sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3682

Panorama Bonaerense | 6 sep 2015

Bitácoras bonaerenses

El kirchnerismo junta tropa ante la “amenaza” amarilla en el territorio bonaerense

De la mano del PJ bonaerense, el FpV intenta forjar la unidad de cara a las elecciones de octubre. La feroz interna entre Fernández y Domínguez provocaron severas grietas en el territorio provincial, el principal bastión electoral de cara a octubre.

 


Los informes llegaron con gran preocupación a los distintos despachos principales del comando de campaña del Frente para la Victoria. Esos archivos, esos textos traían noticias que dejarían gran preocupación sobre la actualidad del principal escenario electoral de cara a octubre. La provincia de Buenos Aires, ese gran territorio dónde se concentra la porción más importante de la población argentina, el principal bastión electoral donde la suerte de un candidato puede estar sujeta a esos resultados, muestra -según encuestas- que el color amarrillo va creciendo en sus intenciones de voto. Una osadía, que llegó cargada de fantasmas que se pueden trasformar en realidad. La sola idea -por ahora muy lejana- de perder el territorio bonaerense o en todo caso ganar con lo justo, despertó la alerta en el candidato a presidente Daniel Scioli, y su par a gobernador Aníbal Fernández. Inquietudes sobre el tablero.

Esta semana que pasó se conocieron encuestas que sostienen que la candidata a gobernadora del PRO, María Eugenia Vidal, puede imponerse ante Aníbal en la disputa por el Sillón de Dardo Rocha. La Consultora Rouvier y Asociados, de conocida simpatía por el kirchnerismo, presentó su último trabajo donde afirma que Vidal tiene una intención de voto del 35,7 por ciento sobre Aníbal que obtiene un 34, por ciento. Una pequeña y milimétrica diferencia, menos del 1 por ciento, un resultado, claro, que está dentro del margen de error de la encuesta. Sin embargo, y más allá de los cuestionamientos y equivocaciones que tienen las encuestadoras, este sondeo marca una tendencia hacia una pelea cabeza a cabeza entre los dos candidatos. El candidato de UNA (Frente Renovador), Felipe Solá, aparece lejos, con 16%. Las malas noticias para el FpV se sumaron. A mitad de la semana pasada, Mariel Fornoni, titular de Management & Fit, al asistir a la Convención Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), dejó un adelanto de la encuesta que presentará. Dijo que la embajadora de Macri en territorio bonaerense tiene una intención de voto 5 por ciento encima del actual jefe de Gabinete de la Nación. Además, Fornoni acentuó en otro dato fundamental: sólo un 35 por ciento de los votantes del exprecandidato a gobernador por el FpV, Julián Domínguez, irían al ganador de esa interna, Aníbal Fernández. Números y proyecciones que preocupan.

Más allá de concentrar gran atención de los medios nacionales y de la clase política argentina, a Fernández se le está haciendo duro su tránsito soñado desde que se inició en la política de llegar a sentarse en el trono del Ejecutivo bonaerense. Por un lado, la feroz y extremadamente tensa interna previa a las PASO que desató con la dupla Domínguez y Fernando Espinoza, no sólo dejaron heridas que tardan en cicatrizar, sino que abrieron tanto ese pequeño abismo que hay en toda interna que los dos extremos quedaron lejos. El propio Aníbal y su equipo saben, por boca de más de un intendente, que los clérigos y maestros, que simpatizan con Domínguez, están “trabajando en contra de Aníbal”. La cuestión de los alcaldes bonaerenses es otro problema que el candidato a gobernador del kirchnerismo intenta solucionar. Más allá de las declaraciones públicas y de apoyo, hay varios caciques peronistas que no digieren y van a digerir al candidato a vicegobernador, Martín Sabbatella, líder de Nuevo Encuentro y de muchas historias donde operó, armó y jugó en contra de varios alcaldes. Es por eso, que Fernández, tras ganar las PASO del FpV y recomenzar su campaña de cara a octubre escondió al actual titular de la AFSCA y se lo ve poco en actos, cenas o cónclaves que tiene en agenda Aníbal. El temor a que los intendentes “jueguen en contra” de esa boleta sigue latente, sumado a las fisuras que hubo con Domínguez. Es por eso que en un raid de reuniones, Aníbal convocó esta semana que pasó a los jefes comunales de varias secciones electorales (la Tercera y la Primera encabezaron la lista de encuentros). Les presentó su plan de gobierno, les prometió cosas, los sedujo, también les habló de la “amenaza amarrilla”, y así asegurarse que en octubre todo marche sobre ruedas. El deseo de suturar las heridas.

El plan de juntar a las tropas ante la “amenaza” amarrilla también es de gran interés para los sciolistas, ya que saben que necesitan y se valen en gran parte la elección en los resultados que se obtengan en la provincia de Buenos Aires. Es por eso que este fin de semana, Scioli y Aníbal relanzaron juntos sus campañas en Mar del Plata de la mano del PJ bonaerense. 

