viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3681

Política | 25 feb 2014

Opinión

Las lenguas de Esopo

El autor reflexiona sobre los tiempos electorales, los medios y la doble moral de la fracción lobbista de comnicadores sociales.


Por Héctor Luis Pomini (*)
Especial para ANDigital

Esopo fue un fabulista griego, vivió en el Siglo V AC. Sus fábulas tienen  jugosas enseñanzas que los seres humanos todavía no estamos decididos a aprender y  transmitir. Cuéntase que su amo le ordenó que fuera al mercado y trajese lo mejor que hubiese. Compró lenguas y las hizo preparar de diferentes maneras. No tardaron en cansarse los invitados. Pues, ¿qué cosa puede haber mejor que la lengua?, respondió Esopo, es el lazo de la vida civil, la clave de las ciencias, el órgano de la verdad y de la razón; con su auxilio se construyen ciudades y se las civiliza e instruye, con ella se persuade y se reina en las asambleas, y cumple con el primero de los deberes: “Alabar a los dioses”. Pues –ordenó su amo, pensando que lo iba a poner en un aprieto- tráeme lo peor que haya en el mercado. Al día siguiente Esopo hizo servir lenguas, diciendo que era la peor de las cosas: “Es la madre de todas las discusiones y pleitos, el origen de las divisiones y las guerras, igualmente lo es del error y de la calumnia. Por ella se destruyen ciudades, es el órgano de las blasfemias y la impiedad”.

Con el advenimiento de la democracia, pasamos del amordazamiento de la prensa al libertinaje de la expresión. La publicación de las ideas por la prensa -establecido en la Constitución-, ha sido bastardeada en grado sumo. Hoy lo vivimos a diario. La manipulación de la información ha llegado hasta límites escandalosos. Hacer “lobby” (traducido: orientar las operaciones de prensa para hacer favorable la opinión pública en determinado interés, dirigida a beneficiar o perjudicar la gestión de gobierno, pongamos por ejemplo), es una actividad que ha rendido pingües beneficios a medios y a grupos de poder, de presión y naturalmente a económicos. La utilización de la palabra oral, el “boca a boca”, en determinadas circunstancias ha tenido un peso descomunal. Por este método se han volteado ministros y también a gobiernos, o se han descubierto maniobras o negociados portentosos, afortunadamente frustrados. No pocas veces un comentario hecho con fundamento, puede cambiarse y lograrse el efecto contrario al deseado.

Cuando se habla en demasía, es probable que se termine diciendo alguna necedad. Hoy la ola de rumores y especies informativas es enorme, y no falta algún comedido que cree y difunde cualquier “banana”, sin pensar ni darse cuenta que es un instrumento de alguien (un idiota útil). Hay algunas que hablan de supuestos  delitos. Pues no sería mal que aquellos que dicen “tener la posta”, hagan la denuncia formal correspondiente. Sería bueno, pues si lo demuestran, ganaríamos todos porque nos sacaríamos de encima a corruptos. Y si pierden, que se las aguanten, porque habrán sido utilizados para difundir calumnias, aclarando que éstas son acusaciones falsas.

Se llama lenguas de Esopo, a todas aquellas cosas que pueden ser ponderadas tanto como criticadas. Y precisamente esto debe notarse –“salvando tiempo y distancia”-, dado los momentos preelectorales en que vivimos. La intensificación de las críticas –fundamentadas o no-, de miembros de la oposición o de quienes resultan afectados sus intereses es corriente, pero exagerando todo en su máxima expresión ¿será el quítate para que yo me ponga?, o, ¿la lucha de intereses contra otros intereses?

Como las multitudes son más sugestionables o persuasibles que el individuo, la propaganda masiva cumple un rol importantísimo, puesto que su acción puede hacer ver lo blanco como negro y viceversa. Hay que estar muy atento de: “Quién, cómo y por qué cacarea”.

Ud, vecino ¿qué piensa de todo esto?

(*) Doctor - DNI 6.188.210

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias