jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3687

Política | 19 mar 2014

Opinión

Las ganas de imaginar un país duplicado

Un fastidioso ensayo sobre la ignota posibilidad de una nueva distribución de medios de comunicación, donde abundan los libros y nos existen los pases de monopolio a monopolio.


Por Fabricio Breccia (*)
Especial para ANDigital

No puedo terminar de leer El Hombre Duplicado. Esta novela de José Saramago la recibí como regalo, si mal no recuerdo, para un cumpleaños. Excelente novela, atrapante, sorprendente. Ustedes se preguntarán cómo puedo hacer tal juicio de valor sobre la obra, sin haberla terminado de leer. Quienes sí lo hayan hecho, comprenderán que con sólo leer unas pocas páginas alcanza para realizar una crítica semejante, que se reduce a la básica jurisdicción de un aficionado. Para quienes no la hayan leído, es recomendable esta novela que cuenta la historia de un hombre que a sus 38 años descubre que en su ciudad vive un individuo igual a él, su copia exacta dice la reseña, sin tener ningún vínculo de sangre.

Me prometo terminarlo cada día, pero no lo consigo. Me preguntan hasta donde la he leído aquellos que tuvieron la voluntad de terminarla, ante mi respuesta me dicen “seguí que se viene la mejor parte”. Todas son mejores partes supongo.

Cada vez que me encuentro empantanado al momento de escribir -esto ocurre todas las veces-, recurro a este libro para salir de las ideas enmarañadas, pretendiendo que leer a Saramago –en este caso, pero puede ser cualquier autor-, me volviese un escritor aplastante, con virtudes antes desconocidas.

No sucede. Sino que sirve de excusa para no terminarlo y usarlo para desempantanarme, o para no reconocer mi poco virtuosismo con las letras, entusiasmándome con leer y luego escribir dignamente.

Esta idea del Hombre Duplicado me ha alborotado en la cabeza desde niño. Justamente en conversaciones con mi madrina- ella fue quien me lo regaló, olvidé escribirlo-, y también con una vieja amiga quien me hizo leer Una Flor Amarilla de Cortázar, un domingo donde cambiamos los roles, yo me dedicaba a la literatura mientras ella miraba fútbol.

Hay dos cosas que debo aclarar. La primera del orden personal. Creí que mi madrina me regaló El Hombre Duplicado porque recordaba aquellas conversaciones década atrás donde mi inocente imaginación de niño suponía que había dobles en otras partes del mundo. No fue así, ni siquiera recordaba tal fantástica idea.

La segunda tiene que ver con las diferencias entre las historias del cuento de Cortázar y la novela de Saramago. Si bien ambos se inclinan a narrar sobre la posibilidad de dobles, mientras El Hombre Duplicado habla de exactitudes físicas y contemporáneas, Una Flor Amarilla cuenta sobre la repetición de vidas en diferentes personas, que no son contemporáneas sino que se suceden entre sí.

Hecha la aclaración permítanme darle gobierno a las asociaciones libres y poder a la imaginación para pensar en la misma sintonía. Pero no en dos hombres exactamente iguales, ni tampoco en la reiteración de destinos para personas de distintas generaciones. Sino en países duplicados. O mejor en sociedades que sean la copia exacta de otras sociedades.

Entonces tomando datos reales para proyectar futuros deseados, utilizamos el libro El fin de los Medios Masivos que habla del peligro en extinción de los mass media, libro de  Mario Carlón y Carlos Scolari que pasa a formar parte junto con la mitad de El Hombre Duplicado de mi bastísima biblioteca de libros por leer.

Este asunto que debate y augura una inminente desaparición de los diarios, revistas y TV, o en su defecto, no la desaparición pero sí la pérdida de masividad, es común en ámbitos de discusión donde reina la comunicación junto con el tecnicismo. Se trata de analizar los avances tecnológicos, sitios de Internet que vienen a suplantar la televisión, y los diarios digitales que ponen en jaque a los de papel.

En una entrevista, Scolari dice que “hay ‘nuevas especies mediáticas’ que han irrumpido en los últimos años (YouTube, las redes sociales, los dispositivos móviles, entre otros). Estas nuevas especies han generado cambios en el sistema, lo cual obliga a los viejos medios a adaptarse a las nuevas condiciones. Los viejos medios –como la radio, la prensa, la televisión–, tienden a adaptarse para poder sobrevivir. Modelos de negocios que parecían consolidados –como el de la industria discográfica–, se disolvieron en pocos años”.

Agrega “lo que está muriendo es el viejo modelo de medios centralizados, unidireccional y masivo. Si los medios masivos dejan de ser la gran amalgama ideológica de la sociedad, ¿qué medio cumplirá esa función? ¿De qué hablarán los ciudadanos si el consumo mediático se fragmenta en decenas de medios y plataformas? La prensa y la TV cumplían muy bien está función creadora de agenda, de temas de discusión compartidos por todos los lectores y televidentes. Al perder los medios masivos su centralidad para dejar espacio a los nuevos medios y redes sociales, los temas y las audiencias también se fragmentan”.

Aquí descrito el panorama. Aquí realizado un análisis desde lo tangible para presagiar un futuro sin medios masivos, sin diarios y TV centralizantes. ¿Será posible? Y si lo es, ¿cómo sería una sociedad o un país, sin medios masivos? ¿Dónde podemos encontrar una sociedad o un país que sea la copia exacta, o el duplicado de este país o sociedad sin medios masivos, para poder imaginarlo?

No lo sé. Pero quizás sea un país o sociedad donde abunden los libros. Todavía no se habla de la muerte de él, al contrario, en Argentina, crecen las ventas.

Entonces el libre albedrío de fantasía me lleva a pensar un país o sociedad que sea el duplicado o la copia exacta de Fin del Mundo Fin. Este cuento –que pertenece a Historia de Cronopios y de Famas- , Cortázar lo comienza: “Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas”. Y continúa una descripción de casas desbordadas de libros, luego ciudades, luego países, con libros que son utilizados por los pobres como ladrillos, con libros que se amontonan en carreteras, en los campos. Una superproducción de libros que es tirada al mar, y este se desborda y se forma una “pasta aglutinante” que inunda los continentes.

“…se produce una nueva distribución de continentes y océanos, y presidentes de diversas repúblicas son sustituidos por lagos y penínsulas, presidentes de otras repúblicas ven abrirse inmensos territorios a sus ambiciones etcétera.”

Exquisito cuento. Exquisito libro. Quizás me ayude a pensar un país o una sociedad o un mundo duplicado a este que imagina Cortázar. Donde los libros desborden y los medios se descentralicen, y no pasen de un monopolio a otro con la excusa de pasiones gratis, exponiendo una pelea de intereses que no tiene nada que ver con la democratización de la comunicación.-

(*) Periodista. Columnista de ANDigital.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias