sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3682

Panorama Bonaerense | 2 jul 2017

Bitácoras bonaerenses

La polarización y la disputa por la “ancha avenida” del medio

Los primeros pasos de la campaña muestran que el duelo kirchnerismo-macrismo es parte central del tablero electoral. Por otro lado, Randazzo se paró en el mismo sitio que Massa y no terminan de definir su esencia electoral.


El 14 de julio comienza formalmente la campaña electoral para las PASO del 13 de agosto. Sin embargo, los diversos precandidatos arrancaron motores en el momento posterior a haber estampado sus firmas en las listas de precandidatos. El escenario legislativo de este período electoral nuevamente ha transformado a la provincia de Buenos Aires en la madre de todas las batallas y el foco de atención de todo el territorio nacional. Los actores en el combate electoral son figuras de peso: Cristina Fernández de Kirchner (Unidad Ciudadana), Esteban Bullrich (Cambiemos), Sergio Massa (1País) y Florencio Randazzo (Frente Justicialista). Un reparto que tranquilamente podría ser de una elección presidencial y que también pone en juego sus carreras políticas. Esta elección puede ser la coronación del futuro candidato presidencial del 2019 y la jubilación o el derrumbe de los otros. Con ese peso sobre el tablero es que la ansiedad y la adrenalina se dispersaron sobre todo el ring electoral y todos salieron a desplegar su campaña. Comenzó la carrera.

En los primeros tramos de esta galopada, la polarización, la grieta; esa dualidad de la política argentina, kirchnerismo versus macrismo, Unidad Ciudadana versus Cambiemos domina la escena electoral de los candidatos bonaerenses. Un escenario más que predecible y que de alguna forma será inevitable tanto para Cristina, como para Mauricio Macri y María Eugenia Vidal con sus candidatos. La expresidenta tiene que enfrentar, cuestionar y discutir en la retórica con el oficialismo, como cualquier actor de una oposición que sea precisamente eso: oposición a un esquema político-económico que gobierna. Es por eso que Cristina arrancó la campaña con su lanzamiento implícito en el estadio de Arsenal, el pasado 20 de junio. “Podrás tener coaching, podrás poner carita de buena, a mí nunca me salió, pero ésta es la realidad que tenemos que enfrentar. Yo nunca guioné mi vida”, dijo Cristina, en clara referencia a Vidal. Si bien tras la formalización de su candidatura la expresidenta se concentró en mostrar su nueva faceta de campaña, con “tips” más del estilo PRO y la marca Jaime Durán Barba, la cercanía con la ciudadanía y su particular exposición de experiencias con nombre, apellido y experiencias personales, de la misma forma que Macri y Vidal hicieron en la campaña de 2015 y acentúan en las gestiones, la polarización comenzó mucho antes del cierre de listas. De la mano de “Mariu” se fue preparando el terreno para el desembarco de Cristina en el territorio bonaerense. Allá por marzo de este año, en plena máxima tensión del conflicto docente, Vidal lanzó las palabras que quedaron grabados en el tablero político provincial: “Díganme si son kirchneristas”. Más cerca del cierre, la Gobernadora volvió a hablar de la exmandataria en un nuevo cruce con los docentes y la polémica sobre el cierre de comedores escolares en días de paro. “Quiero decirle a Cristina que estamos habituados a que el kirchnerismo haga campaña mintiendo”, afirmó Vidal, relacionando a la expresidenta con las denuncias que hicieron todos los gremios docentes. El duelo de damas: Cristina-Vidal.

El escenario propicio para Cambiemos es el de la polarización con Cristina y su Unidad Ciudadana, que será fundamental para dirimir la batalla electoral. Desde mediados del 2016, en los principales despachos de Gobernación apostaron a que ese fuera el escenario electoral de este 2017. Más allá de que algunos funcionarios traten de negar que la principal estrategia de campaña de Cambiemos en la Provincia sea la confrontación con el kirchnerismo, la realidad del inicio de campaña muestra otra situación. Desde el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña, hasta Elisa “Lilita” Carrió y precandidatos bonaerenses han apuntado sus principales declaraciones contra Cristina. Una pulseada que será la principal por lograr el primer lugar que -hasta ahora– se disputan entre Unidad Ciudadana y Cambiemos. Pero la aventura del oficialismo no será representada sólo por el tándem Esteban Bullrich-Gladys González en Senadores, y con Graciela Ocaña, Héctor “Toty” Flores y Guillermo Montenegro en Diputados. Vidal será la cara visible de la campaña, la que esté omnipresente, la jefa de campaña y la chaperona de los candidatos de Cambiemos. De hecho, en esta primera semana de campaña informal, MEV se mostró con todos los candidatos en distintas recorridas oficiales. En menor medida, Mauricio Macri acompañará a los postulantes, pero en lo posible siempre con la presencia de Vidal. Se sabe, es conocido que la Gobernadora es la que goza todavía de una imagen positiva con altos niveles de aprobación a diferencia del Presidente. Incluso, para la gran batalla bonaerense, anunciaron que “Lilita” Carrió acompañará a Vidal en recorridas de campaña en La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca. La chaqueña no quiere perderse ser parte de este escenario y, pese a que Vidal no quiso que fuera candidata bonaerense, ella estará ahí también para confrontar con Cristina. Todas las altas esferas a la Provincia.

