jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Panorama Bonaerense | 12 feb 2017

Bitácoras bonaerenses

La innecesaria atmósfera explosiva sobre la paritaria docente

Las negociaciones paritarias comenzaron con un escenario tenso. Ministros apuntaron duro contra Baradel. El titular de Suteba denunció “amenazas de muerte”. El 18 por ciento como cifra inamovible.


Todos los años, desde que Néstor Kirchner le devolvió vigor a las paritarias allá por el 2003, las negociaciones salariales, año tras año, son un escenario de pujas, tensiones y demás yerbas. En estos tiempos, nadie se anima (aún) a discutir o cuestionar el derecho a las paritarias. Son una herramienta válida de encontrar los mejores o, en realidad, los más aceptables aumentos salariales, siempre ligados al fantasma de la inflación. El 2016 fue un año de éxito para la gobernadora María Eugenia Vidal en su primera negociación paritaria. Después de una agitada previa, pudo comenzar en tiempo y forma las clases, como las había programado y a diferencia de años anteriores. Los sobresaltos no vinieron en general de los gremios de maestros, sino de las jugadas del Ministerio de Educación de Nación, con resabios de alguna vieja interna porteña. En esos tiempos, Vidal había mantenido una primera reunión con docentes en diciembre de 2015, como un primer gesto de la flamante gobernadora a los gremios. Vieja estrategia, “Mariu” y sus ministros iban desglosando la oferta paulatinamente, para poder negociar el número deseado. En principio pusieron sobre la mesa un tibio 23,6 por ciento, los gremios calificaron como “vergonzosa”. Días más tarde, ofrecieron un 24,1 por ciento, despertando así el enojo de maestros del Frente Gremial (integrado por SUTEBA, FEB, AMET, UDA y SADOP), UDocBA y UPCN. En este tire y afloje, Vidal quedó mal parada porque en la paritaria nacional, el ministro Esteban Bullrich ofreció un 40 por ciento que, tras un escándalo –desmentidas e intervenciones de Mauricio Macri mediante– serían retrotraídas a un 25 por ciento para las provincias. Finalmente, la sangre no llegó al río y los gremios nacionales aceptaron “no alegremente” un aumento del 30 por ciento, y los bonaerenses un 34,6 por ciento, con lo cual las clases comenzaron bien. El pasado reciente.

Este año el escenario es muy distinto, las formas de hacer política también. Desde la administración bonaerense no hubo reuniones paritarias con docentes hasta este lunes 6 de febrero que pasó. Con la vieja fórmula del tire y afloje, los funcionarios de Vidal ofrecieron un aumento de 18 por ciento, dividido en cuatro cuotas, basado en monto de acuerdo que lograron cerrar a finales del 2016 con los gremios estatales, salvo ATE (gremio mayoritario). Seguramente ésta no será la cifra final. Lo llamativo surgió por el rotundo cambio de estrategia que desplegaron desde gobernación sobre el clima paritario. Durante todas las negociaciones del año pasado, Vidal y sus ministros prácticamente apelaron al silencio en medio de las paritarias, pocas declaraciones públicas. Este año, la orden fue distinta y la gobernadora ordenó a sus ministros alfiles, para este tablero, atacar al titular del SUTEBA, Roberto Baradel. “¿Cuál es el modelo de educación que pretende Baradel? Está anunciando desde diciembre que no van a empezar las clases, que es culpa nuestra, y está actuando desde una posición política”, lanzó con dureza el ministro de Trabajo, Marcelo Villegas. Más encriptado, pero no ajeno a la crudeza, el director General de Escuelas, Alejandro Finocchiaro, apuntó: “Existe un modelo sindical que atrasa, absolutamente ideologizado, que cogobernó el sistema educativo durante los últimos doce años. Hay gremios que responden a una lógica que tiene que ver con su adscripción al gobierno que se fue en diciembre de 2015”. Artillería pesada.

El cambio es más que notorio, en 2017 la estrategia apunta a tensar el escenario de entrada, apelar a un escenario ofensivo y no defensivo como llevó adelante el sciolismo o como la misma Vidal el 2016. Los cañones de los soldados de “Mariu” no callaron ahí. Desde Gobernación deslizaron desde las primeras planas: “Si el interés (de Baradel) no es gremial y es político, no nos vamos a poner de acuerdo. Y Baradel hace política. No defiende el verdadero interés de los maestros”. Pero los cañonazos continuaron, y desde Calle 6, lanzaron una ráfaga más fuerte: “Baradel es kirchnerista y no quiere que al gobierno le vaya bien. Está en contra de todo (…) Baradel es preceptor, no es maestro y nunca estuvo al frente del aula”. Palabras y acusaciones que en su momento fueron usadas –las mimas– por funcionarios de Daniel Scioli, pero en momentos más calientes de la negociación, nunca de arranque. La herencia que sirve.

En ese tono se encuentran las negociaciones paritarias, desde el Frente Gremial aún no hablaron con claridad de realizar una medida de fuerza, aunque sí deslizan que “está en peligro el inicio de clases” programado desde Provincia para el 6 de marzo. Por si fuera poco, en medio de este clima tenso, desde CTERA denunciaron que Baradel y su familia recibieron “amenazas de muerte” mediante correos electrónicos. “A Baradel le dijeron que se portara bien en las paritarias porque si no su familia la iba a pasar mal”, alertó preocupada Sonia Alesso, secretaria general de CTERA. Con el fragor de la noticia, con las horas el propio titular de Suteba confirmó el hecho. “Amenazaron de muerte a mis hijos y a mi nieto, diciendo que si sigo reclamando en paritarias y no acepto lo que propone el gobierno como aumento salarial me van a matar”, dijo el gremialista. En su denuncia, sostuvo que los correos vienen de la misma casilla de las amenazas que recibió el año pasado y pidió investigar el hecho. “Se lo atribuyo al clima antisindical que se ha generado”, expresó Baradel, en medio de toda esta tensión. Intrigas y malos fantasmas sobre el escenario.

Innecesariamente el escenario se tensó de entrada. Si bien Baradel no acusó a Vidal y funcionarios de estar atrás de los correos electrónicos, deslizó que son los generadores del clima de tensión. Por ahora, la estrategia agresiva de Gobernación de iniciar la paritaria con acusaciones personales y artillería pesada, parece no estar dando resultado. Queda esta semana, donde en un nuevo cara a cara se verá si hay acuerdo o no entre Provincia y gremios docentes. La situación no es la mejor, más allá de que desde la administración Vidal afirmen que el 18 por ciento “es un piso y no un techo”. Además, el factor nacional juega fuerte también sobre la arena bonaerense. La quita de una paritaria nacional no es de agrado para ningún gremio y los sindicatos nacionales pidieron que se “cumpla la ley” y que el Gobierno nacional convoque a una paritaria que fije el salario mínimo del sector. El clima es tenso, los gremios nacionales se reunieron con la CGT y anunciaron que van a participar de la marcha del 7 de marzo. Desde la Casa Rosada dejan trascender que “no habrá” paritaria nacional y que la posición es inflexible y arguyen que el 18 por ciento es el monto que se va a dar. Desde los principales despachos del poder central, incluso, dicen estar preparados para “ir a un conflicto y enfrentar los paros”. Pero cabe destacar que el escenario es más conflictivo para Vidal, siendo la cara más visible del país, con la cantidad más grande de maestros, dado que Nación no tiene docentes bajo su órbita. La gobernadora, así como en la campaña, tendrá que ocupar un rol clave en esa vidriera que es la provincia de Buenos Aires. El escenario no comenzó bien, pero la dureza parece ser que es la estrategia elegida. Por las dudas, desde Gobernación ya anunciaron que se “descontarán los días de paro y que no se devolverá el dinero”. Clima tenso, atmósfera innecesaria. Desde el gremio de UDocBA grafican el conflicto de la siguiente forma: “La educación puede ser la 125 de este gobierno”. La hora de la pulseada.

Una educación de calidad se logra con sueldos de calidad e infraestructura de calidad. Y, si el conflicto se agudiza, no comienzan las clases y resurgen las acusaciones de “tener de rehenes a los alumnos”, es mejor pensar, desde todas las partes, que salvo pedidos extremos y fantasiosos, si se llega a un escenario así, es porque el diálogo y el consenso no pudo ser el que prime en la negociación. Por ahora, Vidal y sus ministros, con la agresividad de entrada, comenzaron con el pie izquierdo.

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