martes 19 de marzo de 2024 - Edición Nº3650

Panorama Bonaerense | 16 feb 2019

Bitácoras bonaerenses

El efecto negativo que Vidal trasladó a sus diputados

Hace unos días, la gobernadora congregó por primera vez en el año a sus legisladores. Para sorpresa de todos, “Mariú” tuvo gestos y un discurso que dejó intranquilos a la tropa.


María Eugenia Vidal ya está en campaña. Este viernes, con su llegada a Carlos Casares, recorrió por segunda vez los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires. Su chip ya está en modo campaña, aunque resignada por el fracaso de la idea de desdoblar las elecciones bonaerenses. El malestar que viene germinando desde hace meses con la Casa Rosada, se acentuó ante la brusca y anticipada definición sobre ese plan. Desde esta columna se viene mostrando, desde octubre de 2018, cómo la gobernadora empezó a sentir ese malestar, enfocado principalmente en que la Provincia se convirtió en la variable del ajuste que aplicó el Gobierno Nacional a pedido del FMI y en acuerdo con los gobernadores del PJ. “Vidal siempre le puso el cuerpo a las decisiones más incómodas de Nación y a los avatares de la economía, mientras que la Casa Rosada nunca sale en defensa de la gobernadora”, fueron palabras que por esos días salieron desde el entorno de “Mariú”, lo cual derivó en que la mandataria bonaerense decidiera “provincializar” su perfil. El combo, que se transformó en explosivo, es atar su suerte a la de Mauricio Macri, convertido en un “salvavidas de plomo” electoral. Las frustraciones de Vidal.

Siempre sonriente, amable, sociable, saludando a todos con voz cálida. Esa es la imagen de Vidal en sus casi cuatro años de mandato, es la que la llevó a destronar al peronismo en el territorio bonaerense. Una imagen que se formó al calor del marketing político, que genera resultados positivos para su gestión y campaña; en la gente, en sus militantes, en sus legisladores. Pero si el estado de ánimo de Vidal venía siendo motivo de alerta en su mesa chica, al punto de que desde gobernación salió una versión de que su futuro político también podría ser “irse a su casa”, en los últimos días esa sensación se trasladó a los legisladores bonaerenses de Cambiemos. El miércoles 6 de febrero, los 44 diputados bonaerenses del oficialismo fueron convocados a un encuentro con Vidal, en la residencia oficial de la gobernación en La Plata. Los legisladores acudieron ansiosos al encuentro, en sus redes sociales mostraban la alegría por la primera reunión del año con la gobernadora. Todos querían recibir contención y motivación de cara al año electoral. La expectativa de la tropa.

Para el asombro de los presentes, nada de eso pasó. Según pudo reconstruir ANDigital, los diputados notaron varios detalles en la reunión. “Vidal llegó muy tarde, no es costumbre en ella”, dijo uno de los presentes. Pero fueron varios los que notaron y coincidieron en puntualizar algo: la gobernadora, al entrar al recinto, hizo un saludo general a todos. En todas las ocasiones anteriores, Vidal saludó uno por uno a sus diputados con un beso, pero esta vez fue la gran excepción y tuvo un efecto negativo. No sólo eso, Vidal tenía una cara ofuscada, muy notoria, que generó miradas y comentarios en voz baja entre los presentes sentados en la gran mesa. Si bien agradeció a sus legisladores por la “defensa” que hicieron de los proyectos del Ejecutivo, sobre todo el del Presupuesto 2019, las siguientes primeras palabras no fueron las más alentadoras y dejaron nervioso a más de uno: “Si logramos un segundo mandato, no va a ser una continuidad del periodo 2015-2019”. Lo que apuntó la gobernadora es que ninguno de los diputados que tienen que renovar bancas tiene el boleto asegurado, al igual que el sillón de muchos ministros. La sinceridad brutal de Vidal dejó muchos inquietos quienes, de mínima, esperaban una señal que generase tranquilidad. En torno a la campaña, las palabras de Vidal se quedaron con el tono serio y, en una suerte de confesión, dejó traslucir su preocupación sobre el escenario económico. “Venimos de atrás”, afirmó en un tramo. Según varios de los presentes, hubo un tenso y largo momento de silencio en la reunión. Tras el cónclave, los diputados se fueron con más dudas que certezas, mientras que la motivación que esperaban no fue invitada al encuentro. La negatividad trasladada.

Surgen varias interrogantes acerca del malestar de Vidal trasladado a sus diputados. Al menos, es curioso que la gobernadora y su equipo, pendientes de cada detalle en el cuidado de su imagen, hayan caído presos de un malestar. A no ser que sea de tal profundidad e inocultable. Por otro lado, trasladar inseguridad a los diputados que tienen que renovar, siendo ellos mismos los que deben hacer la campaña en los distritos y secciones, no parece una gran estrategia. Muchos, que entendieron el mensaje, se quejaron por lo bajo que tampoco Vidal les haya dado garantías de que puedan “acomodarse en otros lugares”. Las sensaciones no fueron buenas y los 44 legisladores comienzan a sentir preocupación. En los pasillos de la Legislatura es vox populi que la caída anticipada del desdoblamiento de las elecciones “la mató”. No lo dicen los peronistas o los massistas, lo dicen en Cambiemos. “Vidal sintió el impacto”, intentó explicar un diputado a días de la cumbre en la residencia, pero con las secuelas aún presentes. La versión del vidalismo es que la mandataria decidió no especular y le anunció a Macri que no desdoblaría y que el jefe de Estado sintió alivio y agradeció. La versión de la Rosada es que Macri, en los tres encuentros que tuvo con Vidal antes del anuncio, esquivó molesto hablar siquiera del tema. Esa fue la señal, más que clara, de que la gobernadora decodificó claramente. El karma de no pertenecer al círculo "newman boys".

En las cenas, chats y cafés los legisladores de Cambiemos comienzan a tirar análisis sobre este panorama. Algunos dicen que Vidal “considera que hizo una buena gestión, pero que su suerte está atada a la economía, la cual ella no controla”. Otros reconocen, resignados, que día a día Macri se transforma en un salvavidas de plomo más pesado. Los dilemas de Vidal, como de sus antecesores en la Gobernación, nuevamente pasan por la relación-dependencia con la Nación. Un dilema bonaerense, una “maldición de los gobernadores”. La gobernadora, encerrada en un laberinto, depende de la suerte de Macri pero, al mismo tiempo, tendrá que ser la cara de la campaña nacional de Cambiemos.

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