En este tablero de claro mano a mano, en esta pulseada que para muchos es la continuidad del 2015, qué papel juegan Massa y Randazzo, quienes buscan ocupar aquella “ancha avenida del medio”, ahora con un nuevo transeúnte. La candidatura de Massa se presentó como una acción loable del tigrense para “frenar a Cristina”. Días más tarde, el tigrense y su tropa salieron a realizar agudas críticas a las políticas económicas de Macri. Es claro que para romper con la polarización, Massa y su escudera, Margarita Stolbizer, se muestren distintos a las dos opciones. Sin embargo, la agenda la sigue centralizando Cristina, como en sus mejores tiempos de Presidenta. Para bien o para mal (según quien lo mire), los actores de la política bonaerense se mueven en torno a la órbita de la expresidenta. Massa corre el riesgo de volver a empantanarse como lo hizo durante sus dos años como lo que llaman el “opoficialismo”. Estar en el medio de un escenario es complicado, pero las indefiniciones del tigrense hacen que esa tercera opción pierda fuerza. La compañía de Stolbizer le da la posibilidad de tener apariciones mediáticas en gran número y un mínimo número electoral. Pero la líder del GEN no tiene más argumentos electorales que hablar en contra de Cristina y las denuncias judiciales que tiene, y esa estrategia hace que el espacio 1País quede atrapado en los pantanos de la ancha avenida del medio, y hasta puede ser más útil al oficialismo ante la polarización con Cristina. Es muy difícil que Vidal o algún funcionario de primera línea de la Casa Rosada decidan polarizar con Massa o 1País. En ese plano, el desafío del líder del Frente Renovador es plantear una instancia superadora a esa “grieta”, pero de forma contundente, clara y dejar ese cuasi equilibrio de hacer un “opoficialismo”. Si el tigrense quiere ser alternativa (es quien más se juega en esta elección, y arranca tercero) tiene que enfocar su construcción en ser un opositor superador al gobierno de turno. Massa corre el riesgo de ser el gran derrotado en este tablero electoral. Los problemas del tercero.

Los dilemas de Randazzo son mucho mayores: de soñar con una PASO contra Cristina, a rogar que Mario Ishii y el abogado mediático Fernando Burlando no le planten listas rivales en las primarias del Frente Justicialista. Randazzo arranca cuarto, lejos de Massa, con menos de seis puntos de intención de voto, para algunos –incluso– disputando el cuarto lugar con el Frente de Izquierda. El barco del “Flaco” se redujo a barcaza y hasta ahora no eligió mejor opción que pisarle la “ancha avenida del medio” a Massa, con todos lo que eso significa. En sus primeros tramos de campaña Randazzo rompió el silencio y habló de todo, es cierto. Apuntó contra Cristina, Macri, deslizó críticas a Vidal y hasta le enrostró a Massa su pasado kirchnerista, en ese orden. Hasta ahí nada nuevo en el escenario, salvo que Randazzo cambió su discurso de querer ser el heredero desafiante de Cristina en el peronismo, representado por el FpV-PJ, a renegar de su presunto gen kirchnerista. Al igual que el tigrense, el chivilcoyano se paró en medio de la polarización e intenta criticar por igual al kirhcnerismo y al macrismo. En lo concreto, apunta a disputarle votos a Massa más que a Cristina y su Unidad Ciudadana. Se verá cómo termina su campaña “Florencio”, y se verá si ante una eventual derrota de Cristina logra posicionarse como el heredero en el liderazgo del peronismo, que lo conserva aún la expresidenta. Su apuesta, forzada, porque no le quedó otra o porque tenía que cumplir en este tramo electoral, es no quedar afuera del registro de la ciudadanía votante y esperar un nuevo turno en el 2019. Randazzo tenía que pisar el escenario, era necesario, corre de atrás, de más atrás de lo que había pensado y más allá de no haber roto con el kirchnerismo (como lo hizo Massa en el 2013), al final parece que el espacio que conduce terminará transformándose en un espacio antikirchnerista más de la oferta electoral. Tanto Massa como Randazzo, con estrategias similares, no van a poder sacarle votos a Cristina en el núcleo duro que conserva, tampoco a Cambiemos. O terminan haciéndole el juego al oficialismo, o de alguna forma sacan un as bajo la manga y se muestran como una alternativa superadora a la polarización.

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