jueves 18 de abril de 2024 - Edición Nº3680

Política | 11 jul 2012

La declaración que todos esperaban

Duhalde admitió que “me arrepiento de haber apadrinado a Kirchner”

ANDigital reproduce aquí la extensa e imperdible entrevista que el diario La Nación le realizara al histórico caudillo del Conurbano bonaerense. Pase y lea.


-¿Cuál es su balance de este año de gestión de Cristina Kirchner?

-[Silencio]. Mucho de bueno no hay. No hay prácticamente nada de bueno. En una situación tan difícil no me gusta hacer declaraciones que agraven un problema muy serio que tenemos. Cuando Kirchner anunció que su esposa iba a ser la candidata, yo dije que él había cometido un grave error cuando lo sacó a Roberto Lavagna de ministro de Economía y pasó él a ocupar el cargo. Pero que el error de designar a su esposa tenía otra categoría: era un error histórico. En un país que está saliendo de una crisis, que gobierne una persona sin experiencia es un acto de absoluta irresponsabilidad. Espero que aprenda rápidamente porque la situación es muy compleja.

-¿No le parece que, en realidad, gobierna Néstor Kirchner? Usted habló del doble comando, pero aparentemente hay uno solo.

-Sí, eso es penoso, sobre todo en un sistema como el nuestro. El sistema presidencialista tiene unas características muy especiales. Es el más perverso: cuando el presidente es fuerte pasa por encima de los poderes, y si es débil tiene los problemas que nuestra historia ha mostrado. Abogo por el parlamentarismo. De todas maneras, el Gobierno tiene poco de bueno y una dificultad enorme para gestionar. Se nota en todas las áreas. Por ejemplo, en momentos en que se agrava la situación social, desaparece la ministra de Desarrollo Social. Dicen que Alicia Kirchner está en mala relación con su cuñada. Pero no puede ser que haya una situación grave y no aparezca.

-¿No hay nada que le parezca bueno?

-Sí, en estos últimos días hubo algunas medidas que van en la dirección correcta. Medidas aisladas como el aumento en las jubilaciones. O la derogación de la tablita de Machinea. En general, hay muy pocas cosas. Es un gobierno que no tiene un pensamiento estratégico. Como si no supiera adónde ir. Está tomando medidas muchas veces contradictorias, que no responden a una lógica de gobierno y no se toman siguiendo las formas, como en un sistema democrático. Se le ocurre algo a uno del núcleo cerrado y lo lanza por los medios, y los ministros se enteran así y tienen que ir a defender esa medida. No es bueno.

-¿Y con respecto a la polémica ley de blanqueo de capitales?

-Es más que polémica. Acá ya existe una ley que costó mucho, que es la ley antilavado de dinero, y tenemos que ser muy cuidadosos. Con lo que se ha votado se cometió un enorme error que vamos a pagar caro. La Justicia y la prensa deberán estar atentos para que esta ley no sirva para blanquear dinero de gente amiga, parientes y presta nombres de políticos. Hay riesgos vinculados con que el dinero que se blanquee provenga de actividades ilícitas.

-¿Está arrepentido de haber apadrinado a Néstor Kirchner?

-[Silencio] En realidad, sí, pero la que expresa bien eso es mi mujer cuando dice: “Es como cuando uno se va a casar. Cree que la persona con la que se casa es la mejor, y a los tres meses descubre que es un golpeador”. Y pasa eso. Tengo una enorme experiencia en materia de gobierno, y he visto desde concejales e intendentes hasta legisladores que cuando tienen un poco de poder se transforman, o, como decía San Martín, se muestran tal cual son. Es gente a la que los enferma el poder, que no pueden vivir sin el poder...

-Usted promovió durante su carrera a muchos dirigentes. De todos ellos, ¿Kirchner fue el que más lo decepcionó?

-Sí, realmente, porque no había necesidad... Cuando él asumió el país estaba creciendo de forma espectacular, en un 6 por ciento. Se quedó con todo mi equipo, un equipo al que el día anterior a irme le agradecí por no haber tenido en el año y medio de gobierno escándalos de corrupción y porque habíamos sacado a la Argentina de una situación tremendamente difícil. Todo andaba bien hasta que un día se le ocurrió que él podía ser el ministro de Economía, y ése es un tema muy difícil.

