jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Interés general | 30 mar 2017

Acto en el Rectorado

Pérez Esquivel es Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de La Plata

El Nobel de la Paz recibió la máxima distinción de la Casa de Altos Estudios en reconocimiento a su lucha por los derechos humanos. En su mensaje, sostuvo que “es fundamental lograr la unidad del pueblo argentino desde la diversidad para construir una patria más grande”. También remarcó que “el pueblo tiene derecho a recibir enseñanza pública y eso es responsabilidad del Estado”.


LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) La Universidad Nacional de La Plata distinguió este jueves con el título “Doctor Honoris Causa” al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, por su lucha incansable en defensa de los Derechos Humanos.

En un emotivo acto, con el Rectorado colmado de público, la ceremonia de entrega de la máxima distinción que otorga la Casa de Altos Estudios estuvo encabezada por la vicepresidenta académica, Ana Barletta, acompañada por la prosecretaria de Derechos Humanos, Verónica Cruz.

Participaron además dirigentes de la Federación Universitaria de La Plata; las Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas y Herenia Sánchez Viamonte; representantes de la Comisión Provincial por la Memoria; decanos; autoridades universitarias; docentes; graduados y estudiantes.

Vale mencionar que la propuesta de este reconocimiento -aprobada por unanimidad por el Consejo Superior de la Universidad-, surgió de la Federación Universitaria de La Plata junto con los Consejos Directivos de las facultades de Humanidades y Ciencias Exactas.

Para Barletta es un honor entregar “la máxima distinción a un hombre de trayectoria ejemplar, de los primeros luchadores que tuvieron la plena conciencia de instalar la defensa de los derechos humanos en Argentina”.

Luego de destacar el invalorable aporte de Pérez Esquivel siempre en favor de los sectores más pobres, en nombre de los pueblos de América Latina y del mundo, la vicepresidenta calificó esta entrega como “un acto único, singular y de merecido reconocimiento para alguien que contribuyó con su trabajo a la organización de organismos en defensa de los Derechos Humanos, como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”.

“Adolfo es un activista y militante de los derechos humanos que fundamentó su lucha en nombre de la paz y la justicia, con una vida marcada por la coherencia y convicciones inquebrantables que lo convierten en modelo ejemplar”, sentenció la vicepresidenta.

Al recibir la distinción, el titular del Servicio de Paz y Justicia resaltó que “hoy en el mundo hay más de 36 muros como el de Berlín pero los más difíciles de derribar son los que existen en nuestras mentes y en nuestro corazón. Hay que derribar los muros de la intolerancia y la violencia”.

“Hoy es fundamental lograr la unidad del pueblo argentino desde la diversidad para construir una patria más grande”, dijo el premio Nobel de la Paz, al tiempo que remarcó que “tenemos el desafío de un nuevo contrato social donde democracia y derechos humanos son indivisibles”.

Acto seguido, se refirió además a la situación de la educación pública en el país y en ese sentido indicó que “el pueblo tiene derecho a recibir enseñanza pública y eso es responsabilidad del Estado”.

Antes de finalizar el acto, recordó su reciente viaje a las Islas Malvinas como presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, y reivindicó la lucha por lograr la identidad de los 123 soldados NN que se encuentran enterrados en el cementerio de Darwin.

“Los 123 soldados caídos y aún sin identificar son doblemente héroes, pero no puede haber héroes sin rostro, sin familia y sin memoria, por eso en junio van a recuperar su identidad”, concluyó el Premio Nobel de la Paz en referencia a la misión humanitaria encabezada por la Cruz Roja internacional y un equipo de forenses especializados que en los próximos meses se abocarán a la tarea de identificar los restos de los soldados argentinos.

Adolfo María Pérez Esquivel egresó de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP y más tarde se convirtió en docente de la Facultad de Arquitectura de esta casa de estudios. Durante 25 años enseñó en escuelas primarias, secundarias y en la Universidad, además de trabajar como escultor.

En la década del 60 comenzó un trabajo con organizaciones de base de movimientos cristianos y fundamentalmente con los sectores más pobres. Posteriormente participó de los movimientos de no violencia y en 1973 publicó el periódico “Paz y Justicia” para difundir esa filosofía.

Ocurrido el golpe militar de 1976, Pérez Esquivel contribuyó a la organización de organismos en defensa de los Derechos Humanos. Así surgieron movimientos como los de Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.

El Servicio Paz y Justicia fue un ámbito de apoyo y defensa de los Derechos Humanos y desarrolló una fuerte campaña internacional para denunciar las atrocidades de la dictadura.

En agosto de 1976 fue detenido, torturado y permaneció en prisión 14 meses y en libertad vigilada otro tanto.

En 1980 recibió el premio Nobel de la Paz por su trabajo en defensa de los derechos Humanos. En su discurso de aceptación le afirmó al mundo que no lo asumía a título personal sino “en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios; en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad”.

El profesor Pérez Esquivel es además, presidente del Consejo Honorario del Servicio Paz y Justicia América Latina, presidente ejecutivo del Servicio Paz y Justicia Argentina, de la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires, de la Liga Internacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos, de la Academia Internacional de Ciencias Ambientales, de la Fundación Universitat Internacional de la Pau de San Cugat del Vallés (Barcelona), y del Consejo Académico de la Universidad de Namur, Bélgica.

También es miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos, del Comité de Honor de la Coordinación internacional para el Decenio de la no-violencia y de la paz, del Jurado Internacional del Premio de Derechos Humanos de Núremberg, del jurado del Premio de Fomento para la Paz “Felix Houphouet Boigny” de la UNESCO, del programa de educación internacional “Peacejam”, del Consejo Mundial Proyecto José Martí de Solidaridad Mundial, del Consejo Asesor del Canal Telesur y del Consejo Directivo del Instituto Espacio para la Memoria (IEM). (ANDigital)

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