A la espera de las primeras medidas de gobierno

La Argentina quedó partida en dos, con dos opciones decididamente bien diferenciadas y la parte que tiene a cargo el Gobierno nacional, encabezada por el flamante presidente Mauricio Macri, evalúa los primeros pasos a dar en la gestión que, merced al buen tino del mandatario, comenzó con una rueda de reuniones, cara a cara, con Daniel Scioli, Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá, quienes fueron sus adversarios en las urnas.

Sabia, la decisión del Jefe de Estado. Porque va a necesitar de estos encuentros y mucho más para hallar un equilibrio que le permita adoptar decisiones difíciles y acordes con las promesas de campaña, que fueron numerosas y muy difíciles de aplicar. Como la devaluación prometida, que sugerida por el actual ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, horas después de la primera vuelta del 5 de octubre último, provocaron una estampida de precios que afecta hoy a la población de menos recursos. Porque empresarios y grandes y pequeños comerciantes aumentaron “por las dudas” los precios en todos los rubros, sobre todo, los productos de la canasta familiar.

Todo se da de manera vertiginosa. Por ejemplo, en esta semana en la que pasó de todo. La jura del flamante mandatario Mauricio Macri en el Congreso Nacional; el inicio de la mencionada ronda de diálogo político con los candidatos que compitieron con Cambiemos por la presidencia y antes del traspaso de los atributos hubo dos plazas, una colmada y sobrepasada de militantes K que se movilizaron para despedir a Cristina Fernández de Kirchner (una demostración de fuerzas que impresionó a propios y ajenos) y la convocatoria del último jueves 10 de diciembre para dar la bienvenida al nuevo presidente.

Pero hay una tensa calma aguardando primeras decisiones gubernamentales y una enorme presión de banqueros por el no cumplimiento de las reglas con la que el ex titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, enmarcó las operaciones por el dólar ahorro.

A juzgar por las últimas declaraciones efectuadas a medios periodísticos por Prat Gay al final resultaría ser que la administración de la economía por parte del kirchnerismo no fue tan mala como se dijo, por parte de Cambiemos, en campaña y las decisiones de fondo en la materia pueden esperar unos días más, aunque en los pasillos de la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda se jura y perjura que esta semana podrían generarse novedades, al martes o el miércoles a más tardar, pero también hay que contemplar que se aproxima una fecha cargada de presión, el de diciembre, que año a año pareciera convocar a los fantasmas de la huida en helicóptero de Fernando de la Rúa dejando un país en llamas con 34 muertos en 2001.

Pero además la sociedad argentina se ha metido de lleno en los preparativos de las fiestas de fin de año y en el gabinete de Macri evalúan con precisión quirúrgica los pasos a dar para no empañar el espíritu festivo de la población.

Por ello se priorizó el diálogo y la convocatoria a un gran acuerdo con las fuerzas opositoras y se prefirió desechar la convocatoria a sesiones extraordinarias para barajar y dar de nuevo en relación a lo prometido en campaña; y tejer una suerte de telaraña de consensos que oxigenen la primera parte de la luna de miel (los primeros 100 días de gobierno) para realizar los anuncios en la Asamblea Legislativa del 1ro de marzo del año nuevo que asoma que sería una forma de no tirarse a una pileta sin agua.

Pero vivimos en la Argentina. Aquí ganaron la pulseada las corporaciones. La mediática a la cabeza. Se nota en las tapas de los diarios. Son obscenas por lo obsecuentes con la flamante administración Macri. Si hasta se han ganado la proliferación de “gastadas’” y frases risueñas en las redes sociales por el enorme contraste que exhiben las portadas hoy respecto de los títulos que se sucedieron, día a día, durante ocho años de gestión de CFK. Como decía Fernando Niembro cuando se originaban irregularidades en el fútbol vernáculo y el internacional: “Se van a dar cuenta, se nota mucho muchachos, disimulen un poco…”.

Decíamos, ganó el poder corporativo la elección. Y las presiones hacia Mauricio Macri y Alfonso Prat Gay son muchísimas. Gigantescas. El establishment quería la devaluación para ayer. Los teléfonos están a full y no son líneas cualquieras sino las del tan mentado “Círculo Rojo” que presiona para que el Gobierno cumpla las promesas. A esta gente le importa un bledo la paz social. Quisieran volver a escarbar ganancias aún entre las ruinas con un país que había estallado en diciembre de 2001 y el escenario semejaba al día siguiente de la finalización de una guerra. Aún en estos escenarios, las corporaciones salen a escarbar para hallar algún dividendo.

Por ello referimos a la tensa calma que esperamos y ansiamos no preceda a un temporal porque si al gobierno de MM le fuera bien nos iría bien a todos. Más allá de que, al repasar los nombres del flamante gabinete, nos veamos en la obligación de recordar que una gran mayoría de los funcionarios elegidos por Cambiemos para administrar la Argentina durante la etapa 2015-2019 (Carlos Melconián, Alfonso Prat Gay, Federico Sturzenegger, Rogelio Frigerio y Patricia Bullrich) tuvieron que ver y mucho con aquel país que implosionó en 2001 y 2002. Por ello, permítasenos el derecho a la duda, a desconfiar. Pero, por Dios, anhelamos que al gobierno le vaya bien.-