Transición Scioli-Vidal: De “buena reunión” a “herencia delicada”

“Fue una buena reunión, así deben ser las transiciones”, fueron las primeras palabras de María Eugenia Vidal en la conferencia de prensa que brindó luego de la reunión de transición que mantuvo con Daniel Scioli en la Gobernación bonaerense. Gestos protocolares y mediáticos que con los días sólo apuntaba a diferenciarse de lo ocurrido a nivel nacional entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri. En la Provincia, el actual Gobernador recibió cordialmente a su sucesora, hubo fotos, videos, sonrisas y más de una hora de charla, hasta la administración saliente habilitó el SUM de la Casa de Gobierno para que 'Mariu' pudiera hablar con los periodistas. Según contó la Gobernadora electa, el encuentro tuvo como objetivo “acelerar el proceso de transición para el 10 de diciembre” y se acordó que Scioli se hará cargo de pagar los sueldos públicos de noviembre, mientras que el nuevo gobierno buscará los fondos con el Gobierno nacional de Macri para hacerse cargo de los haberes de diciembre y el aguinaldo de los trabajadores estatales. Pero, si de política se trata –algo que el PRO empezó a ejecutar con más notoriedad–, las cordialidades mueren con el título que se les pueda dar a los medios periodísticos y en la recepción de la sociedad. Tras el cónclave con DOS, rápidamente Hernán Lacunza –futuro ministro de Economía bonaerense– salió a plasmar quejas y protestas en cuanto a cómo deja el FpV la economía provincial. Foto, sonrisas y después quejas.

Lacunza dijo que el déficit –según sus estimaciones– no es del 30 por ciento y que estiman que da la suma de 15 mil millones de pesos. Además, aclaró que el Fondo que se está conversado con el presidente electo, Mauricio Macri, va a ser para obras de infraestructura (13 mil millones de pesos para el año 2016) y recalcó que el déficit de este año “se va a cubrir con Aportes del Tesoro Nacional y con acceso al crédito”. Según distintos datos, los sueldos de los empleados públicos bonaerenses suman 15 mil millones de pesos por mes, con lo cual, en diciembre, el nuevo gobierno deberá cubrir esa suma, más unos 7.500 millones para los aguinaldos, que da un total de 22.500 millones. Las quejas del hombre que Vidal destinó para Economía, despertó que Scioli –en su novedoso papel político y opositor– saliera a retrucar: “La Provincia todos saben que se encuentra en un déficit estructural que lo hemos ido reduciendo, reduciendo, por lo cual está desendeudada un tercio de lo que debía en su momento, fruto de los esfuerzos propios, y del programa de desendeudamiento con la Nación”, dijo Scioli. Además, afirmó que “dado el volumen del Presupuesto y la fuente del financiamiento”, Vidal tiene “todas las posibilidades para que no tenga ningún tipo de inconvenientes, trabajando codo a codo con la Nación”. Sin dudas, distintas visiones o uso de calculadoras sobre los pliegos económicos bonaerenses. Pero los cruces no terminaron allí, Lacunza comenzó a armar el discurso y habló de una “herencia delicada” que deja el sciolismo y que “el punto de partida es en rojo”. Primeros cruces de una transición no tan buena.

Con los días, MEV decidió tomar las quejas ella misma y salió en persona a cuestionar la “herencia delicada” que le deja DOS. “Que quede claro que los fondos de la Provincia no estaban previstos, sino un endeudamiento, con ayuda del gobierno nacional. Lo que más importa son los números que nos dejan, no está ordenada ni equilibrada como nos dijeron durante todo el año”, dijo, tajante. Sobre esa mesa de reclamos, dijo que no sólo hay un déficit de 15 mil millones de pesos, sino que advirtió que puede ser más, a causa de la deuda con proveedores. Desde los despachos del todavía oficialismo bonaerense, algunas voces se escucharon y plantearon que la Gobernadora electa “comienza a buscar excusas para no cumplir responsabilidades”. Otros fueron más allá y recordaron que en los “ochos años de gobierno, Scioli siempre pagó los sueldos y aguinaldos de diciembre”. Sobre este clima de naciente tensión, Vidal abrió el paraguas sobre una hipotética posibilidad de desestabilización. “Si hay incidentes es porque intentan desestabilizar”, señaló, sobre el cierre de la semana pasada, y anunció que están trabajando en los refuerzos de seguridad de fin de año. “El fin de año pasado no hubo incidentes y teníamos similares niveles de pobreza, por lo tanto si los hubiera ahora con un nuevo gobierno electo, no queda más que pensar que hay intención política de desestabilizar”, dijo, en tono preocupante. Temores de comienzos de mandato.

Las transiciones y la “herencia delicada” también se trasladó a los municipios donde Cambiemos será oficialismo a partir del 10 de diciembre. Los alcaldes enrolados en esa alianza, en especial los radicales, ya anunciaron que pedirán ayuda económica al nuevo Gobierno provincial para poder sanear los sueldos y aguinaldos de diciembre. “Los intendentes radicales estamos adelantando a la Provincia que necesitaremos una ayuda para los próximos meses”, señaló David Hirtz, jefe comunal electo de Adolfo Alsina en declaraciones al medio local Ciudad Noticias. La preocupación de los radicales tiene distintas variantes, no sólo son los fondos que necesitan para cumplir con sus primeras obligaciones, sino que está la cuestión política, que tiene que ver con tener lugares en el Gabinete de MEV, que hasta ahora no han sido los que ellos pretendían. Por estas horas, esos focos van tomando temperatura, en los pasillos de la Legislatura bonaerense las preocupaciones aumentan en los despachos de los correligionarios. Muchos mastican bronca por el “destrato y la prepotencia del PRO”, otros advierten que el “recorte a empleados públicos será un hecho” y también hay quienes avisan que si la UCR no es “parte real” del nuevo gobierno, “se vendrán tiempos complicados de convivencia”. Las disconformidades de los aliados.

Desde el Frente para la Victoria, que trata de superar el sacudón de haber perdido la Provincia y comienzan a experimentar lo que es ser un espacio opositor después de 28 años, aseguran que “no pondrán palos en la rueda a la gobernabilidad” de Vidal. El jueves, en conferencia de prensa, el bloque de 26 diputados del FpV encabezados por Fernando 'Chino' Navarro plasmaron: “Estamos dispuesto a acompañar a María Eugenia Vidal, participando de todo lo bueno, y cuando existan diferencias haremos los planteos pertinentes”. Asimismo, la bancada kirchnerista se encargó de recordarle a la Gobernadora electa que compone “la primera minoría”. En otro escenario, se abre la cuestión de los gremios docentes y estatales, los cuales ya advirtieron que “no aceptarán ningún tipo de ajuste” que se quiera hacer en la Provincia. Desde el gremio docente de la FEB ya salieron a pedir una reunión paritaria urgente ni bien asuma Vidal para empezar a discutir salarios. Semanas antes, desde el SUTEBA, Roberto Baradel había anunciado que su sindicato pidió subas salariales que rondan el 40 por ciento, similares a las mediciones de inflación que difunde el PRO. Algo similar ocurrió con Miguel Zubieta, secretario general del populoso Sindicato de Salud Pública de la Provincia y adjunto de la Federación de Gremios Estatales y Particulares de la Provincia de Buenos Aires (FEGEPPBA), y su piso de discusión paritaria del 40 %. El PRO y sus frentes abiertos.

Si bien el ballotage retrasó la transición en teritorio bonaerense, lo cierto es que desde el 25 de octubre se sabe que María Eugenia Vidal es la Gobernadora electa. A principios de noviembre Lacunza y la actual ministra de Economía, Silvina Batakis, iniciaron sus primeras conversaciones en lo que respecta al tema más importante para la Provincia. Pasó casi un mes de aquellos encuentros y es recién ahora –a poco del 10 de diciembre– cuando se empiezan a conocer los detalles buenos y malos, las quejas y justificaciones de lo que son los números de la economía provincial y el pago de sueldos de diciembre. Todo cambio de gobierno genera discrepancias, es “normal” echar culpas a la gestión anterior y más si se trata de otro color político. Pero el principal desafío que tiene Vidal, el más urgente, es cumplir como años anteriores con el pago de sueldos y aguinaldos, y no ajustar o recortar como lo vienen afirmando públicamente.