-¿Le parece que está en riesgo la gobernabilidad?

-Nooo, no está en riesgo la gobernabilidad. Hay una deserción de la oposición, que no logra tonificarse. La dirigencia ha sido tomada por la mediocridad. Y de eso cuesta recuperarse.

-¿Qué peligros ve actualmente en la economía argentina?

-Está en serias dificultades. La única salida clara para tener las inversiones que necesitamos va a pasar por recomponer la relación con el Fondo Monetario Internacional. No hay dónde conseguir dinero. Brasil, por tener actitudes más inteligentes, fue inmediatamente auxiliado para generar confianza en el mercado brasileño. Nosotros agregamos condimentos a nuestros planteos contra el Fondo Monetario que fueron agraviantes, no sólo para ellos, que muchas veces se lo merecen, sino también hacia el gobierno de los Estados Unidos. Más allá de quién gobierna, eso no se olvida. Hay que hacer un esfuerzo por recomponer ese tipo de relaciones.

-¿Le parece que con la llegada de Obama a los Estados Unidos puede cambiar la situación para nuestro país?

-Lo que no cambia para Estados Unidos es la exigencia de respeto para ellos. Lo tienen muy en cuenta. La potencia hegemónica más grande del mundo está en serias dificultades y ellos tampoco conocen la profundidad de su crisis. No creo que en los dos primeros años se preocupen por lo que pasa en nuestros países.

-Usted está en contacto con distintos gobiernos de América latina. ¿Cómo se ven en la región el gobierno de Cristina Kirchner y la influencia de su esposo?

-Con Uruguay tenemos una situación muy mala, innecesaria. Todo es por la falta de diálogo. En el momento en que sucede lo que sabemos con Botnia, y con Ence en su momento, era fácil resolverlo, no eran más de 10 millones de dólares para su relocalización. El gobierno uruguayo estaba de acuerdo, pero se negaron a dialogar y se fue agravando la situación. Con Chile teníamos un contrato para enviarle gas. Es lógico que si faltaba gas en la Argentina, más allá del contrato, se privilegiara nuestro consumo, pero hay formas y formas: en vez de hacerlo dialogando se hace de una forma intempestiva, agresiva. Y así vamos a tener dificultades con muchos países, entre ellos España. Que fue uno de los pocos amigos que tuvimos durante la gran crisis de 2001; también tenemos dificultades con las empresas de ese país. Tenemos que conversar el tema, no tener actitudes individuales que afecten al gobierno español y a la credibilidad de la Argentina allá.

-¿Sólo con diálogo se solucionan los problemas internacionales que tenemos?

-Pero por supuesto... Problemas mucho más serios se han resuelto a partir de sentarse a dialogar. En estos días celebramos los 30 años de que, dialogando, el cardenal Samoré evitó prácticamente una guerra entre dos países. La importancia del diálogo quedó muy clara en la gran crisis. A los catorce días de que asumí la Presidencia, en una iglesia de Capital Federal, pusimos en marcha el Diálogo Argentino. Estaban todas las religiones, todos los empresarios de la ciudad, del campo, las organizaciones no gubernamentales, científicos, intelectuales. Siempre bajo la protección de la Iglesia Católica. La salida de la Argentina tuvo que ver en primer lugar con el Diálogo y, en segundo lugar, con la actitud muy responsable del campo argentino, que en febrero de 2002 venía perdiendo y, sin embargo, aceptó las retenciones como una contribución. Esos dos sectores, que fueron los pilares de la recuperación argentina, fueron dinamitados irresponsablemente por el Gobierno. Así que vamos a esperar que se recapacite porque la Argentina necesita una reconciliación sincera, no ésa que se hace para las fotos.

-Pero ahora se restableció el diálogo entre el cardenal Bergoglio y la Presidenta…

-Es un paso. Hasta ahora no es un diálogo profundo, que es lo que necesitamos. Necesitamos dialogar para ponernos de acuerdo.

-¿Este gobierno es progresista?

-No, por favor...

-¿Y peronista?

-Y, es difícil para los peronistas sacarnos el sayo. Es fácil decir ahora que Carlos Menem no era peronista. Todos son peronistas.

-Es un movimiento amplio...

-Es así, desgraciadamente. Siempre digo que me persigue la sentencia borgeana sobre la incorregibilidad [del peronismo].

-¿Qué puede pasar en 2009? ¿Habrá un voto castigo para el Gobierno?

-Con la foto de hoy, pareciera que sí. Es difícil cambiar en poco tiempo, sobre todo porque a la crisis interna se le suma la internacional. Al principio no se advirtió la importancia, se la minimizó. Espero que salgamos con pocos chichones.

-¿Cuál es su papel? ¿Quiere reconstruir el peronismo? ¿Liderar el PJ disidente?

-No. Ustedes hoy están acá en el Movimiento Productivo Argentino, que es la sede creada seis meses antes de que Fernando De la Rúa renunciara a la Presidencia. Fueron sus fundadores Ricardo Alfonsín y varios legisladores desarrollistas. Mi teoría era hacerles entender a los políticos que no hay ninguna posibilidad de salir rápido de esta situación si no somos capaces de desarrollar nuestra enorme potencialidad. Las ideas del desarrollo no han sido tomadas por la dirigencia argentina. El último fue Arturo Frondizi. Por suerte para Brasil, sus dirigentes la entendieron a partir de los años 50, fueron progresando y ya se nos fueron lejos. Tenemos que darnos cuenta de que el desarrollo nunca es fruto de la casualidad, sino de la causalidad. Hoy todos los países, más allá de sus ideologías, generan estructuras muy ágiles en las que están incorporadas la ciencia y la tecnología, y van identificando una a una las cadenas de valor y las posibilidades de exportación. En cambio, el crecimiento se diferencia del desarrollo en que puede ser casual. Un país que descubrió petróleo crece. Un país que tiene viento de cola porque sus productos aumentan enormemente, como pasó con los commodities, también tiene un crecimiento. Eso puede ser casual. El desarrollo siempre responde a una causa, causa en la que este gobierno no tuvo ningún cuidado y tampoco, por supuesto, lo tuvo el gobierno del doctor Kirchner.

-¿Cómo se ve a sí mismo? ¿Como difusor de ideas de este tipo, como candidato?

-No, como candidato no. El día que asumí la Presidencia dije que íbamos a sacar al país adelante, pero también dije que ese gobierno de salvación nacional no podía aprovechar esas circunstancias en el futuro para candidatearse. Tuve que cumplir con mi palabra y lo que tengo que hacer es seguir difundiendo estas ideas.

-¿Pero usted no está tratando de reunir a los críticos del kirchnerismo? En febrero se realizará en Mar del Plata un encuentro de peronistas disidentes...

-No voy a estar en ningún encuentro.

-¿Chiche, su esposa, sí?

-Ella tiene independencia total. Al último acto que fui y en el que hablé fue el lanzamiento de la candidatura de Kirchner, en 2002. Je... Nunca más fui a un acto político. Pero lo que no me pueden impedir es una opinión política o, si me lo piden, dar un consejo político o una ayuda para reconstruir, no sólo a mi fuerza. Me preocupa mucho no ver una capacidad de alternancia en el poder, que es consustancial con la vida democrática. Me alegro cuando veo actitudes cívicas de reencuentro de fuerzas políticas.

-¿Como la de Carrió con el radicalismo?

-Todo lo que sea dialogar y buscar alternativas es bueno. Siempre hablo bien del fenómeno santafecino. Allí se unieron el socialismo y el radicalismo, con una muy buena experiencia. ¿Se podrá trasponer al orden nacional? No es fácil, pero es una alternativa. Me entusiasma cuando aparecen posibilidades de alternancia. Es una posibilidad que necesita la gente.

-¿Sigue pensando que en las elecciones de 2011 no va a ganar un peronista?

-Y, si las cosas siguen así... Por supuesto que el justicialismo irá modificándose y presentando alguna alternativa. Pero hoy la dirigencia, como dije, ha sido tomada por una mediocridad absoluta a nivel nacional. Dirigentes que en otra época hubiesen sido personajes de segundo grado son hoy protagonistas, porque no hay otros.

-Dentro del peronismo, ¿a quién ve mejor ubicado? ¿A Felipe Solá?

-No puedo decir a quién veo con más futuro. Ellos sabrán labrarse su camino...

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