jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3687

Economía | 11 sep 2020

Datos de la IET

La inflación de los trabajadores fue de 2,6 % en agosto

Incidieron Precios Máximos, regulados y bienes no regulados. El impacto de la suba de los combustibles se notará en los guarismos de septiembre.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) En agosto, la inflación de los trabajadores fue del 2,6 %, levemente por encima del 2,4 % de junio y julio, y acumula un alza de 19 % en lo que va del año y de 40,5 % en los últimos doce meses.

Si en los próximos cuatro meses la inflación se mantuviera en el 2,5 %, 2020 cerraría con una variación de precios acumulada del 31,4 %, según reveló el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).

La inflación de agosto tuvo varios componentes, muchos de los cuales reproducen patrones de los últimos meses, como el congelamiento de precios regulados en electricidad, gas, agua, peajes, prepagas y telecomunicaciones, que también contribuyeron a mantenerla moderada en los últimos meses. El principal precio regulado que se movió en el mes fue la nafta, con un aumento del 4,5 % hacia fines de agosto, y que impactará mayormente en la medición de septiembre, refiere el resumen ejecutivo.

Pero agosto sufrió el impacto del ajuste en Precios Máximos realizado en la segunda quincena de julio. Si bien los precios de los alimentos y productos de higiene y limpieza tendieron a desacelerarse a medida que avanzaba el mes, el arrastre dejado en julio había sido alto. Es la causa por la cual los alimentos treparon 2,7 % en el promedio de agosto (la desaceleración hizo que empezaran el mes en 4 % mensual y lo terminaran en 2 %).

Bienes no regulados como rubros electrónicos, electrodomésticos, muebles o materiales de construcción en su mayoría continuaron liderando la dinámica inflacionaria de meses anteriores. Por ejemplo, heladeras subieron 7,7 %; grifería 7,1 %; cemento 5,6 %; muebles 3,6 %; TV 3,6 % y computadoras 3,1 %. Se trata de productos con demanda importante debido a que son bienes durables ligados al hogar, y cuyo precio en dólares está en niveles históricamente bajos.

Los datos disponibles en el plano de la actividad económica muestran que la economía va recuperándose con grandes diferencias sectoriales. De acuerdo con el INDEC, la industria creció 2,1 % mensual en julio -cifra más moderada que la de mayo y junio, pero que coincidió con el retorno a fase 1 en AMBA en la primera parte del mes-.

Asimismo, la construcción retornó a niveles similares a los de febrero, de la mano mayormente de las refacciones en el hogar, que hicieron impulsar la demanda de materiales de construcción. Las grandes obras públicas y privadas todavía están en niveles reducidos de actividad, lo cual limita la recuperación del sector.

Y aunque el empleo formal asalariado en el sector privado aún no retornó a la senda expansiva, las contracciones se han moderado fuertemente. En abril, el empleo había caído 1,7 %; en junio, esa cifra fue de 0,1%. La industria, que entre 2015 y la pandemia había expulsado empleo casi todos los meses, experimentó un moderado repunte en el empleo. En la medida en que se dinamicen otros sectores de la economía, el empleo total podrá ir recomponiéndose. Aun así, la situación todavía es compleja.

De cara al futuro, la recuperación económica dependerá de cuatro factores: 1. qué ocurra con la pandemia; 2. qué pase con el mercado interno; 3. dinámica de los principales socios comerciales y 4. qué ocurrirá con la brecha cambiaria.

La situación sanitaria se ha complejizado significativamente en el interior del país, donde hasta ahora la afectación económica había sido relativamente menor a la del AMBA. Por su parte, en el AMBA la situación luce tensa aún, pero estable. Eso ha hecho que gradualmente la actividad económica -que estaba muy deprimida- se fuera recomponiendo (aunque aún permanece en niveles muy por debajo del COVID-19).

A nivel del mercado interno, la recuperación vendrá en la medida en que se recomponga el poder adquisitivo de los hogares (donde al fuerte golpe registrado entre 2015-19 se le suma el de la pandemia). Y el avance de la actividad económica también dependerá de lo que ocurra con los socios comerciales, por la vía de la demanda externa.

El panorama internacional, si bien todavía es complejo, muestra signos de que lo peor (que se dio en abril) pasó: la mejora de China tiene impacto favorable en el precio de algunos commodities; y la recuperación de Brasil está contribuyendo a ampliar la demanda del complejo automotriz, relevante por su rol como dinamizador del empleo en varios sectores industriales.

Pero será clave lo que ocurra con la brecha cambiaria. En la medida en que permanezca elevada, la posibilidad de acumular reservas internacionales -elemento fundamental para financiar el aumento de las importaciones que toda expansión económica requiere- seguirá limitada. (ANDigital)

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