sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3682

Interés general | 1 jul 2009

Salud

A mayor edad, menos sueño

Al nacer, las horas de reposo se estructuran en base al amamantamiento, mientras que a partir del año comienzan las alteraciones. En el secundario hay una gran diferencia entre la rutina semanal y la de viernes y sábados ¿Cómo cambian los hábitos de sueño a lo largo de la vida?


CAPITAL FEDERAL, Junio 18 (ANDigital) Entre la tierna imagen de un bebé durmiendo y las largas noches de insomnio producidas por los problemas laborales y el estrés característico de los adultos, existe un largo camino. A medida que pasan los años, se van produciendo modificaciones en la cantidad y la calidad del sueño que alteran el equilibrio de las personas.

Los bebés duermen entre 15 y 20 horas por día, con unas pocas interrupciones que suelen obedecer a la necesidad de alimentarse o de cambiar el pañal; mientras que ya entre los 12 meses y los tres años comienzan a producirse despertares nocturnos que no sólo reducen las horas de sueño (aproximadamente 10), sino que además crean la necesidad de una rutina que irá y vendrá a lo largo de toda la vida: la siesta.

“Los recién nacidos duermen entre 15 y 18 horas por día, en períodos de entre 3 y 4. Sin embargo, una vez transcurrido el primer mes de vida, los tiempos comienzan a adaptarse a la vida que el bebé esté desarrollando, y se genera un gradual incremento del sueño nocturno y la vigilia diaria. Así llegamos a los seis meses, por ejemplo, momento en el cual de noche los niños ya duermen de corrido aproximadamente seis horas; después del año y más que nada hasta los tres comienzan a aparecer otra vez cambios y actividades que imponen modificaciones, entre las cuales se destaca la siesta, que por lo general se toma en las primeras horas de la tarde”, consigna el Dr. Daniel Pérez Chada, jefe del Servicio de Neumonología, especialista en Medicina del Sueño y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral.

“Durante estos años, los trastornos del sueño más frecuentes son las pesadillas, el sonambulismo, la somniloquia (hablar dormido), el insomnio, la enuresis, el bruxismo, los ronquidos, los terrores nocturnos y el síndrome de apnea obstructiva crónica”, añade el especialista.
 
Sin embargo, a medida que pasan los años, tanto las obligaciones –escuela, actividades extracurriculares, deportes–, como las angustias y problemas personales van ganando terreno y causan que, de a poco, esos niños que dormían plácidamente largas horas comiencen a presenciar la merma tanto de la calidad como de la cantidad de descanso.

“En la época de colegio, y más aún en la primaria, los chicos suelen estar muy alertas, con lo cual prácticamente no se registra somnolencia diurna. Luego, en la adolescencia se produce el fenómeno inverso, ya que muchos jóvenes se quedan despiertos hasta tarde, con lo cual durante el día sienten una mayor necesidad de descansar. Las rutinas se alteran notablemente, sobre todo los fines de semana, noches en la cuales se registran grandes diferencias respecto a que sucede de lunes a viernes”, postula Pérez Chada.


La utilidad de la siesta

“En los niños de 4 a 5 años, dormir la siesta durante el día es útil para ayudarles a reducir la hiperactividad, la ansiedad y la depresión”. Esta es la principal conclusión a la que arribaron los responsables de un estudio del cual participaron 62 niños que se clasificaron en dos grupos: los que dormían la siesta (77%) y los que no (23%). 

Basándose en informes de la familia y el círculo íntimo, los investigadores de la Universidad estatal de Pensilvania en los Estados Unidos manifestaron, en la más reciente reunión anual de la Associated Professional Sleep Societies, que “los chicos que dormían un promedio de 3,4 horas semanales de siesta eran menos propensos a tener problemas sociales y de comportamiento”.

“La edad en la que los niños están listos para dejar de dormir la siesta varía mucho; por eso yo sostengo que lo mejor es que los padres dispongan en la vida de sus hijos un ‘período de descanso’ para que ellos puedan dormir la siesta en caso de que lo necesiten”, sostiene el Dr. Brian Crosby, autor principal de la experiencia.


Algunos consejos útiles

Para que los niños puedan disfrutar mejor del sueño, los especialistas recomiendan:

--) Establecer rutinas claras, tanto para dormir como también para hacer la tarea, tomar el té, bañarse, mirar televisión, comer y acostarse.

--) Evitar la colocación de dispositivos electrónicos como televisores, computadoras y videojuegos en los dormitorios.

--) Evitar acostarse inmediatamente después de haber comido.

--) Ventilar las habitaciones.

--) Consultar al médico en caso de que las alteraciones del sueño sean frecuentes. (ANDigital)

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias