viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº3660

Interés general | 13 oct 2020

Análisis

Volver a las aulas: Un retorno emocional dentro de la nueva normalidad

Ya sabemos que la escuela de febrero del 2020 caducó. La virtualidad también nos mostró que se puede aprender en otros espacios. Sin embargo, el vínculo es de lo único que no podemos prescindir, un aprendizaje sin “otros” no es significativo.


Por Susana Kunzi (*)

Después de siete meses, finalmente se decidió el retorno a las aulas donde cada jurisdicción decidirá, de acuerdo a un semáforo epidemiológico, las condiciones de ese regreso. Las prioridades serán para quienes cursen el último año de primaria y secundario y también para aquellos no hayan tenido ningún contacto con las instituciones.

Un reciente informe de UNICEF indica que la educación se ha interrumpido para toda una generación. El punto más crítico fue en abril donde el 91 % de los estudiantes del mundo, en más de 194 países, se encontraban desescolarizados, con grandes consecuencias y quiebres en sus vidas y su bienestar físico y emocional.

Si bien la mayoría de los países trabajan para encontrar un equilibrio que permita la concurrencia sin promover aún más la propagación del COVID-19, Argentina comienza a dar un primer paso fundamental.

Ante esta posibilidad, surge la pregunta sobre cómo volver y qué priorizar en esa presencialidad. Porque si bien estamos frente a una nueva habitualidad que nos demandará pensar estrategias para el cuidado de los alumnos y profesionales de educación, nos encontramos con que mantener el distanciamiento social es tan esencial e importante como lo es pensar el retorno emocional de aquellos jóvenes y niños, que han permanecido confinados durante tanto tiempo.

Ya sabemos que la escuela de febrero del 2020 caducó. La virtualidad también nos mostró -y demostró- que se puede aprender en otros espacios, además de las instituciones educativas. Sin embargo, el vínculo es de lo único que no podemos prescindir, un aprendizaje sin “otros” no es significativo. Para el progreso educativo de nada sirve discutir el espacio si el vínculo no está presente. Y el profesional de la educación es prioritario para acompañar este proceso.

Fernando Savater fue concreto: no necesitamos almacenes sino fábricas de ideas, esto es lo que posibilitará que la re vinculación sea la posibilidad de pensar una escuela de calidad y equidad que incluya a todos.

La mezquindad de opiniones e individualidades, la falta de respeto y escucha, no tienen lugar si queremos mejorar el desempeño educativo de nuestros jóvenes. Más bien, los decisores y líderes de opinión, deberían tener la capacidad de incorporar las voces de todos aquellos que somos parte del proceso educativo de nuestros niños y jóvenes: familias, docentes, alumnas y alumnos, la comunidad en general, para que el retorno sea posible para todos, y no sólo para algunos pocos.

Si bien ya notamos secuelas emocionales, todavía no podemos saber cuáles serán las consecuencias de esta pandemia. Estamos ante la oportunidad de crear la escuela del siglo XXI, la que tantas veces imaginamos, donde la tecnología esté al servicio del aprendizaje, los profesionales de la educación se corran del lugar del saber y den lugar al ser, donde se priorice la comunicación y la solidaridad sea un valor fundamental. Aún podemos hacerlo.

(*) Asesora educativa, diplomada en Educación y nuevas tecnologías. Directora en Ayudar a Aprender.-

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