Un día para renovar fuerzas

Por Pastor de Nevares (*)

Este 1° de mayo celebramos, una vez más, el Día del Trabajador. Esto me hace reflexionar acerca de todas aquellas personas que se tomarán un descanso, haciendo honor a ese día, y a tantos otros que por desempañarse en áreas como salud, seguridad o servicios públicos no podrán hacerlo, dado lo imprescindible de su tarea y el impacto que ello tiene en la sociedad.

Sin dudas, estos últimos tienen, y tendrán siempre, todo nuestro reconocimiento y valoración, aunque muchas veces ese reconocimiento no se manifieste.

Están también aquellos que quizás sientan que no tienen nada que festejar, por encontrarse en la penosa tarea de tener que salir cada mañana a buscar trabajo. Esto debería hacernos sentir y valorar el trabajo que tenemos como una gran bendición.

Muchas veces, por distintos motivos, podemos llegar a verlo como una carga muy dura. Sin embargo, cuando no lo tenemos esa carga se transforma en una situación muy difícil de sobrellevar.

Y es que el trabajo tiene una importancia fundamental en la vida de las personas. Por eso, aquellos empleadores que tienen responsabilidad sobre la vida de los demás, deberían procurarles un trabajo digno, ofreciéndoles un clima favorable y un salario que les permita alcanzar su bienestar.

Por su parte, el trabajador tiene como desafío aspirar al trabajo bien hecho, al cuidado de las cosas -aún de las más pequeñas-, a trabajar con alegría y a hacer felices a quienes lo rodean. Pero sobre todo a poner pasión en el trabajo, aunque este sea una simple tarea. De ese modo, la motivación irá más allá de lo económico para ubicarse en el plano trascendente.

Que este nuevo Día del Trabajador renueve nuestras fuerzas para poder cumplir nuestros sueños y alcanzar todo aquello que nos proponemos.

(*) Profesor de la carrera Psicología de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.-