viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3681

Política | 5 ago 2017

Análisis

Las encuestas describen un momento pero no anticipan un resultado electoral

Se han acabado las voces que referencian a un voto anticipado como supimos escuchar años atrás. Los aparatos de los Estados, ya no son omnipotentes. Los multimedios tampoco. La gente tiene su voz, aunque afónica y a veces sin demasiada definición, decide.


Por Sergio Doval (*)

Ante la falta de información, el ser humano supone que lo peor va a pasar. Es un mecanismo propio de nuestra configuración cerebral de cuando vivíamos en las cavernas sin la estabilidad, el confort ni las soluciones a las necesidades primarias que hoy tenemos.

Las sociedades se basan en una construcción de confianza, y esa confianza se construye a partir de la comprensión de un escenario específico de manera compartida por la mayoría.

Cuanto antes supiéramos cuál iba a ser ese escenario, más fácil para todos era consensuar y proyectar sobre ese nuevo escenario social.

Gracias a esto, a través del tiempo las encuestas han tomado un cariz de revelación anticipada, que eran útiles para explicar la realidad de una época, pero no para la actualidad.

Se han acabado las voces que referencian a un voto anticipado como supimos escuchar años atrás. “yo voto al radicalismo, no me importa quién se presente”; “no me gusta mucho ese candidato, pero en casa siempre votamos al peronismo”.

La erosión de esa toma de decisiones anticipadas, en Argentina, tiene que ver principalmente con dos factores importantes:

---) La falta de compromiso ciudadano como consecuencia del descreimiento en las instituciones.

---) Las nuevas tecnologías de la comunicación, que significaron el acceso a múltiples canales de información y toneladas de datos a los que nos entregamos diariamente.

Este segundo punto, explica en muchos casos, la aparición de nuevas expresiones ciudadanas que años atrás hubieran tenido pocas posibilidades de conformarse como una alternativa al poder en un marco democrático normal (se entiende que las revoluciones civiles, están fuera de esta lógica).

Los aparatos de los Estados, ya no son omnipotentes. Los multimedios tampoco. La gente tiene su voz, aunque afónica y a veces sin demasiada definición, decide. Prueba de esto fue la guerra Clarín versus kirchnerismo. Los dos tuvieron las herramientas económicas y de poder para lograr sus intenciones. Ambos supieron perder, en manos de la voluntad popular.

Si a este escenario, agregamos la indefinición del votante hasta el momento del ingreso al cuarto oscuro (un 13,7 % declaró en un relevamiento nacional recientemente realizado que elige a quién votar en ese momento).

Las encuestas, como herramienta para predecir fehacientemente lo que va a pasar, cada vez pierden más posibilidades de “acertar“.

También, sobre las nuevas tecnologías de comunicación, se proponen nuevos desafíos para la investigación electoral. Pensando en las múltiples metodologías existentes lo que ha sucedido es que cada una representa a un electorado específico, ya no están todos unificados en un lugar para que los diseños muestrales sean representativos.

Más allá de la condición del sesgo propio de quién responde una encuesta (¿Cuántos conocemos a alguien que responde?) Y el que responde, no es el mismo perfil que responde una encuesta de mensaje grabado por teléfono de línea, o uno con operadora telefónico, o una por internet) existe otro problema fundamental.

Ya es muy difícil encontrar teléfonos fijos, en las zonas de bajo NSE, es allí donde reinan los celulares, así sucede en las comunidades más jóvenes. Pensemos que ahora, pueden votar a partir de los 16 años. Ellos no quieren que los invadan, chatean, escriben, sacan fotos, pero hablan poco. Es por eso que las compañías celulares, compiten ahora por el plan de datos y no por los minutos de conversación como sucedía hace algunos años.

Es allí, donde las distintas metodologías, IVR, CATI, CAWI, Encuesta Presencial, etcétera, muestran parte de la foto, pero no toda. Parafraseando a un cantante uruguayo: el mundo es más complejo de lo que parece.
Por último, la demanda a la carta del consumidor en su vida diaria, se ha convertido también, en el proceso de selección de candidatos.

Los propios partidos, advirtieron eso allá por el 90, sin saberlo, y comenzaron con el primer experimento que fue el FrePaSo, hasta el día de la fecha donde no hay presencia de partidos puros, sino de frente electorales (no de proyecto).

Entonces, quién puede pensar, en este marco tan dinámico y complejo, que una encuesta puede anticipar lo que va a suceder. La forma de explicar el mundo de antes, no aplica al mundo de hoy. Nuevas formas de explicarlo (también más complejas, pero no menos comprensibles a la vez) deben emerger.

Y mientras tanto, sufrimos la incertidumbre, nos angustiamos y en este mundo ya nadie se anima a anticipar un ganador.

Seguramente aprendamos a vivir en un mundo de menos certezas, pero más riqueza y pluralidad entendiendo que ya no más las soluciones a los problemas ni a las incertidumbres son unívocas.

(*) Director del Programa de Opinión Pública de la UAI

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