“Es más fácil filmar gente caminando y hablando que gente cogiendo”

CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) Desde este jueves 3 de diciembre y por tres semanas estará disponible en Cine.Ar Estrenos, Sangre, la segunda película de ficción de Juan Schnitman (El incendio), la cual podrá verse por la módica suma de 30 pesos, ni un bocadito Marroc en el kiosco.

Se trata de un thriller erótico escrito por Schnitman, junto a Agustina Liendo sobre una historia del director y Juan Barberini, protagonizado por Juan Barberini, Natalia Tena, Bella Camero y Dirk Martens.

Fernando llega a Rosario para trabajar en un buque petrolero que une esa ciudad con Buenos Aires. Allí comienza un noviazgo con Melissa, recién llegada de Brasil. Pero el viaje parece esconder otros motivos: comienza a tener encuentros con Gabriela una examante española que ahora vive en Tigre con Ulrich, su marido alemán.

Cuando ambas mujeres quedan embarazadas, la vida de Fernando comienza a desintegrarse entre la obsesión y la violencia.

“Extraño el cine como entretenimiento para adultos, bien lejos de las matanzas sin sangre de Disney y los romances castos con adolescentes vampiros. También porque la escena de sexo y violencia de El Incendio me plantó una duda y un desafío: ¿Se puede narrar una película a patir de escenas con contenido sexual o erótico? ¿Podemos hacer que esa escena que las películas todo el tiempo intentan eludir sea el plato principal? ¿Se puede hacer todo esto sin que sea la película de Pampita (y sin Pampita)?”, plantea el realizador.

Entrevistado por Santiago Calori para Míralos Morir, Schnitman abordó también la cuestión de la “infantilización” del espectador promedio: “cierto puritanismo anglosajón fue determinando que el poder, el dinero y la familia sean los grandes temas del cine. Esas cosas son importantes y han dado inmensas películas, pero creo que son meros pasatiempos mientras pensamos quién coge con quién y cuándo vamos a coger nosotros”.

“El otro motivo, quizás el fundamental, es el mercado. El cine como fenómeno social de masas se fue volcando al cine para todo público”, añadió, para luego poner de relieve que “hay algo de miedo a incomodar, y a mí la incomodidad no solo me gusta, sino que me parece necesaria. Sino nos quedamos con películas que sólo nos reafirman lo que ya sabemos, que pasan a formar parte de nuestra realidad burbuja, y para eso ya están Instagram y Netflix (que cada día se parecen más)”.

 

 

 

 

 

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“También puede ser que haya cierto grado de pereza o hasta temor de algunos directores a filmar este tipo de escenas. Es más fácil filmar gente caminando y hablando que gente cogiendo. Hay que preparse más, hay menos referencias y tradición de dónde agarrarse, hay que elegir actores/actrices que quieran hacerlas, luego hay que trabajar con ellos y con el equipo para lograr el clima que la escena necesita y, sobre todo, después te tenés que sentar en un cine con tu familia y ver esas escenas en una pantalla. Ahí es donde volvemos al tema de la ineludible y necesaria incomodidad”, sentenció el cineasta. (ANDigital)