martes 23 de abril de 2024 - Edición Nº3685

Interés general | 23 ago 2016

Stand up desde la curia

El show de Aguer: Ahora arremetió contra el “vicio” de “fornicar”

El arzobispo de La Plata dijo que “hay récords notables de señoritas que cambian de ‘novio’ cinco o seis veces al año” y “se supone que no se reúnen con ellos a leer la Biblia”. También se quejó del “petting descontrolado en lugares públicos” y de los trajes de baño femeninos “que se reducen a tres trocitos simbólicos de tela”. Por si ello fuera poco, alertó por el “negocio de los anticonceptivos”.


LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) El arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, volvió a la palestra por sus ortodoxas posturas y a través de una columna titulada “la fornicación”, aclaró que no cita “la definición del catecismo sino la del diccionario: ‘tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio’”.

Dijo que “este vicio se ha convertido en algo trivial, común, insustancial” y que lo llama “vicio porque el diccionario define ‘fornicario: que tiene el vicio de fornicar’. Él o ella en principio, aunque hoy día la ‘igualdad de género’ permite otras combinaciones, antinaturales”.

A través de un análisis publicado en el diario El Día, el religioso ejemplificó con el mundo de la farándula, al advertir que “hay récords notables de señoritas que cambian de ‘novio’ cinco o seis veces al año; se supone que no se reúnen con ellos a leer la Biblia. Antes, a estos comportamientos y a las personas que los practicaban se les aplicaban otros nombres”.

También puso como ejemplo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Expuso que “el Ministerio de Salud de Brasil envió 9 millones de profilácticos, 450 mil destinados a la Villa de los Atletas, donde se hospedaban 10.500 deportistas de todo el mundo, más los técnicos”.

“La prensa brasileña hizo un cálculo: 42 condones por cada atleta, teniendo en cuenta los 17 días de duración de las competencias. La preparación para las mismas impone, como es lógico, la abstinencia, pero después de cada competición; ¡a coger atléticamente! No se asuste el lector por el uso de este verbo, no incurro en una grosería impropia de un obispo”, alegó Aguer.

Acto seguido, expuso que “la cultura fornicaria se va extendiendo sin escrúpulo alguno es un signo de deshumanización, no es propia de mujeres y varones como deben ser según su condición personal. Algo de no humano, de animaloide aparecería en esa conducta”.

“Pienso en el ‘petting’ descontrolado en lugares públicos. Valga una muestra del impudor hodierno: los ‘trajes’ de baño femeninos que se reducen a tres trocitos simbólicos de tela; ¿no sería más sincero que en la playa o la pileta se presentasen desnudas?”, planteó el académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas

De todos modos, no cargó “la cuenta sobre el bello sexo; era tradicional que el varón tomara la iniciativa, y lo hace muchas veces abusando de su vigor, aunque las artes de la seducción no le sean ajenas, ahora desplegando instrumentos cosméticos, gimnásticos y hasta quirúrgicos. Por no hablar del cine, la televisión y las series de internet; a la pornografía la camuflan verbalmente hablando de escenas fuertes”.

Finalmente, indicó que “es fácil comprender que el acto sexual tiene una doble finalidad: es unitivo y procreativo. El gesto de la unión corporal acompaña, ratifica e incentiva la unión de las almas. La fornicación lo convierte en una gimnasia superficial y provisoria, propia de parejas desparejas, sin el compromiso de por vida que integra la expresión sexual en el conjunto de la convivencia matrimonial, con la apertura a los hijos”.

“Una señal alarmante de deshumanización se manifiesta en el lenguaje: novio-novia, ex novio- ex novia, pareja-ex pareja, ya no marido y mujer, esposo y esposa; aquello debe llamarse, en realidad, concubinato. Las consecuencias personales y sociales se pueden percibir en la orfandad afectiva –e incluso efectiva- de tantos niños y adolescentes y la cantidad superior de abusos que se registra precisamente en el interior de esas formas de ‘rejunte’, que no son verdaderas familias”.

También alertó que “el negocio de los anticonceptivos ha ocultado la sabia disposición de la naturaleza, que ordena en la mujer los ritmos de fertilidad. Todo ha sido bien hecho por el Creador, y el capricho humano se niega a utilizarlo, lo burla a su placer”.

También fustigó “la entrega en adopción de niños a ‘matrimonios igualitarios’”, pues “los enciclopedistas anticatólicos del siglo XVIII se horrorizarían de semejante atentado a la razón”.

“Para nosotros, cristianos, a la destemplanza del incontinente la sana una especie concretísima de la templanza que se llama castidad”, remató monseñor Aguer. (ANDigital)

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