jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3687

Política | 1 may 2018

Opinión

La patria avasallada

Siempre crítico con el gobierno nacional, esta semana el autor vuelve a cuestionar la destrucción de aparato productivo y los niveles de endeudamiento de Cambiemos.


“Se recuperó la soberanía” decía en una conferencia el profesor Aldo Ferrer en el congreso de AEDA (mayo de 2015). Marcó los siguientes hitos:1) Reaparición del Estado Nacional en la economía; 2) Reindustrialización; 3) Sustitución de importaciones; 4) Inicio de reargentinización de la economía; y 5) Pago de la deuda externa con un saldo manejable que daba posibilidad de pelear por el resto de la deuda. Todo eso otorgó la posibilidad de un manejo mucho más independiente de la política económica que incluía mejores salarios, mayor distribución de la riqueza, etcétera. Claro que las políticas implementadas desde el 2003 hasta el 2015 afectaron intereses locales y del exterior (FMI y capital financiero, entre otros). Todo culminó en diciembre de 2015, reaparecieron: la devaluación, las cesantías, la recesión, desocupación y el endeudamiento brutal que continúa; sigamos sumando la concentración de la riqueza, la pérdida de derechos, el regalo de los recursos naturales, el desprecio hacia las instituciones, todos con la indiferencia generalizada de la clase gobernante. Sí ciudadano, no les importa absolutamente nada, la indiferencia es una actitud que solo puede ser mantenida con vista a incrementar ganancias de los grandes grupos económicos, resentidos porque en doce años no pudieron hacer lo mismo que ahora están haciendo: desguazar a gusto y “piacere” la patria que los cobijó, el lugar en donde nacieron, crecieron y desarrollaron sus empresas.

Se puede pecar de lírico al esgrimir el argumento del amor patrio, pero es menester saber que ese sentimiento es el que ha impulsado el crecimiento de muchas civilizaciones, y cuando han involucionado, es por la pérdida de ese amor que fue el motor de tal actitud. Ejemplos: la decadencia de Roma comenzó cuando sus ciudadanos no defendían sus fronteras y lo hacían los mercenarios contratados al efecto, igual que USA hoy.

Un presidente que no conoce la historia de su país, que recita un libreto escrito al estilo Walt Disney (el único que hizo hablar a los animales); cuya única y diáfana pasión es el dinero, que no duda comprar, amenazar, presionar a jueces para conseguir sus caprichos y evitar castigos como la cárcel. Soberbio con los subordinados y los humildes; servil y genuflexo con los poderosos ¿qué se puede esperar de él? ¿Todavía se debe soportar más?

Sorprende la pasividad de los argentinos; la burocracia sindical que ha abandonado a sus representados; “políticos” que mudan de partido fácilmente, empresarios que se transforman en importadores. Consecuencia de todo eso es la incertidumbre, desprotección, el señoreo del delito de “guante blanco”. No importa ya la desocupación, el hambre generada, la ignorancia en crecimiento. Eso ha conducido a que la patria sea vasalla de intereses locales y foráneos. El bien común no importa. Quienes impulsan eso desde el poder correrán la misma suerte que los que hoy padecemos tales degradaciones e injusticias.

Sí ciudadano, no se llame a engaño estamos “sentados sobre un barril de pólvora” y hay un montón de descerebrados fumando alrededor, que serán devorados por el incendio que ellos mismos han contribuido a provocar. Si esto no sigue así, ¿cómo será entonces?

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