es deuda contraída bajo la dictadura, y que, al igual que lo ocurrido con otros países, debiéramos haber encuadrado esta deuda bajo la jurisprudencia de la “deuda odiosa” (deuda tomada en contextos donde el pueblo no puede decidir) para exigir dar de baja el monto consignado (4.074 millones de dólares).

La pregunta a hacerse entonces no es si había que acordar o no, la pregunta es si era mejor para la Argentina reconocer 9.700 millones de dólares o 5.726 millones de dólares.

c) Existían además motivos sobrados para exigir un trato diferente ya que la propia Auditoría que realizara el Banco Central a comienzos de la democracia, así como las respuestas que ha dado el Ministerio de Economía a las requisitorias judiciales y parlamentarias coinciden en destacar que nunca se encontró documentación respaldatoria de la deuda en cuestión. Debe recordarse que en los albores de la democracia los auditores del Banco Central, al evaluar una deuda que formaba parte del Club de París y que correspondía a la empresa COGASCO (Consorcio Gasoducto Centro Oeste), demostraron que de los cerca de mil millones de dólares de deuda asociada a esta empresa, sólo había entrado al país el 20 % de dicho monto. Situación que además se agravaba en razón de que los prestamistas y la empresa habían incurrido en un conjunto de delitos cuyas multas representaban el doble de la deuda total (2 mil millones de dólares). Frente a esta demostración, el Jefe de Departamento de Deuda Pública del Banco Central, Carlos Melconian  y los integrantes del Directorio (entre ellos Daniel Marx y Marcelo Kiguel) decidieron no tomar en cuenta la investigación de los auditores.

d) Más insólito aún es no percibir que la deuda reconocida (3.700 millones de dólares más alta que la que el Ministerio registraba hasta septiembre del 2013) supone haber aceptado frente a una deuda ilegítima e ilegal que la contrapartida de una negociación que no incluyó una reducción (quita) de capital, sea el reconocimiento de una tasa de interés del 5,7 % duplicando las tasas que suelen caracterizar a este tipo de acuerdos.

e) Peor aún es no decir que esta negociación eleva en 1.150 millones de dólares las necesidades de divisas de la economía argentina de aquí al 2015. Dato este que se incrementa en 1.120 millones de dólares para llegar a 2.270 millones de dólares de nuevos vencimientos al agregarse el ignominioso acuerdo ya firmado con Repsol. Es decir, lo hecho impacta agravando nuestro déficit en divisas y nuestro desequilibrio fiscal. Resulta evidente que para este tipo de acuerdos al establishment empresario y al coro de las consultoras no les preocupa que se desequilibren las cuentas externas y fiscales.

f) El argumento de esta negociación a lo Pirro al igual que el acuerdo con Repsol y el contrato firmado con Chevron se sustenta en que gozaremos en una lluvia de dólares de inversión. No se dice que esa asociación no registra precedente histórico, que las inversiones dependen de las opciones de negocios concretas, y que en todo caso este tipo de negociación a lo Pirro sólo agiganta la visión de que en la Argentina no hay regla alguna y que el “pillaje” está a la orden del día.

g) Tampoco se dice que validar este acuerdo que ha reconocido casi 10 mil millones de dólares de deuda por el hecho de que podamos acceder a nuevos créditos, es propiciar la vieja calesita argentina de endeudarnos para financiar el déficit fiscal ocasionado por las viejas deudas. La nueva deuda que vamos a tomar tiene casualmente por objeto cubrir el déficit fiscal y de divisas que generó este acuerdo impresentable.

Es imprescindible que los argentinos no aceptemos la propuesta de amnesia colectiva que nos propone una parte del establishment político y económico y trabajemos para no volver a tropezar con las secuelas lamentables del ajuste, las visiones ortodoxas y el endeudamiento.

 

(*) Diputado nacional - presidente del bloque Unidad Popular

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias