martes 19 de marzo de 2024 - Edición Nº3650

Panorama Bonaerense | 29 jun 2020

Bitácoras bonaerenses

Un domo para el AMBA: Días de prueba para Alberto, Kicillof y Larreta

El endurecimiento de la cuarentena o la “nueva Fase 1” para el Área Metropolitana de Buenos Aires trae múltiples desafíos para los tres gobiernos. La angustia de la gente, la economía y bajar los contagios como desafíos.


“El Área Metropolitana está contagiando al resto del país (…) Tenemos que aislar el AMBA del resto del país, porque el resto del país no están teniendo los problemas que tiene el AMBA”, dijo, tajante, el presidente Alberto Fernández en el discurso grabado del viernes 26 de junio, donde se anunció la cuarentena estricta para el Área Metropolitana de Buenos Aires. Las palabras sonaron duras, con posible efecto estigmatizante, pero no lejos de la realidad. Los datos son claros, el AMBA -esa palabra, esa zona, ese lugar, que este 2020, quedará en la mente de todos los argentinos- es la que mayor porcentaje de contagios de Coronavirus tiene: más del 90 por ciento. Los pronósticos más alentadores avisan que la cuarentena es este lugar que algunos llaman megaciudad durará al menos hasta septiembre. Por ahora, el escenario está claro, del 1ro al 17 de julio, el AMBA vuelve a la cuarentena estricta. Desde la comunicación presidencial apuntaron a que ni Alberto, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta hable de volver a la Fase 1. Se retrocede, pero que las palabras denoten esa acción. Dato no menor, así como hay un AMBA bonaerense y un AMBA porteña, tras el nuevo anuncio surgió el AMBA semi-rural. Según información oficial de la Provincia de Buenos Aires, los distritos de Brandsen, Campana, Cañuelas, Exaltación de la Cruz y Zárate, bajo el manto de su semi-ruralidad, siguen en la Fase 3. El nuevo esquema.

El anuncio del endurecimiento de la cuarentena para el AMBA no fue fácil, ni en la previa, ni en el mensaje grabado. Un manto de realidad tapó el salón de conferencias de la Quinta de Olivos. Distinto a otras ocasiones, Alberto reconoció la angustia que genera el encierro que lleva más de 100 días, al tiempo que con datos justificó la medida. Larreta, tras representar en la antesala el ala dura en contra de endurecer el aislamiento, finalmente se mostró alineado al tridente, aunque no dejó pasar oportunidad para despegarse de la decisión de prohibir a los runners en la Ciudad de Buenos Aires. Kicillof, quien en público y en privado, desde hace días pedía por restringir más el aislamiento, se mostró comprensivo a la hora de reconocer la dureza de la medida: “Sabemos que el esfuerzo es agotador”, dijo en un tramo y hasta se mostró conmovido al recordar que justo este 2020 se celebra el Bicentenario de la Provincia de Buenos Aires. Una decisión difícil sin dudas. Ya no es ningún secreto que la cuarentena, producto de la pandemia mundial genera efectos psicológicos, de estrés y sobre todo económicos en los más de 14 millones de habitantes que viven en el AMBA. En la previa al anuncio, desde la Rosada dejaron trascender cómo serían las nuevas restricciones para el transporte público y las 24 actividades esenciales permitidas para circular. Así mismo, dentro de todo este embrollo, se corre en voz baja, que el 17 de julio no será el fin de la cuarentena estricta para el Área Metropolitana de Buenos Aires. Alberto lo sabe, lo sabe Kicillof, lo sabe Larreta y lo saben bonaerenses y porteños del AMBA. Nadie lo dice, pero todos lo saben. Volver a Fase 1, sin que sea Fase 1.

Si bien la semana que pasó estuvo cargada de llamados, chats y encuentros entre Nación, Provincia y Ciudad para definir el endurecimiento de la cuarentena, los detalles, cómo se haría el anuncio y, sobre todo, el diagnóstico de los record de contagios que nadie podía negar, el anuncio dejó un gran tema sin tocar: la cuestión económica de fondo. A diferencia de aquel lejano y tan cercano 20 de marzo, esta vez los bancos funcionarán como los vienen haciendo y varias actividades industriales -con protocolos estrictos- seguirán en actividad. Alberto se ocupó de anunciar la continuidad del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y los créditos a tasa cero para algunos monotributistas. Nada nuevo sobre el escenario. Ningún anuncio de refuerzo para esa clase media trabajadora, comerciante, autónoma y cuentapropista. Su situación no será similar, la nueva restricción o la “nueva Fase 1”, volverá a golpear sus ya golpeadas economías. Hay otra realidad que no escapa a esta pesadilla hecha realidad: en varios distritos bonaerenses (La Plata es un ejemplo), son varios los comerciantes que hasta hoy decidieron de hecho abrir sus persianas (o abrir a medias) para poder generar ingresos ante un parate de cien días. La presión interna de los comerciantes y de muchos vecinos, hace que varios intendentes miren para otro lado a la hora de castigar con alguna sanción o clausura esa falta. Hay otro dato que surge del análisis de las encuestas: ante la necesidad económica o la larga cuarentena, hay un alto porcentaje de la población que “le perdió temor al Coronavirus”. ¿Qué escenario se abrirá desde el 1 de julio con la “nueva Fase 1”? ¿Qué consecuencias económicas dejará sobre los más golpeados por la cuarentena producto de la pandemia? Las primeras interrogantes.

Hay un escenario cierto y que nadie quiere ver hacerse realidad: la ocupación de las camas de terapia intensiva pasó el 55 por ciento y correr el riesgo de un colapso sanitario sería una calamidad. Pero esos 17 días que comenzarán el 1 de julio, serán de suma tensión para Alberto, Axel y Horacio. No sólo por la cantidad de contagios que oficien de primeras muestras en plena “nueva Fase 1”, sino por el cumplimiento real de las nuevas restricciones por parte de la población. En lo discursivo, Nación, Provincia y Ciudad tendrán que dar alguna buena noticia a su población, sea económica, moral, psicológica o de alguna forma. Desde hace algunas semanas, en La Rosada y en la Gobernación se comenzó a instalar el escenario pos pandemia, algo que sirve para al menos pensar que hay un futuro sin coronavirus. Por estas horas, esa noción parece más lejana. La sensación de un retroceso hace su aparición sobre el escenario de esta pandemia. La buena noticia es que después de cruces, chispazos y desacuerdos, el AMBA bonaerense que comanda Kicillof y el AMBA porteña que comanda Larreta, decidieron actuar en conjunto y tomar al AMBA como una zona única. Se viene una importante prueba para la clase política y la ciudadanía.-

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