viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº3688

Policiales y Judiciales | 11 jul 2012

Abandono oficial

Víctima de la dictadura militar vive con custodia permanente y no puede trabajar

Carlos Lima está radicado en Neuquén. Tuvo que vender sus muebles para comer. Pese a las promesas oficiales, no recibe ningún tipo de ayuda ni de la gobernación ni de la Presidencia de la Nación.


CAPITAL FEDERAL, Febrero 09 (ANDigital) Carlos Lima, de 61 años, vive en la localidad de Plottier, Neuquén, y es testigo de una causa de 1976 que se tramita en Viedma. “Cuatro años desaparecido y más de uno encerrado en casa, con custodia federal, sin poder trabajar, sin ingresos y vendiendo hasta los muebles para poder comer”, narró.

El hombre, de profesión maquinista, está amenazado de muerte por lo que tiene custodia las 24 horas desde hace más de un año, pero por esa razón no puede trabajar y está vendiendo todo para poder comer. Ante este desolador contexto, pide a las autoridades que cumplan con la promesa de ayudarlo.

“El año pasado estuve con la secretaria del secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, y me dijo que antes de las Fiestas iba a tener una solución, pero aún no llegó”, señaló.

Lima vive en Plottier y es testigo en una causa por “privación ilegal de la libertad y vejámenes” que lleva adelante el Juzgado Federal de Viedma, a cargo de la jueza Mirta Filipuzzi. El 16 de diciembre de 2007, el testigo realizó una rueda de reconocimiento y desde ese momento se encuentra con custodia las 24 horas debido a amenazas de muerte que recibió.

“No vayas a declarar”, le dijeron las voces intimidatorias, y agregaron: “Vas a ser boleta”. Igualmente, Lima siguió y junto a Daniel Ávalos, compañero de detención de aquellos años, realizó una rueda de reconocimiento y allí estaban Sixto y Elfio Navarrete (padre e hijo), dos uniformados que pertenecían al grupo de Infantería de apoyo a los militares que funcionó en Viedma.

Después de cuatro años de torturas, picana, golpizas y de ser transferido a distintos centros de detención, Lima fue liberado un 12 de mayo en la comisaría de Viedma. “La verdad todavía no sé por qué estoy vivo, por qué no me mataron. Hubo momentos que les pedí que me dispararan porque no resistía más los golpes”, confesó.

Una vez obtenida la libertad comenzó a trabajar en Alicurá como maquinista y se mudó con su familia a Plottier. Aquí compró un terreno y con mucho esfuerzo hizo su casa. El matrimonio con el tiempo no funcionó pero en ese lapso tuvo cinco hijos.
 
“Cuatro de ellos desconocían su historia hasta que fue convocado hace un año y medio por los jueces a declarar. `No quería que lo que me paso a mí los afectará; es algo muy feo”, admitió durante una entrevista con Radio Belgrano.
 
Sobre su apremiante situación económica, manifestó: “estoy vendiendo mis muebles, todo lo que me costó esfuerzo de una vida, para poder vivir, para poder comer. Nadie me ayuda. Todos me prometieron, pero nadie me ayuda. Yo no quiero andar pidiendo por ahí”.

“La Presidenta nos prometió que nos iba a ayudar a quienes estamos en estas condiciones”, remarcó el testigo clave de los años de plomo.

“Yo necesito trabajar, estoy desesperado, encerrado acá. Encima ningún patrón me quiere contratar”, también envié una carta al gobernador Jorge Sapag, pero nunca contestó”, finalizó. (ANDigital)

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