viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº3688

Panorama Bonaerense | 8 nov 2015

Bitácoras bonaerenses

Pujas y negociaciones en voz baja en la nueva configuración del tablero bonaerense

Los radicales no bajan la guardia y ya le hicieron saber a Vidal que quieren lugares en su Gabinete. La Legislatura se torna como un escenario hostil para la gobernadora electa, el FpV es la primera minoría en Diputados y si no hay una política real para generar consensos, el arranque de su gobierno puede sufrir sobresaltos.


Mientras los ojos del ambiente político-periodístico posan su mirada sobre el tenso camino que se cierne hacia el ballotage del 22 de noviembre, en silencio –o no tanto– los movimientos sobre el nuevo tablero en el territorio bonaerense se van gestando al ritmo de negociaciones, reacomodamientos y objetivos de poder de los distintos sectores en juego. La contienda final entre Daniel Scioli y Mauricio Macri es la noticia de todos los días y, de algún modo, ha retrasado las definiciones de lo que será la gestión de María Eugenia Vidal en la Gobernación, la conformación de su gabinete y el reparto final en la Legislatura bonaerense. Primeros efectos de la Ola Amarilla.

Desde el entorno de Vidal juegan al misterio y aseguran que los nombres de su gabinete recién serán informados un día después de conocerse los resultados del ballotage presidencial. Pero esa cortina de humo no escapa a las roles informales que, por ejemplo, ya asumieron dos colaboradores de la gobernadora electa en lo que es la transición de gobierno. Es así que el titular del Banco Ciudad, Hernán Lacunza –quien suena para ocupar el Ministerio de Economía– oficia de vocero informal de la actual vicejefa del Gobierno porteño ante los medios, declarando y aclarando distintas cuestiones de lo que será el futuro Ejecutivo. Junto al actual legislador porteño Federico Salvai (mano derecha de Vidal), se han reunido con ministros de Scioli para analizar sobre la mesa los principales puntos del traspaso de mando. De antemano, Lacunza y Salvai se han ubicado como dos alfiles de suma importancia de la administración de Vidal, que comenzará el 10 de diciembre. Asimismo, esta semana, y producto de la efusividad del jefe de Gobierno porteño electo, Horacio Rodríguez Larreta, se pudo confirmar que Cristian Ritondo, actual vicepresidente primero de la Legislatura porteña, será ministro de Seguridad bonaerense. “Un fuerte aplauso para Cristian, que va a asumir una enorme responsabilidad”, dijo Larreta en el escenario del Mataderos Skate Park, en un acto de Cambiemos de este jueves. Se confirmó algo que era un secreto a voces. Salvai, Lacunza y Ritondo, pese al juego del misterio PRO, eran nombres seguros para el Gabinete de Vidal. Es más, desde el entorno de Ritondo dejaron trascender a pocos días de las elecciones de octubre que “su ciclo en la política porteña había concluido” y que era “tiempo de enfocarse en la Provincia”. Sobre este foco, cabe recordar que Ritondo había sido ungido por Macri –allá por junio pasado– para ser el precandidato a vicegobernador de Vidal, cargo que tan sólo le duró unas pocas horas, producto del airado y enojado llamado que le hizo el radical Ernesto Sanz a Macri quien, con quejas y amenazas de ruptura de por medio, logró que finalmente su correligionario Daniel Salvador sea elegido como el compañero de fórmula de “Mariu”, como la llaman en la intimidad. Una lenta y agotadora danza de nombres.

Pero el juego de adivinar o pronosticar quiénes conformaran el Gabinete de Vidal no sólo atañe a los hombres y mujeres PRO. Los radicales, quienes de la mano de la Ola Amarilla cumplieron su sueño recurrente de volver al poder después de 28 años, no quieren quedar enfrascados simplemente para la foto. Cautos y desconfiados, toman como antecedente ese movimiento unilateral de Macri de querer imponer a Ritondo como candidato a vicegobernador y, ahora que las elecciones ya pasaron, no quieren dormirse en sus laureles y que el nuevo día los sorprenda con que se quedaron con pocos o ningún lugar en el futuro Ejecutivo bonaerense. Los boina blanca saben que no tienen el principal cartel, saben que tuvieron que pactar con un partido de centroderecha para poder sumarse al carro ganador y que esto llevó a la UCR al borde de una crisis terminal. Pero ahora saben también que son parte de ese nuevo color que tiñe la Provincia, también que tienen 44 intendentes en toda la atmósfera bonaerense que les sirve de sostén para poder negociar internamente en Cambiemos lugares nodales en el futuro Gobierno. “/Adelante radicales, adelante sin cesar…/”.

Con estos detalles, con esas miradas de desconfianza, este martes 3 de noviembre Vidal visitó a los radicales en la histórica sede radical de la calle Alsina, en la Capital Federal (hasta ahora, la gobernadora electa bonaerense electa prefiere los escenarios porteños para entablar sus primeras negociaciones políticas). La visita fue fugaz, duró apenas 35 minutos, pero que sirvieron para poner sobre el tablero dos cuestiones fundamentales. Por un lado, la embajadora de Macri en la Provincia les pidió a los radicales un “último esfuerzo” de cara al ballotage del 22. Por el otro, intentó despejar las dudas sobre el armado de su Gabinete y soltó un guiño para generar confianza. Aseguró que su gestión se basará bajo el lema de “gobernar en equipo" y destacó el “enorme valor” que tendrá para su mandato “la experiencia y la construcción de la UCR” en territorio bonaerense. El cónclave estuvo presidido por Sanz (quien aún goza del plan de acordar con Macri), Ricardo Alfonsín, a quien al sabor del triunfo le despejaron las dudas que tenía sobre el acuerdo con el PRO, y Daniel Salvador, el vicegobernador electo. Si bien las sonrisas y los elogios mutuos fueron parte de la formalidad del encuentro, los hombres de la UCR ya le hicieron saber a Vidal que quieren lugares clave en el futuro Gabinete. Por su parte, los alcaldes electos que pertenecen al radicalismo le hicieron saber a la mandataria electa su preocupación por las informaciones que estaban recibiendo sobre los municipios que van a gobernar. Muchos, incluso, pusieron en duda el poder afrontar el pago del medio aguinaldo con fondos propios y pidieron un “respaldo” económico del entrante gobierno para contar con el dinero necesario antes de las Fiestas y evitar un primer conflicto con los trabajadores municipales. Primeros contratiempos a la vista.

Pero no sólo el frente interno es una preocupación para Vidal, la conformación que tendrá la Legislatura desde diciembre es otro desafío. Los números de las elecciones dejaron un Parlamento bonaerense adverso para la gobernadora electa, motivo por el cual estará obligada a negociar con la oposición para sacar cualquier tipo de ley fundamental. En el Senado hay una cierta paridad entre Cambiemos y el FpV (16 bancas para cada espacio político), 9 para el Frente Renovador y con cinco monobloques. Sin embargo, la bancada que responde a Vidal está lejos de lograr los dos tercios que se requieren para votar leyes clave. En Diputados el panorama es más complejo, ya que la mandataria electa tendrá 27 diputados propio, frente a 36 del FPV y 22 del Frente Renovador. Las otras siete bancas se reparten entre progresistas y peronistas disidentes, con monobloques. En la Cámara Baja habrá dominio del bloque kirchnerista que se posicionará como la primera minoría. Ese reparto hace conjeturar que el FpV apunte a retener la presidencia en Diputados, hoy en manos del histórico Horacio González, quien además de sumar voluntades propias, cuenta con las de varios massistas y los propios radicales. Ya que se menciona a los muchachos y muchachas de la UCR, otro camino espinoso para Vidal es la seria intención, casi definida, de que los radicales mantendrán un bloque propio y no se unirán a los del PRO para hacer uno solo. Si bien aclararon que “trabajarán conjuntamente” y actuarán como un interbloque, esa señal no es otra cosa que un movimiento político clave y notorio para que los correligionarios tengan su propia autonomía, pese a integrar el espacio Cambiemos. Los radicales cuentan con una ventaja, ya tienen a Salvador como titular de la Cámara Alta; por lo tanto, no les preocupa mucho la pelea por la presidencia de la Cámara Baja. Pero en el PRO no piensan lo mismo, sostienen que ellos “van a ser gobierno” y por ende les compete la presidencia de Diputados. Las reuniones y distintos contactos ya empezar en los despachos del Parlamento bonaerense. El nuevo reparto en marcha.

Pasado el elixir de haber logrado un triunfo histórico en la provincia de Buenos Aires, ahora la realpolitik se posa frente a María Eugenia Vidal. Gobernar la provincia más poblada del país no es una aventura fácil. Cómo así tampoco lidiar con viejos cuadros políticos que conocen de punta a punta la Legislatura bonaerense y todos sus engranajes que la componen. Pese a un discurso cargado de la no-política que el PRO mantuvo en la campaña, para lograr acuerdos, consensos y leyes para poder gobernar Vidal tendrá que embarrarse los zapatos y hacer política en lo que será su mandato.

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