Al Hotel Provincial de “La Feliz” fueron todos, nadie quería quedar afuera, como tampoco nadie quería levantar sospechas o estar bajo la lupa de forma innecesaria. Allí Scioli y su compañero de fórmula Carlos “Chino” Zannini fueron los protagonistas del encuentro, como también el titular del partido provincial e intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. “Argentina necesita un peronismo unido con un espíritu frentista”, fueron las palabras que más resonaron del discurso que brindó el actual gobernador, un pedido que tiene el mensaje de abrir el juego para que se busque el voto independiente que tanto necesita Scioli si es que quiere soñar con ganar en primera vuelta. Así, todos los presentes se mostraron fieles a Scioli y tuvieron que hacer lo mismo con Aníbal. Uno que dejó de lado el pasado reciente (al menos eso parece) es Espinoza, quien conocedor de las sensaciones y molestias de sus colegas intendentes se mostró alienado al ganador de la interna. “Aníbal nos ganó en buena ley a Julián y a mí. Nosotros sacamos casi un millón y medio de votos. Pero al otro día, a las ocho y media tanto Julián como yo lo llamamos a Aníbal y nos pusimos a su disposición”, expresó. Domínguez, por su parte, si bien se muestra encolumnado mantiene cierto rencor hacia lo sucedido en las PASO. En sus declaraciones públicas habla de apoyar a la “fórmula ganadora” sin mencionar a Aníbal. Incluso, llegó a ser aún más explícito: “No soy el primer militante de Aníbal, soy un militante más (…) Junto al PJ soy el que comparte el propósito del que Daniel sea presidente”. El PJ y la búsqueda de la unidad.

Pero no todas fueron noticias preocupantes para el kirchnerismo esta semana que pasó. Desde las costas del massismo empezaron surgir voces de disidencia y discrepancias con su líder, Sergio Massa, sobre un eventual apoyo a Mauricio Macri si es que hay una segunda vuelta en las presidenciales contra Scioli. El primero que habló fue el diputado nacional y titular de bloque de Diputados nacionales del Frente Renovador, Alberto Roberti: “Macri es el límite para todos los peronistas, aun para los que sufren el ‘síndrome de Estocolmo’”. Esta señal del legislador nacional despertó la reacción de sus colegas que hablaron en sintonía sobre ese posible escenario hipotético. “Yo voy a tratar de que Sergio (Massa) llegue al balotaje, si no se da ese escenario y compiten Scioli y Macri, yo soy peronista, y Macri no es peronista”, dijo en claras palabras la legisladora provincial Mónica López. A esta postura, y más allá de que López es esposa de Roberti, existieron más señales parecidas: el diputado nacional, Facundo Moyano, el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el diputado nacional y secretario de la UIA, José Ignacio De Mendiguren, entre muchos otros massistas que comparten esa percepción. Sobre ese escenario, no ajeno a las situaciones, Gilberto Alegre, fundaron del Frente Renovador y actual legislador en el Congreso reconoció esta problemática: “Muchos compañeros, que están en el Frente Renovador no piensan en votar a Macri”, dijo en declaraciones al programa "Superlógico" que se emite por Keops FM 90.1 de La Plata. Las nuevas grietas del massismo.

Cabe recordar que uno de los motivos o excusas para que varios intendentes decidieran dar el portazo al massismo y volver al kirchnerismo días antes del cierre de listas en el mes de junio fue precisamente las preferencias que Sergio Massa mostraba con Macri, a quien por esos días pedía casi a gritos plasmar un acuerdo conjunto en la fracasada “gran interna opositora”. Ahora, los nuevos fantasmas amarrillos ahuyentan a más de uno en el massismo y hacen que tengan sus valijas hechas por sí las dudas. Rápidos de reflejos, desde el Frente para la Victoria, atentos a esta situación, mueven las fichas y tras lograr la unidad del PJ bonaerense en Mar del Plata, salen a seducir massistas que piensan en desertar. La ministra de Gobierno de la Provincia, Cristina Álvarez Rodríguez, sostuvo: “Estamos abiertos a todos aquellos peronistas que entiendan lo que está en juego en octubre”, en clara referencia a la disputa Scioli y Macri. Otro que abrió los brazos fue Espinoza, pero advertido sobre los trascendidos de que muchos intendentes massistas podrían repartir sus boletas junto a la de Scioli para sumar votos, fue contundente: “Nosotros decimos esto claramente y te lo digo como militante peronista: para nosotros, la boleta peronista no se corta. La boleta va completa. Yo creo que todos los que quieren acompañarnos bienvenido sean, para participar y traer ideas. Estoy seguro que esa es la forma. Pero la boleta peronista no se corta”. Movimientos sobre el tablero político.

La muy buena elección que hizo María Eugenia Vidal en las PASO, dónde superó los 30 puntos, fue y es un llamado de alerta para el FpV. Si bien el kirchnerismo en su conjunto obtuvo el 40,22 por ciento; para Aníbal el resultado general fue del 21,16 por ciento y para Domínguez el 19,05 por ciento. Para el actual jefe de Gabinete de la Nación el primer desafío es lograr retener los votos de Domínguez y así poder asegurarse el triunfo. En su defecto, empezar a buscarlos uno por uno, ya que en la provincia de Buenos Aires, a diferencia de la presidencial, no hay balotaje y el que gana por un voto se convierte en gobernador, o gobernadora.-

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