jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Política | 23 nov 2020

Análisis

“No hablan desde septiembre”, como si fuera gravitante: Nada tienen para decirse

Para entretener el relato que consume la gilada, La Doctora, como la Reina Madre, y el presidente Alberto ensayan el cuento de la incomunicación. “Ella se enteró del proyecto del aborto por C5N”. “Él supo de la carta de los senadores por el diario”. Tortitas negras.


Por Jorge Asís (*)

Siempre al frente, el secreto consiste en huir hacia adelante.

Perseguido por el estigma del propio fracaso. Pero con la certeza de saber que enfrente, desde la oposición, no existe nada que incomode.

El rival trivial fracasó también. De manera obscena. No logra recuperar credibilidad. Sangra.

Síntesis deplorable de la tensión política que persiste.

Entre el Tercer Gobierno de La Doctora, que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular. Y la oposición que aún encabeza Mauricio Macri, El Ángel Exterminador (que exterminó hasta a Marcos Peña, El Pibe de Oro).

Consta el pesar de las ambiciones activas de los otros referentes de la Mutual PRO.

Como el mejor aspectado, Horacio Rodríguez Larreta, Geniol. Pero debe mantener durante tres años la apetencia presidencial. Envolverse en sal gruesa. Gualichos.

O la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo. Sin desgaste, con superior aptitud para encarar distintas batallas. Con el poder que le brinda la elaborada indiferencia ante la espera.

O los experimentados dirigentes de la Unión Cívica Radical. Enarbolan con paciencia sus medialunas endurecidas.

Aunque pueden amagar con la proyección indemne de Martín Lousteau, El Personaje de Wilde. O del ampuloso Mario Negri, Zorro Gris.

Figura además el afán de liderazgo desconcertante de la Coalición Cívica, prestigioso Organismo No Gubernamental que conduce la señora Elisa Carrió, La Derrotada Exitosa.

La dama (Carrió) atraviesa, con digna solvencia, el periplo infortunado de la pólvora humedecida.

Pero el ímpetu de la conductora suele disimular el debilitamiento post Marcelo D’Alessio, La Vertiente.

Carrió puede mostrarse exigente como si estuviera en su mejor momento. Decir, con altivez, que “Macri fue”.

Y hasta permitirse el lujo de darle el abrazo de la osa a Alberto. Cuando trata de ayudarlo a conseguir la Procuración para Daniel Rafecas.

Aquí La Derrotada Exitosa utiliza el argumento del “mal menor”. Para abrazar también al pobre Rafecas, hasta sofocarlo.

Y al colaborar con Alberto en el enfrentamiento (que no existe) con La Doctora.

Pero sería injusto omitir a la otra respetable oposición de derecha. La componen los liberales televisivos del recetario.

Con sus dos o tres puntitos, los liberales televisivos del recetario pueden resultar fundamentales para legitimar cualquier simulacro.

Los muchachos quieren ser de izquierda

El régimen de La Doctora, con rango de presidente para Alberto, deriva en un vertedero de simulacros.

La huida hacia adelante es intensa. Vigorosa. Sorprende con planteos transformadores e imposturas trascendentes.

Como la chiquilinada parlamentaria de forzar el “aporte solidario de las grandes fortunas”.

Justamente cuando la realidad asedia desde los ventanales de la derecha, y arrastra con la agenda de ajustes y recortes, se prefiere correr por izquierda a la adversidad estética.

Y a todo aquel que sostenga que el impuesto es una chiquilinada se lo condena por ser “defensor de los ricos”.

O algo peor: “por hacerle el juego a la derecha”.

Entonces la circunstancia de Sartre los hace quedar, por adolescencia ideológica, posicionados como cuadros de izquierda.

“Los muchachos de la ‘orga’ siempre prefieren creerse de izquierda”.

Aquí La Doctora repite, en el primer año del tercer gobierno, el exitoso planteo de Revolución Imaginaria. Pudo implantarlo durante sus dos gobiernos anteriores.

Los que fueron presididos directamente por ella, entre 2007 y 2015.

En el tercer gobierno, iniciado en 2019, con la cesión del rango, La Doctora queda estampada como la lideresa de la Revolución Imaginaria.

Gracias, ahora, a Máximo, En el Nombre del Hijo. Es quien se inmola junto al dirigente universitario Carlos Heller, El Banquero Progresista.

Juntos, Heller y Máximo rubricaron la chiquilinada que mantiene a los empresarios con pose -si no de combate- de resignación.

Con deseos que les cobren el “aporte solidario” en cuotas. Una suerte de “Ahora 12”, sin interés.

En simultáneo, los abogados especialistas en derecho tributario estudian las demandas que se presentarán después que el Senado acompañe la chiquilinada de los Diputados.

El cuento de la incomunicación

Mientras tanto, para entretener el relato que consume la gilada, La Doctora, como la Reina Madre, y el presidente Alberto ensayan el cuento de la incomunicación.

Los columnistas entran por el aro con facilidad. Aspiran a conmover a los lectores hartos.

Con la tensión que persiste entre dos polos de poder. Pero es, en realidad, uno solo.

En pleno rapto de sinceramiento La Doctora maneja las circunstancias de Sartre o de Unamuno con innovador sentido epistolar.

“No hablan desde septiembre”, aclaran los obsesivos de la información, como si fuera gravitante.

En realidad, nada tienen para decirse.

“Ella se enteró del proyecto del aborto por C5N”.

“Él supo de la carta de los senadores por el diario”.

Tortitas negras.

Creen que el origen del conflicto reside en que Alberto no resuelve los problemas judiciales de La Doctora. Ilusión voluntaria.

Final con Schiavi

Alberto y los próceres del peronismo porteño no pueden siquiera lograr la libertad de Juan Pablo Schiavi. Es de la riñonera de la secta de la capital,

Schiavi, exsecretario de Transporte, es amigo y compañero personal de los comensales cotidianos de Olivos que adhieren al simulacro de gobernar.

Pero “la corrupción mata”. Hipersensible argumento. Impide que se atrevan a reclamar la libertad de Schiavi.

“¿Cómo se puede pensar en la ilusión voluntaria de resolver los dilemas de la señora?, si ni pueden pedir por Schiavi”.

Pasa que La Doctora cuenta con más información de la necesaria. Es precisamente la clave del hartazgo.

Según la información, “probablemente mala”, La Doctora suele utilizar un lenguaje de vestuario en los momentos de encono.

“Así que la chorra soy yo mientras todos esos hijos de p… se forran cotidianamente, se la llevan toda y nadie les dice un c…”.

 

(*) Periodista y escritor
Publicado en JorgeAsisDigital.-

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