sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3682

Gremiales | 15 feb 2014

En memoria

El ejemplo de Germán Abdala

En un nuevo aniversario de la desaparición física del líder sindicalista, el autor destaca la figura y los ideales de igualdad y lucha del histórico secretario general de ATE Capital.


Por Daniel Parcero (*)
Especial para ANDigital

Cuando la defección de la política llegaba de la mano del modelo neoliberal impuesto, la joven figura de Germán Abdala se levantó como un gigante dispuesto a orientar a los argentinos de buena voluntad sobre los orígenes de nuestra dependencia, de nuestra debilidad estructural pero no terminal, y la proyección de las utopías con destinos posibles. Lo hizo desde el gremio de los trabajadores del Estado, y más tarde desde su banca de diputado la Nación.

Representó la reencarnación del desafío de los hombres de FORJA (esta vez desde el Peronismo, que como aquel Radicalismo de entonces se había alvearizado entregado al cipayage): “Si el Peronismo se había convertido en eso, había que irse del Peronismo”, supo sentenciar sin mediatintas.

Se plantó como Scalabrini “contra el coloniaje, en pos de una Argentina libre” porque creía en la existencia de “una empresa más grande que uno mismo”, como el autor de “El hombre que está solo y espera”.

Estas líneas –hoy corregidas-, fueron escritas el pasado año, y en conmemoración de la fecha de su nacimiento, unos días antes del 12 de febrero, cuando Germán llegara al mundo en 1955.

Una fecha en que debiera ser recordado con alegría y sin prejuicios por la dirigencia del Movimiento Obrero argentino y no es una exageración. Pero allí donde se encuentra el silencio, en muchos aspectos de lo que debiera ser la memoria colectiva, se encierra la trama perversa y cómplice de gran parte de aquella dirigencia.

La nota fue enviada entonces a varios medios periodísticos nacionales, pero no fue publicada. Germán se ha convertido en un “argentino maldito” más, para orgullo de los nacionales.

Doy fe en estas líneas que partió con rumbo desconocido un 13 de julio a los 38 años en 1993, y que hoy cuenta con 55, con los sueños inconclusos e intactos germinando en muchos de nosotros.

Estaba enfermo. Antes de enfermarse de nuestra incapacidad por superar la realidad.

Se me ocurre hoy, en éste necrofílico país, levantar mi mate, símbolo de una tradición nacional no contaminada, y brindar luego de su partida,  por el nacimiento de Germán, amigo y compañero tan singular como plural.

Gracias turco por plantarte firme y demostrando que la muerte puede ser nada más que un trámite. Que es posible pasar por esta vida siendo “sano”, transparente, incorruptible, dejando huellas y señales para seguir luchando contra la injusticia.-

(*) Periodista y escritor revisionista. Dirigente del gremio de prensa APBA-FATPREN. Pro Secretario de Prensa CGT Regional Lomas de Zamora.

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