martes 19 de marzo de 2024 - Edición Nº3650

Economía | 8 ago 2017

Análisis

Jubilados: La reforma previsional y sus secretos

Con la reforma que se avecina, condicionarían al trabajador a seguir cumpliendo funciones “in eternum” a los fines de mejorar una prestación futura lo que lo conminaría a laborar toda la vida para poder sostener la misma condición de ingresos en la vejez, lo que tornaría lo voluntario en forzoso.


Por Christian Hernán González D´Alessandro (*)
Especial para ANDigital


Días atrás, una simple frase del titular de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSeS), Emilio Basavilbaso, despertó toda la polémica: “La edad jubilatoria no es inamovible”.

Al mismo tiempo adelantó que, en su opinión, “lo ideal sería que el sistema sea por edad voluntaria como tienen algunos países donde está la opción de, después de los 65 en el caso de los hombres y 60 en el de las mujeres, seguir trabajando y que tengan un aumento de la jubilación en el futuro”.

Según sus afirmaciones, que una persona pueda trabajar el tiempo que quiera debe ser “voluntario”. Sin embargo la palabra utilizada no parece tener esa connotación y si no se analiza la letra chica, el trasfondo del asunto, lo bueno puede llegar a no serlo.

Inmediatamente al escuchar su simpática frase me hizo buscar en la memoria dónde la había oído antes y recordé cuando en la década de los 90 la forma de encubrir los despidos provenientes de las privatizaciones de empresas estatales, el cierre de las fábricas o la flexibilización laboral producida eran a través de los llamados “retiros voluntarios”, sumas de dinero que se entregaban a los trabajadores para que libremente dejaran sus puestos y se convirtieran en empresarios de kioscos, parripollos o choferes de taxis o remis. El mayor engaño a las ilusiones y derechos de los asalariados.

Actualmente la ley 24.241, de jubilaciones y pensiones, establece que el requisito para el acceso al beneficio previsional es tener 60 años de edad para las mujeres y 65 para los hombres.

En las mujeres, si llegan a dicha edad y son intimadas por el empleador a jubilarse, la opción de continuar por cinco años más es posible pero al tener los 65, al igual que para los hombres, esta se torna obligatoria entre las partes. Es decir, si tanto el hombre como la mujer deciden iniciar su trámite jubilatorio pueden hacerlo sin avisar a su empleador o, si por el contrario es el patrón quien no quiere continuar la relación laboral, éste puede intimar al trabajador a realizar las gestiones pertinentes.

Ahora bien, si ambas partes acuerdan voluntariamente continuar la relación de trabajo y que el trabajador continúe, jubilado o no, en el puesto que ocupa, u otro, puede hacerlo sin problema alguno y desarrollar su tarea hasta cuando quiera.

No obstante, con esta nueva reforma que se avecina, condicionarían al trabajador a seguir cumpliendo funciones “in eternum” a los fines de mejorar una prestación futura lo que lo conminaría a laborar toda la vida para poder sostener la misma condición de ingresos en la vejez, lo que tornaría lo voluntario en forzoso.

Pero no es lo único “voluntario” que propone el titular del ente previsional. Meses atrás, mientras brindaba su informe ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Fondos de Garantía de Sustentabilidad (FGS) en el Congreso Nacional, se refirió a que nuestro país debiera pensar en un sistema de “ahorro voluntario” que nos dejó perplejos a quienes entendemos un poco de seguridad social.

Con el disfraz de lo “voluntario”, Basavilbaso, quiso tapar la palabra clave: Ahorro. Este término comenzó a emplearse en la reforma de 1994 donde se incorporó el sistema privado de jubilaciones gestionado por las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) que tiró por la borda y aniquiló el régimen solidario propiciado por la seguridad social desde antaño.

Las consecuencias que nos dejaron las AFJP no fueron pocas. Hoy unos 300 mil argentinos, beneficiarios de rentas vitalicias, viven con ingresos provenientes, por la gestión de aquellas, menores a un haber mínimo previsional ($ 6.394).

Si, aunque no lo crea, miles de hombres y mujeres viven con un sueldo, si es que se lo puede llamar así, de 200, 500 o 1000 pesos promedio y si este sistema hubiera seguido, ahora, la cantidad se hubiera propagado por millones. Es decir, tendríamos jubilados cobrando miseria: ciudadanos de cuarta en un país festejando lo voluntario.

Emilio Basavilbaso, no obstante, salió a decir que jamás se pensó en el advenimiento de las AFJP porque, según él, “creemos en un sistema público de jubilaciones”. Pero hay que aclararle al señor director que la Argentina siempre tuvo un sistema público aun cuando el ahorro individual se comió el bolsillo de nuestros trabajadores y jugó con la dignidad de los jubilados.

El sistema de seguridad social, desde la reforma de 1994 hasta el 2008, tenía dos pilares uno solidario de reparto, administrado por la ANSeS y otro de capitalización individual, ahorro privado, administrado por los bancos y por algunos sindicatos, pero siempre sostenido sobre la cosa pública. Por eso las suspicacias de sus palabras hacen de lo ingenuo, un plan.

El plan no es ni más ni menos que la vuelta de las políticas neoliberales impuestas por los organismos financieros de créditos, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el nuevo Fondo agiornado llamado OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que no se resignan en absoluto e impostan a los países de la región viejas recetas con nuevas palabras.

Estos organismos no sólo recomiendan la suba de la edad jubilatoria y el sistema de ahorro, sino también el congelamiento de las prestaciones y la reducción de los aportes personales como herramientas de la reforma previsional.

¿Será por eso que en marzo se intentó quitarles a los jubilados una parte de sus aumentos? ¿Será por eso que el Instituto que dirige Emilio Basavilbaso comenzó a apelar los juicios de reajustes para bajarles los derechos a los jubilados metiéndoles compulsivamente la ley de Reparación Histórica que originariamente se pensó y se vendió como voluntaria?

Como notamos, el afloramiento de lo “voluntario” se está tornando cada vez más compulsivo. El Gobierno pretende que los trabajadores y jubilados trabajen toda la vida, y ahorren lo que puedan, para conseguir algo que tal vez jamás llegará: una jubilación digna.

 

(*) Abogado previsional.
Director del Instituto de Derecho de las Personas Mayores y Políticas Gerontológicas del Colegio de Abogados de Morón.
Jefe de asesores de la diputada nacional del Frente Renovador Mirta Tundis.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias