jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Espectáculos | 2 jun 2020

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Restaurado en imagen y sonido, salió a la luz el mítico primer concierto de Serú Girán

Pasó a la historia por ser duramente cuestionado por la crítica y buena parte del público. La Opinión condenaba los “coros hermafroditas” del grupo.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) El primer concierto de Serú Girán, realizado el 3 de noviembre de 1978 en el Estadio Obras Sanitarias, mítico por haber defraudado las altas expectativas de buena parte del público presente y haber sido duramente cuestionado por la crítica, fue publicado por primera vez en YouTube por un coleccionista, que además restauró la imagen y el sonido.

Fue la primera vez que la banda integrada por Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro mostró en público las canciones del primer disco, preparado en Brasil; ocasión para la cual contó con una orquesta sinfónica dirigida por Daniel Golderg.

El proyecto generó una alta expectativa en el público debido a que Charly, Lebón y Moro ya contaban con una importante trayectoria en grupos fundamentales del rock argentino y un alto nivel de popularidad. Sin embargo, hubo una pésima recepción en los espectadores, que quedaron desorientados con la propuesta.

Una crónica del diario La Opinión condenaba los “coros hermafroditas” del grupo, en tanto que un influyente crítico musical lamentó, de manera irónica, que el concierto haya sido protagonizado “por los dobles de Serú Girán”.

Ese comentario inspiró la tapa de “La Grasa de las capitales”, segundo disco de la banda, parodiaba la tapa de una famosa revista y mostraba a los integrantes del grupo como si fueran sus propios dobles.

De todos modos, en su libro de 2018 Serú Girán, la historia, el músico y periodista Walter Domínguez subraya: “me toca discrepar con las crónicas de la época. Compré platea (todo lo que se conseguía ahorrar se invertía en rock: shows, discos e instrumentos de segunda mano) y allí fui. Incomodísimo en esas sillas de plástico duro y patas de metal, para mí era todo un acontecimiento. No lo noté esa noche (estaba entre obnubilado por lo que veía y en trance por lo que escuchaba), pero parece que a la gente no le gustó. Para mí, fue glorioso”.

En una entrevista con ANDigital, Domínguez remarcaba que “en el momento del hacelo tú mismo, ellos se jugaron y lo hicieron. Sea con SG Discos o produciendo sus shows. Tuvieron la conducta de bancarse las ganancias y las pérdidas”.

“Es raro encontrar una banda con cuatro tipos tan sólidos en que la suma sea superior a las partes. Todo iba en función de la banda. Tres cantantes de primer nivel que bien supieron demostrar que se la bancan cantar solitos y lo hacían juntos”, describía.

Y aseveraba que “estaban en un pico de solvencia profesional y creatividad. Hay bandas que tienen esa clase de musicazos, como fue Spinetta Jade, pero detrás del proyecto del Flaco”.

En cuanto al primer show, Domínguez contrapone: “el concierto ofrecía circuito cerrado de video. A la banda se sumaba una orquesta sinfónica de 24 músicos para replicar, con la mayor fidelidad posible, el sonido y los arreglos del álbum debut. En las pequeñas pantallas se vio cómo salían a escena los cuatro Serú. Moro, Pedro y David vestidos de blanco, Charly con una malla negra y saco. Fue un recital de ensueño. Parecían inmensos. El grupo sonaba fuerte y la orquesta realzaba las partes más líricas de las canciones. ‘Eiti leda’ fue una gloria; ‘Serú Girán’, un viaje a la galaxia. Lebón se acercó al micrófono y largó “de chiquito no, pero ahora de grande… qué puto que soy”. El tema disco ‘Gertrudis’, era otra broma -fue editado como ‘Disco-Shock’. A algunos, sin embargo, no les resultó nada divertido. Más que un chiste, el ‘rajá de acá, Gertrudis’ les pareció una ofensa al atildado y estructurado comportamiento rockero que se concebía entonces, más cerca de lo intelectual que del baile”.

En una nota de 2002 para la Rolling Stone, Charly García fue categórico: “En Obras nos fue como el culo. Tocamos con una orquesta sinfónica que no se escuchaba una mierda. Había gente, estaba lleno, pero no cuajó. Nos tuvimos que hacer de abajo. Siempre nos acordamos de las críticas. Decían que no decíamos nada por la paranoia que teníamos, que nos habíamos vendido porque tocábamos una canción en joda. Estábamos a miles de kilómetros de Sui Generis, de La Máquina, de la Argentina, de todo… no sé que corno esperaban.

Finalmente, Domínguez recuerda en su libro: “luego de ese concierto iniciático (en muchísimos sentidos), Serú Girán cerró el año con una serie de recitales en diciembre en el Teatro Premier de la calle Corrientes, en pleno centro porteño. Ya sin orquesta y con la formación de cuarteto solidificada, las canciones se tornaron más poderosas y agresivas, a tono con lo que el público -y esa ciudad oscura y violenta de la dictadura militar- les pedía. Para entonces, Serú había comenzado a fortalecerse en el vivo… (ANDigital)

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