martes 19 de marzo de 2024 - Edición Nº3650

Economía | 4 mar 2019

Análisis

Argentina necesita exportar al nivel de Chile y Uruguay

La preocupación por el precio del dólar es una constante en la vida de los argentinos. Dejará de ser un problema el día que el país aumente sustantivamente sus ventas al exterior. Los vecinos lo vienen logrando.


Informe semanal del Instituto para el Desarrollo Social Argentino –IDeSA-

La Argentina se encuentra en una muy difícil encrucijada. La tasa de interés es muy elevada para recomponer el crédito y, con ello, propulsar la salida de la recesión. Pero apenas se intenta bajarla, el dólar tiende a subir.

En una economía bi-monetaria, donde la gente transa en pesos pero ahorra en dólares, esta inestabilidad cambiaria genera incertidumbre que no ayuda ni a contener la inflación ni a salir de la recesión. En tanto, el mercado continúa trasladando a precios la fuerte devaluación del 2018 por lo que la inflación en los dos primeros meses del año fue superior a la esperada.

Cuando se observa la situación económica en los países vecinos, como Chile y Uruguay, el panorama es muy distinto. La inflación en Chile es de 2,5 % y en Uruguay del 8,4 % anual. El dólar en ambos países subió apenas 8% en todo el año 2018. Las tasas de interés son tan bajas como la inflación, por eso el crédito para la producción y el consumo funcionan con normalidad. De aquí que Chile creció 3 % y Uruguay 1,5 % en el 2018, además de que vienen creciendo moderada pero sostenidamente desde hace varios años lo que hizo que ambos países superaran a la Argentina en Producto Bruto Interno (PBI) per cápita.

Muchos son los factores que explican esta marcada diferencia de desempeños. Pero un indicador muy sugerente que desnuda las diferencias entre los países son las exportaciones por habitante. En este sentido, según datos de los institutos de estadísticas de los tres países se observa que:

• Chile exporta U$S 4.025 por persona.

• Uruguay exporta U$S 2.134 por persona.

• Argentina exporta sólo U$S 1.384 por persona.

Estos datos muestran que tanto Chile como Uruguay tienen la capacidad de generar muchas más exportaciones que Argentina. Esto implica que, en términos relativos, en Chile y Uruguay hay más abundancia de dólares que en Argentina. Esto les permite importar mucho más (Chile importa por el equivalente a U$S 3.000 por habitante y Uruguay a U$S 2.500 por habitante) que Argentina (que importa apenas U$S 1.500 por habitante) sin que esto les provoque inestabilidad cambiaria. Una economía con más importaciones tiene mayor diversidad de precios y calidad tanto de bienes de capital e insumos para la producción como de bienes de consumo para la población, brindando así mayor bienestar.

El problema de fondo de la Argentina es que genera muchas menos divisas que las que necesita para satisfacer sus expectativas de vida. En otras palabras, para hacer crecer la actividad económica y el empleo formal se necesitan crecientes importaciones porque el sector productivo consume muchos bienes intermedios y de capital que se producen en el exterior.

De hecho, el 85 % de las importaciones en Argentina corresponden a máquinas, repuestos e insumos. Asimismo, los argentinos ansían consumir productos extranjeros y viajar al exterior tanto como los chilenos y uruguayos. Pero pretender reactivar la producción, consumir productos extranjeros y viajar al exterior exportando tan poco fatalmente deriva en inestabilidad cambiaria y, asociada a ella, alta inflación y recesión.

El estancamiento y la inestabilidad es un derivado de la baja capacidad de exportar. Dada la abundancia de recursos con que cuenta el país para producir bienes y servicios muy demandados en el mundo resulta hasta contradictorio que Argentina exporte poco.

La explicación son las reglas de juego internas que hacen muy difícil exportar desde la Argentina. Impuestos distorsivos, falta de infraestructura, malas regulaciones, escasos acuerdos comerciales con otros países son elementos que conspiran contra la posibilidad de exportar más. A esto se agrega la inestabilidad en el tipo de cambio, signada por periodos de atraso cambiario seguidos por fuertes devaluaciones que imponen las crisis producto de la escasez de dólares. Este es un comportamiento histórico y lo que se observa en la actualidad como extensión de la falta de dólares y la devaluación del 2018.

El premio Nobel de Economía, Paul Krugman, aun siendo un crítico del librecambismo, reconoce que el sentido de exportar es poder importar. Es la vía para que la gente pueda disfrutar de los bienes y servicios que se inventan en todo el planeta y, además, mejorar sus propias capacidades de producir más dólares y así seguir importando.

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