miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº3686

Política | 13 oct 2013

Opinión

Día de la Lealtad Peronista: Mucho más que un recuerdo partidario

Por Graciela Rego, diputada bonaerense del bloque Frente para la Victoria-Partido Justicialista, especial para ANDigital.


Como todos los años, el 17 de octubre festejamos no sólo el Día de la Lealtad peronista, sino el momento que marcó una bisagra en el acontecer político y social de toda una Nación.

Aquella recordada fecha de 1945 nos traslada a momentos en que la gente común, el “populacho”, los “cabecitas negras”, se hicieron oír por primera vez en la historia argentina; a momentos en que de una vez por todas comenzaron a respetarse lo derechos y garantías, manifestados en una Constitución Nacional que desde su gesta nos pertenecía a todos.

El 17 de octubre no es una fecha cualquiera. Significa el hecho más importante de nuestro país, tan golpeado y masacrado durante años por una clase oligarca –amparada en su brazo armado, las Fuerzas Armadas–, que históricamente se encargó de imponer sus objetivos y aspiraciones, e intentar que éstas se referenciaran en toda una Nación.

También significó el momento en que comenzó a gestarse el mayor odio que jamás haya vivido la Argentina, cuyos hechos más significativos se dieron en 1955 y 1976, con golpes de Estado sangrientos y persecutorios de un pueblo que sólo aspiraba a vivir en paz, equidad económica y justicia social, banderas por siempre pregonadas y levantadas con orgullo dentro del Movimiento Nacional Justicialista.

Este 17 de octubre no sólo festejamos los primeros 65 años de un partido inclusivo, abarcativo y universal; festejamos también el arribo del Pueblo a la Plaza de Mayo, para hacerse escuchar, clamar por su líder y expresar su repudio a un sistema político-económico-social al que aún hoy en día algunos desean volver.

También es una fecha para reflexionar, puesto que si bien los postulados máximos que llevaron a la “gente común” a pedir por la liberación de Juan Domingo Perón fueron rubricados en el corto y mediano plazo, a la distancia parecen haber desaparecido y defenestrados, con una justicia social impalpable, suplida en el peor de los casos por asistencialismos espurios, cuyo único objetivo se asocia al electoral.

Por todo esto, festejemos y recordemos ese 17 de octubre de 1945, no olvidemos a la gente mojando sus pies en la fuente de la Plaza de Mayo, ni dejemos de lado los beneficios que luego llegaron a todos los trabajadores del país, para que, en un futuro cercano, no sintamos nostalgia, sino alegría y placer de saber que esos cambios se catapultaron y afianzaron en el tiempo.

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