viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº3660

Panorama Bonaerense | 28 ago 2016

Bitácoras bonaerenses

El fantasma que aqueja a Vidal y su tropa de cara a la batalla de 2017

El armado de cara al escenario electoral del año que viene comienza a definir criterios. Los miedos, movimientos en falso y aciertos que tiene la Gobernadora en una parada que será de gran trascendencia para el futuro de Cambiemos.


Los relojes para marcar la cuenta regresiva están sobre la mesa de planificación de lo que algunos llaman el “vidalismo”. Aún no están en funcionamiento, pero pronto sus cronómetros empezarán a correr, dando aviso que la hora de acerca. El escenario electoral del 2017 será vital para el proyecto político del macrismo, del PRO o de Cambiemos, en todo caso. No es ninguna novedad que las elecciones de medio término son un termómetro del Poder Ejecutivo Nacional para medir sus aspiraciones para una eventual reelección presidencial. Es la lógica que prima, sin distinción de colores políticos. “Es inevitable pensar en las elecciones de medio término en cuanto asumís en el gobierno”, fueron las palabras de un miembro de la primera plana del gobierno de María Eugenia Vidal. En este escenario, son muchos y variados los desafíos, contratiempos que se le presentan a la Gobernadora como garante del éxito electoral del bastión más importante del país: la provincia de Buenos Aires. El camino lleno de obstáculos.

Hace dos semanas la Legislatura bonaerense convirtió en Ley parte de la Reforma Política que impulsa el oficialismo en consonancia con el Frente Renovador. Se puso fin a las reelecciones indefinidas de intendentes, legisladores, concejales y consejeros escolares. Este importante cambio en la lógica política bonaerense, en los papales, tiene que venir de la mano de una reforma más profunda que, entre otras cosas, apunta a implementar el voto electrónico y/o la boleta única, además de cambiar la forma de financiamiento de los partidos en los períodos electorales. El massismo hace bandera de lucha de todos estos cambios, piden a gritos por ellos y sueñan con la implementación del voto electrónico para el 2017. En principio –también fue promesa de campaña–, Vidal y Cambiemos enarbolaron este pedido y hasta lo promocionaron con gran ímpetu. Pero la realidad del día a día en el armado político en el territorio bonaerense hizo que "Mariu" y su equipo comenzasen a ver este cambio rotundo como un fantasma que crece y amenaza sus posibilidades electorales. Hasta hace pocas semanas, entre los legisladores oficialistas era común escuchar pedidos sobre este nuevo sistema, pero en los últimos tiempos esos deseos mermaron y poco a poco se van acallando, contrariamente a Nación, donde Mauricio Macri muestra una ansiedad cotidiana para su pronta implementación. “En la Provincia no va a salir este año el voto electrónico”, advierte un legislador de Cambiemos. “No nos conviene, no vamos a poder manejarlo”, agrega. Los miedos de distintos referentes del PRO se basan en que aún no hay un armado político concreto en la diversidad de todo el territorio bonaerense. “No hay una estrategia política clara”, confiesa otro legislador amarillo. Los mayores temores que trae este fantasma avisan que si se llega a implementar el voto electrónico en la Provincia, en el 2017 “el gran beneficiado será Sergio Massa”. Desde los análisis que realizan los viejos armadores del PRO en el territorio bonaerense, se alerta que el tigrense –quien actualmente encabeza todas las encuestas en intención de voto– “no necesitaría fiscales” para competir y tampoco sumar intendentes para ganar territorialidad. El baluarte de tener la estructura para fiscalizar una elección lo tienen el peronismo y Cambiemos, y el nuevo sistema sería prácticamente “entregarle la elección a Massa”. Esas son las advertencias que agitan desde un sector del PRO, incluso reclaman y reconocen que el armado político territorial no “ha avanzado en profundidad”, sobre todo en lo que es la tercera sección electoral, el bastión más fuerte de la Provincia y que, por ahora, sigue en manos del FpV-PJ. La sombra del fantasma.

La elección legislativa del 2017 será la primera prueba de fuego para Vidal y su entorno. El año que viene el escenario es distinto, es MEV quien gobierna la provincia más importante del país, con Nación y Ciudad bajo el mismo color político. Ya no viene de atrás, silenciosa y con los astros de su lado para dar la sorpresa y el batacazo como en 2015. Ya no hay un Aníbal Fernández que fue una suerte de regalo del cielo para Vidal y su equipo, y que –entre otras cosas– permitió la victoria inesperada en la Provincia. La realidad es distinta, la protagonista es la Gobernadora y su equipo. El camino no es fácil, la aguda situación económica que afecta a varios focos del Conurbano profundo, los tarifazos, la inflación afectan el humor de la gente de cara al escenario electoral. Pero, en el plano político interno, “Mariu” también tiene problemas a resolver. Las internas de Cambiemos están a la luz del día y las internas del mismo PRO también. En el plano de la alianza de gobierno, Elisa Carrió se posiciona con ganas de ser la candidata a senadora nacional por la Provincia que encabece la lista de Cambiemos. Ya no es un secreto y “Lilita” alista el terreno para su desembarco formal. La denuncia –que fue mediática, pero no judicial– contra el jefe de la Policía Bonaerense, Pablo Bressi, fue un aviso de su forma de juego. Ahí quedó, por ahora, pero la chaqueña siempre se trae algo entre manos, eso lo saben en Calle 6. Por otro lado, los radicales son otro dolor de cabeza para la Gobernadora, ya que las internas a las que están acostumbrados los correligionarios siempre amenazan con transformarse en una bomba de tiempo que estalle por los aires. El resquemor está presente en muchos boina blanca, sobre las “decisiones inconsultas” de Vidal, sobre todo en la suma de intendentes ex FpV, como Hernán Bertellys, de Azul. Pero la UCR también tiene sus propias líneas internas y ya hay tres candidatos que se alistan para disputar la conducción del partido en las elecciones del 23 de octubre. El senador bonaerense Carlos Fernández, que responde a Ricardo Alfonsín, actual titular del Comité Bonaerense; el diputado Maximiliano Abad, referenciado en Ernesto Sanz, exsenador nacional y otrora titular del Comité Nacional, y el vicegobernador Daniel Salvador, en clara sintonía con el PRO, son los precandidatos que se postulan para comandar el partido en la Provincia. El “vidalismo” hace la apuesta obvia por Salvador quien, de lograr ganar la elección interna, comandaría un radicalismo dócil, paciente y conforme con las migajas que les deje el PRO. Los contratiempos por fuera del PRO.

A nivel interno del PRO, Vidal también tiene desafíos. Superada la vieja disputa con el intendente de Vicente López, Jorge Macri, a cambio de promocionar y apoyar su candidatura para senador nacional y que el “primo de Mauricio” despeje el camino para que la Gobernadora se posicione como la presidenta del partido PRO en la Provincia. Con esa coexistencia pacífica, Vidal logró –con el aval de Macri– blindar la Provincia y dejar afuera de cualquier injerencia a un experimentado armador bonaerense, como lo es el actual titular de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó. Un nuevo capítulo de la vieja disputa porteños vs. Bonaerenses, que siempre está latente. Hay quienes dicen que la Gobernadora no olvida que en tiempos de precampaña en la Provincia, cuando aún no llegaba a los 10 puntos, Monzó recomendó buscar otro candidato con mayor intención de voto. Así, con el permiso de Macri, fue en busca de Massa, Felipe Solá y hasta Gustavo Posse, el actual intendente de San Isidro. Las coyunturas y desacuerdos políticos hicieron que estas aventuras fracasasen y que Vidal, contra todo pronóstico, fuera la candidata y que, finalmente, quedase en la historia por destronar al peronismo en la provincia de Buenos Aires, tras casi tres décadas de hegemonía. Los rencores internos.

Con Monzó –quien actúa en consonancia con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio– y su tropa bonaerense nuevamente frenados a toda injerencia dentro del armado bonaerense, las miradas caen sobre los movimientos que hacen Vidal y su entorno. El arribo de Bertellys a Cambiemos fue producto de negociaciones en la sede del Banco Provincia de la Capital Federal, pero también en el Ministerio del Interior de la Nación. Por eso, la llegada del exmassista Joaquín De la Torre fue mostrada con mucha algarabía por el “vidalismo”. Al intendente en uso de licencia de San Miguel se lo recibió con un gran premio: el Ministerio de Producción, en desmedro del radical Jorge Elustondo, quien tuvo que conformarse con comandar el recientemente creado Ministerio de Ciencia y Tecnología. El peronista De la Torre llegó con pergaminos de “armador territorial” y hasta se atrevió a deslizar –antes de asumir– que conformaría la nueva “pata peronista del PRO” y que iba a llenar de intendentes peronistas su acto de asunción. Nada de eso pasó, al evento se acercaron sólo dos alcaldes peronistas, como Alejandro Granados (Ezeiza) e Ismael Passaglia (San Nicolás), quienes ya navegan en aguas de Cambiemos desde antes de que asumiera el ahora funcionario de Vidal. Si bien el arribo del otrora integrante de la “mesa chica del massismo” se puede ver como un triunfo de Vidal sobre Massa, hay quienes en el PRO observan los daños colaterales de estos movimientos. “Nosotros no sabemos tratar a nuestros aliados”, alertan algunos, ante las quejas de muchos radicales por el “destrato” a Elustondo. Por ahora, la “nueva pata peronista del PRO” está representada por figuras casi añejas de la política como Baldomero “Cacho” Álvarez de Olivera, Osvaldo Mércuri y Federico Scarabino, quienes ya piden turno para hablar y empezar a armar con De la Torre. Primeros pasos del peronismo “vidalista”.

Los ojos están puestos sobre Vidal y su equipo, el estigma de “porteños” aún pesa en varias tertulias y cafés, no sólo dentro del PRO, sino también en la UCR. Hay quienes todavía recuerdan que la Gobernadora le “regaló” a Massa la presidencia de la Cámara de Diputados bonaerense y, con ello, una interesante fuente de campaña. Esos mismos ahora endilgan que desde Calle 6 se promocionó el voto electrónico y que recién ahora vieron que el mayor beneficiado puede ser el tigrense. Hay quienes van más allá y dudan de que el Frente Renovador cumpla con el “acuerdo” y entregue la presidencia de Diputados. Detalles no menores. La concordancia llega cuando se piensa en quién puede ser esa figura de polarización electoral que sea “beneficiosa” y, en los análisis de todo el mundo PRO, esa figura la representa Cristina Fernández de Kirchner. “Si se polariza con Cristina y el kirchnerismo duro, Massa queda otra vez tercero y afuera de la contienda”, resume, confiado, un armador del oficialismo. Sea cual fuera el escenario, sea quien fuera el candidato o candidata que encabece la lista de Cambiemos para la senaduría nacional, en Calle 6 saben que Vidal tendrá que ponerse la campaña al hombro y demostrar su capacidad política.

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