jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

El Fierro | 29 nov 2016

Opinión - La Hora Política

Las enseñanzas de la Revolución Cubana

Ante el fallecimiento de Fidel Castro, los propagandistas de “lo posible” tratan de drogar a la juventud con el veneno del escepticismo. Cuando el socialismo habló en nuestra lengua. La semana política desde la mirada de Ricardo Fierro.


 

¡Viva la Revolución Cubana!

El fallecimiento de Fidel Castro desató un gran debate sobre la gloriosa Revolución Cubana.

El ejército rebelde comandado por Fidel Castro había triunfado en las Sierras, sus columnas comandadas por el Che Guevara, Camilo Cienfuegos y Raúl Castro se aproximaban a La Habana, huyó Fulgencio Batista, el dictador títere de los yanquis, y el pueblo se insurreccionó en La Habana y otras ciudades, ocupando todos los cuarteles militares y policiales. La revolución había triunfado.

El gobierno revolucionario realizó una reforma agraria que barrió con el latifundio terrateniente entregando la tierra a los campesinos, nacionalizó las empresas yanquis, entre otras tareas, y proclamó el socialismo. Fue una revolución que tuvo como protagonista al pueblo cubano. Las conquistas revolucionarias de Cuba encendieron el corazón y los puños de millones en toda América Latina y en el mundo, y abrieron un camino en América Latina.

El imperialismo yanqui, y los herederos de los terratenientes, gerentes de monopolios y funcionarios de Batista, que fueron expropiados por la revolución y se refugiaron en Miami, salieron a “festejar” la muerte de Fidel, junto a su nuevo jefe, el fascista imperialista Trump.

Ni amo viejo ni amo nuevo, ningún amo

Resueltas por la revolución las tareas agrarias y antiimperialistas, se abrió un gran debate en Cuba. El Che lideró a los que impulsaban un camino independiente, pugnando por un desarrollo integral de la nueva economía planificada. Dio el ejemplo con su práctica de trabajo voluntario, de lucha por “el hombre nuevo” solidario. Y alertó que la URSS imponía a los países que se le subordinaban las mismas relaciones de dominación que los países imperialistas. Fidel definió el debate, aceptó la subordinación a “la división internacional del trabajo” que le impuso Rusia, donde se había restaurado el capitalismo, y se había convertido en una potencia imperialista. Cuba fue condenada a ser monoproductor de azúcar. Cerrado el camino revolucionario en Cuba, el Che buscó nuevos rumbos para la lucha revolucionaria.

Desde entonces a hoy, Cuba mantuvo en alto las banderas de la lucha contra el bloqueo, la invasión y las provocaciones del imperialismo yanqui. Lo debió hacer en las condiciones impuestas por la dependencia de la URSS, hasta el derrumbe. No fracasó la Revolución Cubana, como agitan hoy los propagandistas de “lo posible”, tratando de drogar a la juventud con el veneno del escepticismo. En esa dura lucha contra el imperialismo yanqui, lo que fracasó fue el camino de subordinarse a la otra potencia imperialista, Rusia.

La Revolución Cubana fue posible y sus conquistas fueron gloriosas. Lo sigue siendo su lucha contra el imperialismo yanqui. Las enseñanzas de esa revolución siguen siendo válidas. Y son válidas las enseñanzas del fracaso del camino de apoyarse en un imperialismo para resistir a otro. Son enseñanzas válidas hoy, cuando el 1% dueño de monopolios, latifundios y bancos, tienen más en sus bolsillos que el 99% de la población mundial; un mundo en el que Trump ya mostró los dientes contra Cuba, y se agrava la pelea por la hegemonía mundial de Estados Unidos con China, la otra superpotencia imperialista.

Un año de lucha contra el ajuste de Macri

No fue fácil el camino de la lucha que le abrió la mano a Macri. Comenzó con una jornada de la CCC, a pocos días de asumir el nuevo gobierno, en un escenario político dominado por el “darle tiempo” y “darle gobernabilidad” a Macri, de amplios sectores, frente a la herencia de Cristina K y sus planes de “volver en 6 meses”.

