viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº3688

Panorama Bonaerense | 22 jun 2015

Bitácoras bonaerenses

La bendición de Cristina a Scioli, el castigo a Randazzo y la subasta de Massa

Se terminaron los augurios, concluyeron las especulaciones, los pronósticos y conjeturas se vencieron y se cerraron las ruletas de apuestas. Finalmente el cierre de listas del 2015 se plasmó y, como todo cierre, las sorpresas, las obviedades, los sobrevivientes y los heridos fueron parte del argumento de esta escena política. Hasta última hora la intriga y las distintas versiones y operaciones tuvieron su espacio. Las listas ya están oficializadas.


Al final, Cristina ungió a Scioli

Sin dudas la develación más impactante de esta semana que pasó fue la que se hizo en las filas del Frente para la Victoria, con el conocimiento de que el poderoso secretario de Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación, Carlos Zannini –histórica mano derecha de Néstor Kirchner y Cristina Fernández– se convirtió en el precandidato a vicepresidente de Daniel Scioli. El gen ultra-k que el 'Chino' lleva impreso en su ser no es el dato más sobresaliente de ese nombramiento. Desde hace años se suponía que la Presidenta iba a poner a un kirchnerista puro como compañero de fórmula del Gobernador bonaerense. La sorpresa fue el nombre de ese elegido, nadie pronosticó –ni aún pasado de copas– que el hombre de más confianza de Néstor y Cristina iba a ser quien acompañe a Scioli en el camino que conduce a Balcarce 50. Ahora, el influyente funcionario nacional, ese pingüino que acompañó a Kirchner desde sus primeros pasos en la política, allá en Santa Cruz, tiene la misión de ser el guardián que proteja los principales logros que consiguió el kirchnerismo en 12 años de gobierno. En el sciolismo se esperaba desde hace mucho la instalación de un “K puro” en la fórmula presidencial de su líder. Esa premisa vino de la mano el mismo 13 de mayo de 2012, cuando el exmotonauta plasmó por primera vez ante un medio periodístico que tenía intenciones de ser presidente de los argentinos. “Todo es negociable”, repetían una y otra vez en los principales despachos de Calle 6, en torno a la posible instalación de un ultra-k en el tándem o incluso en las listas legislativas. En voz baja, en una suerte de baño de sinceridad confesaban que el “único candidato de Scioli es Scioli” (no Nico o Pepe; Daniel) y el “único objetivo” es que sea presidente de la Nación. “El resto, son movimientos tácticos”, afirmaban las altas esferas del sciolismo. La espera anticipada del custodio K puro.

Durante los años posteriores a ese otoño de 2012, el kirchnerismo descargó lluvia de misiles cargadas de críticas y cuestionamientos a semejante osadía, en momentos en que se especulaba con una reforma constitucional que permite un tercer mandato para CFK. Hubo momentos de extrema tensión, incluso con abismos que amenazaban con una ruptura entre kirchnerismo y sciolismo. Sin embargo, Scioli transitó un camino lento y mesurado en busca de convertirse en ese heredero paciente de la Presidenta. Junio de 2015 llegó, para felicidad de los sciolistas y para congoja de los kirchneristas puros, Cristina finalmente ungió a Scioli como su heredero. No fue una bendición pública, como es la costumbre en la política, no, pero fue una bendición al estilo propio de CFK. El martes 16 de junio, fecha que quedará en la memoria de la historia política argentina, el Gobernador bonaerense –después de reunirse con Cristina en la Quinta Presidencial de Olivos– anunciaba que Zannini era su compañero de fórmula. Según Scioli fue él quien se lo propuso a la Presidenta, pero la lógica política del kirchnerismo hace suponer que Cristina fue la que impuso el nombre de su más estrecho colaborador y así, a puertas cerradas, se plasmó lo que antes parecía imposible: Cristina bendijo a Scioli como su candidato. La consagración del heredero paciente.


Randazzo preso de una parábola K

La noticia de Zannini compañero de fórmula de Scioli fue un duro golpe para el ministro del Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo. Una cachetada de esas que se viven pocas veces en la vida, un shock contundente. La confusión inundó su ser, así como al de toda su tropa. ¿Cómo podía ser que Cristina instale a su principal alfil como compañero de fórmula de su rival en la interna presidencial? Ironías crueles de la vida, pragmatismo político, peronismo cien por ciento, lo cierto es que esa irrealidad lejana en 5 minutos de aire por C5N se había trasformado en realidad pura.

El miércoles la lupa enfocó a Randazzo, todas las miradas se dirigieron a su figura, como así también todas las especulaciones. Muchos ansiosos de calificativos y análisis superficiales empezaron a hablar de que a “Florencio lo traicionaron”, “lo usaron”, “lo bastardearon” y así. Tras un tensa reunión en Olivos, de la que participaron Cristina, Zannini, Randazzo y el secretario general de la Presidencia, Eduardo 'Wado' De Pedro, el hombre de Chivilcoy iba a dar uno de los pasos más definitivos de su carrera. La Presidenta le sugirió (léase le ordenó) que sea el candidato único del kirchnerismo para la Gobernación bonaerense. Randazzo se fue de la Quinta Presidencial sin dar respuesta. A la mañana del jueves, temprano, el jefe de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernández, anunciaba que Randazzo declinaba su precandidatura presidencial y que rechazaba competir para obtener el Sillón de Dardo Rocha. La rebeldía de Florencio.

Más tarde, mediante una carta pública dirigida a CFK, Randazzo confirmaba lo anunciado por Aníbal y exponía sus argumentos, basado principalmente en ser un “hombre de palabra”. Es cierto, desde que el ministro del Interior y Transporte anunció su precandidatura presidencial siempre se especuló con que lo “bajen” a Provincia, ya que en los más serios pronósticos era una carta ganadora para llegar a la Gobernación. En una suerte de rebeldía anticipada, Florencio repitió una y otra vez que él iba a ser “precandidato a presidente o nada”. Al final, cumplió con su palabra, pero no sólo eso, su orgullo golpeado hizo que cayera en una parábola kirchnerista y que desobedeciera a “La Jefa” del movimiento. Si Cristina eligió a Scioli por su sumisión, mesura y lealtad demostrada, y además puso a Zannini para poder controlarlo o al menos intentarlo en caso de una rebeldía, Randazzo anticipó los mayores temores del núcleo duro del kirchnerismo y dijo que “no” a un mandamiento que se convirtió en la mayor osadía de un funcionario/militante del FpV. Un mandamiento anterior a cualquier investidura presidencial. Con ese hecho plasmado, muchos son los que ahora conjeturan que Randazzo hubiera sido menos manejable que Scioli y las acciones del chivilcoyano terminaron anticipando ese temor. Jugadas sobre el tablero de ajedrez.

Pero la osadía de Randazzo no quedaría enfrascada en una cruel paradoja. Las reacciones de muchos militantes y simpatizantes kirchneristas ante la bendición de Cristina a Scioli fueron de decepción, confusión y rechazo a esa cruda realidad. Muchos incluso, anunciaron que su voto será en blanco en las venideras elecciones. Otros, más orgánicos, a sabiendas observan al kirchnerismo como un movimiento de extracción netamente peronista, verticalista y sin espacios para las desobediencias y los egos personales. “El candidato es el proyecto”, fue la consigna que desde hace unas semanas se empezó a escuchar en las filas de La Cámpora y la tropa más ultra-k. Las secuelas en el universo kirchnerista.

El castigo para Randazzo llegaría con el cierre de listas. Su tropa, el randazzismo, hasta se vio ocupando puestos en un futuro Gabinete bonaerense, pero la decisión de su líder los dejó afuera de las nóminas. La irreverencia provocó que hubieran pocos y casi ningún lugar para randazzistas en las listas seccionales de la Provincia. En la cuarta sección, zona de influencia histórica del funcionario nacional, el bloqueo a hombres y mujeres de su tropa fue una de las secuelas de su decisión –los diputados Leonel Zacca (Alberti), Nélson Silva Apa (Carlos Tejedor) y Graciela Rolandi (Chivilcoy) se quedan sin renovación–. Dos senadores, de la mismo tribu –Alejandro Dichiara (Monte Hermoso) y Silvia Pérez (General Lamadrid) tuvieron que resignarse en la sexta y ver cómo sus intenciones de renovar sus bancas se desvanecían en pocos minutos. Lo mismo sucedía con Germán Cestona (General Belgrano) en la quinta. Randazzo, el gran herido del cierre de listas.


Massa preso de la intriga subastó candidaturas

Tras semanas de especulaciones de todo color que incluso llegaron a anunciar la declinación de su precandidatura presidencial, Sergio Massa y su Frente Renovador tuvieron un cierre de listas tenso, áspero y rodeado de todo tipo de fantasmas. El sábado comenzó con todo tipo de rumores, el tigrense no lograba encontrar-convencer a quien sería su precandidato a vicepresidente y tampoco a quienes compondrían la fórmula por la Gobernación bonaerense. Desde temprano las versiones tuvieron distintos tonos, desde que José Manuel De la Sota sería el vice de Massa, hasta que el tigrense podría bajar a provincia y postularse para el Sillón de Dardo Rocha. Bombas de humo antes del cierre.

Con el correr de las horas, y ante la cercanía del límite horario para la presentación de listas, desde el FR empezaron a mostrar una ruleta donde la danza de posibles candidatos era la novedad. Cerca de la noche sonó el nombre de Graciela Ocaña como posible compañera de fórmula del tigrense, más tarde Nito Artaza y después nuevamente Ocaña. Finalmente, en medio de complicadas negociaciones, cerca de la medianoche el massismo anunció a Gustavo Sáez, intendente electo de Salta, el nombre que completa su tándem.

La misma locura ocurrió con la fórmula bonaerense. Huérfano de candidatos, Massa volvió a tantear a Francisco De Narváez para ese puesto. El 'Colorado' rechazó nuevamente el convite. Casi como un comodín o un hombre dispuesto a tapar baches, el intendente de San Miguel, Joaquín De la Torre, sonó como quien finalmente sería el representante del Frente Renovador en la Provincia. Las horas y la tensión pasaron, Massa pensó en Felipe Solá, lo llamó, pero las negociaciones no llegaban a buen puerto, la negativa del otrora gobernador seguía latente. Al filo de la noche, el tigrense vio la luz y entre la prisa de anotar nombres en la Junta Electoral se conformó con la fórmula bonaerense Felipe Solá precandidato a gobernador y Daniel Arroyo precandidato a vicegobernador. Al filo de la navaja.

En general, este cierre de listas deja una gran conclusión. Una vez más, Cristina le cerró la boca a todos e hizo lo que nadie pensó, adivinó o conjeturó que iba a hacer. Bendijo a Scioli y no a Randazzo, no fue candidata a ningún cargo y Máximo Kirchner es candidato a diputado nacional, pero por la provincia de Santa Cruz. No “jugó a perder” para que gobierne Mauricio Macri y en 2 años volver como salvadora. Juega a ganar, porque Scioli es quien mejor mide en las encuestas y con serias chances de ganar en primera vuelta. Lo nombró su heredero, aún con el riesgo de que la lealtad sciolista se termine a los dos meses, si es que Scioli logra llegar a la Presidencia. Pero apuesta a poder controlarlo, a que sea su Dmitri Medvédev o, en todo caso, su Marcelo Torcuato de Alvear, y demostró en los hechos que Randazzo se iba a rebelar y atrever a decir que “no”.

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