jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3687

Interés general | 19 ene 2014

Un informe al pedo

El ABC de las flatulencias

Los gases intestinales provienen en un 90% de aire que se ha ingerido por la nariz o la boca, y un 10% es gas endógeno producido dentro del tracto digestivo. Este último es el que generá su mal olor. Todo sobre el desagradable flato.


CAPITAL FEDERAL, Abril 27 (ANDigital) Las personas liberan un promedio de 0,5 y 1,5 litros de gases durante el día. Sus principales componentes son gases inodoros ingeridos o producidos por el cuerpo: nitrógeno, oxígeno, metano (producido por microbios anaerobios), dióxido de carbono, e hidrógeno. El olor proviene de otros constituyentes, a menudo derivados del azufre, lo que le da ese aroma siempre desagradable.

La flatulencia está compuesta principalmente por nitrógeno, y no por metano, como comúnmente se cree. De hecho, algunas pruebas sugieren que dos de cada tres personas no expulsan metano en sus gases. La mayor parte del metano lo producen bacterias que se encuentran en el interior de la apertura anal. El metano y el hidrógeno son inflamables, por lo que algunas flatulencias son susceptibles de prenderse.

 

El olor

La mayoría de las veces, la ventosidad expelida suele tener un olor desagradable, similar al olor de la manteca rancia, debido al ácido butírico y a compuestos del azufre, como el sulfuro de hidrógeno (olor a huevos podridos), y el disulfuro de carbono, todos ellos producto de la ruptura de proteínas. Los gases también contienen partículas aerosolizadas de excrementos, aunque en cantidades minúsculas.

Los gases intestinales provienen en un 90% de fuentes exógenas y un 10% es de origen endógeno. El gas exógeno es aire que se ha ingerido por la nariz o la boca. El gas endógeno se produce dentro del tracto digestivo. Los gases endógenos se producen como derivados de la digestión de cierto tipo de comida. Los alimentos que producen flatulencias son, por lo general, ricos en carbohidratos complejos, y se incluyen frejoles, leche, cebollas, batatas, castañas, brócoli, coles, alcauciles y levadura del pan.


La culpa la tienen los porotos

En los porotos, los gases endógenos provienen de los oligosacáridos, carbohidratos que son resistentes a la digestión, por lo que pasan al intestino delgado prácticamente sin modificar, y cuando alcanzan el intestino grueso, las bacterias se alimentan de ellos, produciendo una abundante cantidad de gas.

Las bacterias intestinales que se alimentan de la lactosa, en el caso de personas con intolerancia a este disacárido, pueden producir un aumento excesivo de gas cuando se consume leche u otras sustancias que contienen lactosa.


El ruido

Los sonidos comúnmente asociados con la flatulencia se producen por la vibración de la apertura anal. El sonido varía dependiendo de lo contraído que se encuentre el músculo del esfínter y la velocidad en la que se propale el gas, así como otros factores como la humedad y la grasa corporal.

El gas llega al ano siguiendo los mismos movimientos peristálticos que las heces, produciendo sensaciones similares de urgencia e incomodidad. Las terminaciones nerviosas en el recto aprenden a distinguir entre gases y heces.


Flato, pedo, gas

El origen de la palabra pedo viene del latín “peditum”. El verbo asociado es “peer”, del latín “pedere”. Está definido en el diccionario de la Real Academia Española como una “ventosidad que se expele del vientre por el ano”.

Cuando los pedos se expulsan de forma repetida se le conoce como “pedorreo,” y es un “pedorro”, “pedorrero” o “pedorriento” quien se “pee” muy frecuentemente.

En Argentina, la palabra pedo posee varios significados: en pedo significa “estar borracho”; estar al pedo es “estar desocupado”, hacer algo al pedo es hacerlo “innecesariamente”; ir a los pedos es ir “a gran velocidad”, lograr algún objetivo de pedo es hacerlo “de casualidad”. (ANDigital)

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