El clima social se fue caldeando con los despidos, la inflación agravada por la devaluación y luego los tarifazos, provocando la caída de los salarios, las jubilaciones y los planes sociales. La recesión fue desmintiendo el discurso oficial; un discurso que iba corriendo el arco, de un trimestre a otro, sobre la recuperación de la economía que sigue sin llegar. Hasta que los datos del Indec ratificaron lo que ya se conocía del hambre y la pobreza: ¡hasta en la Capital Federal crecen día a día las villas!

Hubo grandes luchas de estatales, docentes, bancarios, petroleros, acero, construcción, y tantos otros gremios contra los despidos y por paritarias. Marchas y cortes de ruta de los campesinos y los originarios de las provincias y los cinturones verdes. Los estudiantes salieron a la calle. La lucha contra los tarifazos se multiplicó en puebladas. Se unió el movimiento obrero en el gran acto del 27/4. Se unificó la CGT y aprobó un paro que no se hizo. Las mujeres, con jornadas y su Encuentro masivos, volvieron a las calles el 25, contra la violencia que sufren.

La lucha le abrió la mano a Macri

El 7 de agosto, la CTEP, la CCC y Barrios de Pie, marcharon desde San Cayetano a Plaza de Mayo. Irrumpió el hambre y la pobreza, y la fuerza unitaria que los expresó, con sus propuestas para la emergencia social y laboral. Después hubo entrevistas con la CGT unificada, también con las CTA. Los campesinos pobres y los originarios llegaron a Buenos Aires con sus reclamos, el 4/11, mostrando lo que se ocultaba.

Macri, desde Roma, dijo que iba a vetar la ley de emergencia social y laboral. Sus ministros se burlaban de ese proyecto de ley. Máximo Kirchner les dio una mano atacando al acto del 18/11, coincidiendo, de hecho, con el sectarismo testimonial de grupos trosquistas.

Pese a todo, el 18/11, “los cayetanos” junto a la CGT, unieron a los trabajadores en los reclamos por la emergencia social y laboral. El gobierno quedó malparado, debió abrir la mano. Debió sentarse a negociar en serio, con los representantes de la Argentina informal, desocupados y cooperativistas. Y no pudo seguir bicicleteando su promesa sobre el robo a los salarios con el impuesto a las ganancias. Se ganó un round, se conquistó una parte muy importante de lo que se reclama. Pero aún deben dar respuesta a los reclamos de la Marcha Multisectorial de las Economías regionales, tiene que aprobarse la ley de emergencia social y laboral, ser reglamentada, y ejecutarse lo que está escrito en los papeles. La situación no es para bajar la guardia. La lucha es larga.

El 4, vamos al picnic del hoy y La Chispa

El gobierno confía en que la polarización Macri o Cristina, en las próximas elecciones, va a dividir a los que están unidos en las calles. La cúpula kirchnerista va a ese juego, como se vio en los ataques que hizo contra el acto del 18. Sostener la unidad para la lucha, y lograr que se exprese, con fuerza, también en las elecciones, es la otra gran batalla en curso.

De hecho, la irrupción de lo de más abajo, de la mano de “los cayetanos”, y los acuerdos de unidad para la lucha, con la CGT, también con las CTA, ATE, FAA y FUA, es una piedra en la zapatilla (una piedra grande) frente a la falsa polarización Macri o Cristina. En un mundo con una feroz disputa entre los imperialismos, y gran incertidumbre, la malaria social y económica que vivimos seguirá tiñendo el 2017 (nadie se atreve a pronosticar cuando saldremos del pozo).

En esas condiciones, como se recoge en las salidas a afiliar al PTP y al Partido Frente Popular, hay mucha discusión política en las masas. Hay sectores que siguen dándole tiempo a Macri, otros lo van calando, y crecen los embroncados. La cúpula kirchnerista pierde terreno. Grandes sectores buscan una fuerza para defender sus conquistas y avanzar. Una fuerza que abra un camino popular, antioligárquico y antiimperialista, hacia el futuro que se ve tormentoso. El desafío es grande; la posibilidad abierta también es grande. Es hora de atreverse. Y de disfrutar en el picnic del hoy y La Chispa.-

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