jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Policiales y Judiciales | 2 ago 2016

Caso Martínez Poch

Vanesa Rial contó su infierno: “Con ese hombre viví un cuento de terror”

La expareja del acusado inició este martes su declaración en el juicio. Dio detalles desgarradores sobre los padecimientos a los que fue sometida. Habló durante más de tres horas ante las partes y quebró en llanto cinco veces. Humillación en público, golpes, drogas, inyecciones, la amputación total de dos uñas y sexo a la fuerza fueron algunas de las revelaciones que hizo la víctima. “Me hizo su esclava”, reveló.


LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) Vanesa Rial ingresó este martes a las 11.20 a la sala de audiencias del Salón de Usos Múltiples del Fuero Penal platense acompañada por su psicóloga y justificó esta presencia profesional en el juicio contra Jorge Martínez Poch: “me da contención y apoyo porque no estoy en mi mejor momento”.

Pidió que la prensa permanezca en el recinto para que se conozca la conducta de su expareja. No obstante, solicitó que el procesado sea trasladado a una sala contigua ya que “su presencia es aterradora y tan solo oír su voz me genera trastornos”. El pedido fue aprobado por los jueces y el acusado fue separado del ambiente.

La declarante inició su relato dando cuenta de que a principios del mes de agosto del año 2013 conoció a Jorge Martínez Poch en un bar y tras ser presentados por un amigo en común todo parecía normal, pero que con el correr del tiempo la relación se tornó violenta por las adiciones que él tenía a las drogas y a las inyecciones. Los malos tratos comenzaron a ser una constante y Rial ingresó a un infierno del que le costó salir.

Vanesa contó que durante la relación que mantuvo con el ahora procesado él la golpeó, drogó, insultó, humilló en público, la violó, orinó y forzó a mantener relaciones con un amigo de su entonces pareja, entre otras tantos padecimientos de los que dio crudos detalles.

En la cronología de los hechos, Rial contó en primer lugar cómo se inició la relación entre ambos: “Apareció él y era encantador, era seductor y me atrajo su inteligencia me recitó poemas y hablamos del filósofo alemán Friedrich Nietszche. Yo estaba interesada en formar una familia con él. Me dijo que era ingeniero recibido en Estados Unidos y me empezó a hablar en inglés eso coincidía eso con sus dichos. Me dijo que era viudo y que tenía dos hijas grandes. Era todo muy normal tomamos unos tragos y parecía como el príncipe azul”.

Luego relató cómo comenzó el infierno al que Poch la introdujo: “me quede en la casa de él un fin de semana porque pensé que estaba todo bien y que éramos personas adultas. Él me preparó el desayuno porque un lunes yo tenía que ir a trabajar. Me acompañó al taxi y tomó el número de patente además le pidió al taxista que me cuide y que yo le avise cuando llegue a mi trabajo”.

“Me llamó la atención que él tomaba muchas pastillas que sacaba de un tupper. Las ingería como si nada. Cuando tomábamos el desayuno me dijo que me daría vitaminas y le dije que no, eso lo alteró y luego las tomé por la presión que me impuso, eso me alteró”, señaló.

La víctima dio más detalles sobre cómo se iniciaron los padecimientos sufridos por la coerción que el acusado ejercía: “yo fui al trabajo empastillada. Hice mi labor y me sentí muy cansada después. Soy una persona muy sana no tengo resistencia al alcohol y nunca tomé nada en mi vida. No conozco lo que es la cocaína. En el trabajo me empecé a sentir muy cansada eso me llamó la atención porque nunca ante me había pasado”.

Vale mencionar que Vanesa trabajaba como abogada en un estudio jurídico y luego de la traumática relación que mantuvo con ‘El Conde’, nunca más volvió a ejercer la profesión.

 

Control total y el inicio del terror: “Mi moto vale más que tu vida”

Es el que ejercía Poch sobre Rial y así lo rememoró la víctima: “en mi trabajo tuve que mandarle muchos mensajes a él porque me preguntaba todo el tiempo dónde estaba. Ahí me di cuenta que él era posesivo y obsesivo. Él me fue a buscar al trabajo en moto y sin casco porque su auto estaba roto. Él estaba desencajado y le cambiaba la cara haciendo una mueca para el costado cuando estaba nervioso, se le desfigura la cara y hace como un movimiento raro. Sacó una campera de cuero de la mochila y me obligó a ponérmela encima para que me suba a su moto”.

Vanesa dio señales de querer resistirse a los primeros sometimientos pero le fue imposible: “le dije que no quería subir a la moto y me obligó amenazándome en medio de la calle en 47 entre 13 y 14. Me dijo que mi debilidad era mi familia y dijo que los mataría si yo no le hacía caso. Empezó a dar detalles de ellos. Hacía cuatro días que lo conocía y él sabía cosas de mi familia que yo no. Me llevó en contramano sin casco yo estaba atemorizada porque él estaba poniendo en riesgo mi vida”.

La denunciante señaló que Poch le gritó en medio del restaurante al que llegaron y dijo que cuando estaban comiendo él le refirió insultos: “me dijo que yo era una negra de mierda de Los Hornos que es lo más fácil ser abogada y que yo era la nada, me habló de la ausencia del ser y de que yo no existía. ‘Mi moto vale más que tu vida’, me dijo. Él sacaba de los bolsillos pastillas y me dijo al oído que ‘vos vas a tomar lo que yo te dé’. En el restaurante al que fuimos los encargados eran amigos de él, nunca lo vi pagar, tenía cuenta libre ahí y en una farmacia”.

Tras esto, Poch llevó a Rial a su departamento ubicado en la calle 23 entre 58 y 59. Ese fue el lugar en donde se dieron los peores hechos. El edificio tiene el numeral 1258 y Vanesa fue sometida y humillada no solo en la vía pública sino que también puertas adentro del condominio 2 B de ese complejo habitacional.

“Me llevó a su casa agarró el tupper de pastillas y me bajó los pantalones. Me inyectó en la cola una sustancia, me dijo que era enfermero y él rebalsaba de inyecciones ya que también se inyectaba. Me aplicó cridinol y diclofenac para no sentir dolor. Me dormí y cuándo me desperté me dijo que íbamos a salir. Le dije que no, quería irme y me dijo que sí, me iría, me abrió la boca y me metió pastillas y me hizo tomar whisky de una petaca. Me llevó a un bar y es ahí en donde aparece un amigo de él que no me olvido más. Se llamaba Pablo Rodríguez. Este hombre tomaba whisky con él y era muy afectuoso, tenían algo más que una amistad. Mientras hablaban me llevó a la rastra de los pelos delante de la gente y con un cuchillo estaba con una campera de cuero me dijo ‘acordate petisa lo que te voy a hacer, yo fumo abajo del agua’. Me obligaba a tener sexo oral con Pablo esto fue en una casa que no era de Martínez Poch, quizás era de Rodríguez, no lo recuerdo”, contó Vanesa entre lágrimas.

Luego dio detalles explicando lo peor: “Martínez disfrutaba. Él se masturbaba mientras me sometía. De repente, Martínez Poch se empezó a tirar encima de mí y me empezó a manosear adelante de Pablo y a penetrarme. Pablo miraba y lo alentaba y de repente no sé qué pasó, no sé si me golpeó o me dormí y no sé qué me hicieron, pero me despierto en otro lugar con Martínez y yo estaba toda arreglada y vestida en un bar”.

Tras este nuevo traslado, devino una golpiza: “Poch me dice que era una puta de mierda junto con Pablo y me agarró de los pelos, me llevó a la moto para irnos y paró solo para darme patadas en el piso. Vino la policía y dos agentes dijeron que los habían llamado porque los vecinos escucharon gritos. Martínez les dijo a los policías que yo era una borracha y una falopera. Habló con alguien por medio de una llamada y le dio teléfono a uno de los policías que se fue diciendo que era una pelea de pareja. La policía se fue. Y me dijo él que yo no valía nada y que tenía contactos con jueces y fiscales y que iba a matar a mi familia. Me llevó de los pelos a la casa y me reventó a palos”.

“Los abusos de él se daban a veces en el balcón y él sabía que yo le tenía miedo a los balcones, jugaba con eso. Cuando más me asustaba, más me violaba. Cuando yo me ahogaba y me faltaba el aire él traía una bolsa y me la ponía en la cara diciéndome que tenía que respirar rápido. Mientras él me sacaba la ropa y me hacía de todo en el balcón yo no paraba de gritar”, dijo Rial con un llanto que conmocionó a todos los presentes en el Salón de Usos Múltiples.

 

Sexo y humillación en público en un bar gay de La Plata

El juez Juan José Ruiz intervino para preguntarle: -¿Por qué no te ibas?

“Es como cuando uno quiere irse y no tenés voluntad para hacerlo. Esto se multiplica por mil, me quería escapar pero no tenía voluntad. No me pude ir. Una vez me dijo que teníamos que salir y yo no podía aguantar ese ritmo de Martínez Poch. Él era superior a mí. Esa vez que fue otra salida me llenó la boca de pastillas que eran de rivotril y ácido fólico porque él quería tener conmigo un hijo varón que nunca tuvo. Ese día me dijo que íbamos a ir a un montón de lados. Me cambió y me perfumó, me metía comida en la boca y después salimos a un boliche gay en 45 entre 8 y 9. El de seguridad lo vino a saludar. Lo saludaban hombres con besos en la boca. En el lugar me amenazaba con un cuchillo. Recuerdo cuando empezó a darme champagne y me tiró en la barra adelante de todos, me bajó las calzas y me penetró adelante de la gente y no pude zafarme, me tuvo agarrada del cuello, todos miraban y nadie hacía nada, yo no lo podía creer”, rememoró.

Rial dijo que a la salida de ese bar Poch compró habanos de vainilla y preservativos y después le dijo que quería hacer pis: “me dijo que no me mueva, esto fue en la calle. Me agarró la cabeza y me hizo pis en la boca para que me lo trague mientras me pasa su pene por la cara, mientras se reía”.

Lo insólito fue que Poch le explicó pormenores de esta inmunda conducta: “me dijo que en su casa él iba a tomar mi pis porque hace bien y que él hizo muchas carreras académicas y que era exitoso. Fuimos de ahí a otro boliche y todos lo saludaban. Él con la mirada amenazante no me dejaba irme. Me agarró y le dije que quería ir al baño y nunca pude después hacerlo sola porque no me dejaba. Él entró conmigo y el de seguridad lo dejó. Me empezó a penetrar con violencia y el de seguridad no hacía nada porque eran todos amigos de él. A él le decían ‘El Conde’ y no pagaba nada en ningún lugar. Todos lo festejaban estaba todo el tiempo amenazándome con que no tendría celular y que borraría a gente de mi Facebook. Yo salí del baño desencajada”.

 

Sexo oral con un perro y más violencia

Entre los minuciosos detalles que Vanesa dio sobre la conducta del acusado, se destacó un episodio en donde Poch se untó dulce de leche y mermelada en mi miembro con el fin de que el perro de una vecina lo lamiera: “fue asqueroso, recuerdo que el animal lo mordió y él comenzó a pegarle a la pobre perra. Eso me generaba mucho dolor a mí, no quería que le pase nada” al animal.

“Cuando una vez pude escapar me agarró de los pelos y me llevó a alta velocidad al departamento y el 5 de septiembre me dio una gran golpiza, jamás me voy a olvidar eso”, contó Rial.

De ese episodio, recordó: “se me mezcló la sangre de la nariz con la de la boca, me rompió el corpiño él me mordía y escupía y yo tenía mucha impotencia y lo insultaba él me besaba al mismo tiempo en la frente y me decía que yo era su amorcito”.

“Me llevó al baño para pasarme lavandina y Lisoform pero con ropa. Llegó la policía por el aviso de una vecina ya que se escuchaban los malos tratos. Él por el balcón les dijo que no pasaba nada que había ruidos y que eran de la moto La policía me miraba y me decía: ‘dale piba que no tenemos toda la noche’. Me fui ese día y a las pocas horas hubo una restricción perimetral que él rompió.

 

“Con este hombre vivi un cuento de terror”

Entre las secuelas que le dejó la inusitada violencia que ejerció su expareja sobre ella, Rial dijo: “Poch me desgarró la nalga izquierda por las inyecciones que me dio. Me desvío los ojos por los golpes constantes. Después de tres años tengo las uñas del dedo gordo sin terminar, él me dijo que mis uñas eran feas y con una tenaza me las arrancó me acuerdo que me dolía mucho porque salía sangre de todos lados en los dedos de mis dos pies. Se me formó un hongo por la infección y estuve como un mes sin poder calzarme”.

“Para contar esto tuve tres psicólogas y una internación en un neuropsiquiatrico. Tomo medicación para no tener alucinaciones con él es terrible sentirme perseguida es terrible vivir así y trato de salir adelante pero es imposible porque a veces es mucho dolor ya que muchos recuerdos que se me vienen. No puedo mirar la novela Moisés porque le pagan a la gente y sé que es ficción pero me acuerdo de cuando él me tenía como esclava”, ejemplificó.

Vanesa explicó que pudo poner fin a su trágica relación luego de que Poch rompió a mediados de septiembre la orden perimetral que regía sobre él. La víctima se exilió en un hotel de Cañuelas y si bien Poch la fue a buscar a la fuerza, ella hizo la denuncia y las marcas en su cuerpo hicieron que los policías de la zona inicien actuaciones contra ‘El Conde’.

Un último detalle llamó la atención de todos en la sala de audiencias: “Poch es cinturón negro se karate es boxeador y me usaba para tirar al blanco con un rifle de aire comprimido. A mí me ponía de blanco, me daba un papel en la mano y me pedía que lo mire fijo. Con el miedo que yo tenía él disparaba pegándole al papel. Él también me atormentaba poniéndose un arma en la cabeza yo le decía que no se mate porque yo le decía que era buena”.

Y recordó una última paliza: “fue cuando le dije que era puto, eso lo violentó y no me olvido jamás. Yo he visto como tenía relaciones cariñosas con otro hombre y sé de lo que hablo”.

Cabe indicar que Rial fue rescatada por agentes policiales de Cañuelas que iniciaron actuaciones contra su ex pareja en septiembre de 2013. Allí comenzó la causa judicial por la que el acusado permanece detenido.

El debate seguirá este miércoles desde las 10 en el primer piso del Fuero Penal platense de 8 entre 56 y 57.

 

Mano a mano con ANDigital

Tras la extensa declaración de este martes, Rial habló mano a mano con este medio que fue el único que se quedó hasta el fin de su relato: “fue muy angustiante y conté absolutamente todo, hay cosas que me fui acordando en estos años. Es muy doloroso lo que pasé. Hoy pude decir todo, me siento por primera vez en tres años aliviada, me siento reparada porque respiro aire puro. Pido justicia y un fallo ejemplar para que esto sirva para que nadie más pase por esto”.

Por último, le dejó un mensaje a las mujeres que no se animan a denunciar ante la policía o la justicia los malos tratos: “les digo a otras mujeres que se animen a denunciar, que nos e cansen y que la justicia va a llegar, si Dios quiere, Martínez Poch va a estar preso durante mucho años”.

 

La causa

El fiscal Marcelo Romero es quien llevó adelante la instrucción y tiene por probado como primer hecho imputable a Poch que, por lo menos, desde el día 6 de septiembre de 2013 el ahora detenido estuvo ejerciendo actos de suma violencia física, psicológica y vejaciones para que Vanesa Rial permanezca encerrada contra su voluntad, y la privó de la libertad en la morada ubicada en calle 22 Nº 1258 piso 2º departamento B de la ciudad de La Plata.

El segundo hecho que la fiscalía intentará probar da cuenta de que Martínez Poch realizó y promovió en forma constante actos de vejación, violencia física y moral con coacción, humillación, abuso sexual, y corrupción en perjuicio de sus hijas en ese entonces con 8 y 9 años de edad.

En la acusación se explica que ambas estuvieron sometidas a convivir en un infierno que se prolongó por lo menos durante seis años con tocamientos y escenas de sexo explícito.

En cuanto al tercer hecho que se le imputa a Poch, la fiscalía 6 de La Plata buscará dar por probado que a partir del primer hecho, el acusado sometió a relaciones y prácticas sexuales aberrantes a Vanessa Rial contra su voluntad accediéndola carnalmente con violencia y amenazas mediante el empleo de medios hipnóticos o narcóticos que generó que la víctima no haya podido consentir la ejecución de las mismas, este hecho se habría extendido durante un periodo de al menos un mes.

La fiscal de juicio es Florencia Budiño, mientras que el abogado Roberto Casorla Yalet también integra el bloque acusador en representación de las hijas de Poch, al tiempo que Juan Martín Cerolini patrocina la defensa del detenido. (ANDigital)

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