viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº3688

Interés general | 27 oct 2021

Salud

Etiquetado frontal: más información para el consumidor, nuevos desafíos para las empresas

Al calor del debate parlamentario y mediático, ¿qué cambios se observaron en los últimos meses en la percepción y conocimiento por parte de los argentinos?


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) A partir de la apertura del debate sobre etiquetado frontal que, finalmente, culminó con la sanción de la ley, los argentinos fueron interiorizándose de a poco en una cuestión que va mucho más allá de la política y apunta a solidificar cambios en hábitos alimenticios.

Una vez que la normativa se ponga en marcha, los diferentes envases contarán con advertencias octogonales negras en el caso de alimentos altos en calorías, azúcar, sodio o grasas (totales y saturadas). Iniciativas de este tipo ya están vigentes en países vecinos, como Chile, Colombia o México.

A partir de la pandemia, muchos hábitos alimenticios se modificaron: comenzamos a cocinar más y a prestar más atención al origen de los productos. Los millennials y centennials descubrieron que experimentar en la cocina puede ser divertido, al tiempo que están más informados acerca de los productos.

Al calor del avance del debate, la división Insights de la consultora Kantar realizó una actualización de los datos del relevamiento realizado en abril de 2021. Si bien el 80 % de los argentinos dice que trata de limitar el consumo de alimentos que hacen mal a la salud o no son naturales, todavía hay mucho espacio para generar conocimiento de las ventajas y desventajas de las cosas con las que nos alimentamos.

En relación con el proyecto de ley, un 66 % de las personas sabe que existe (crece en niveles socioeconómicos altos), mientras que en abril de este año el porcentaje era de 52 %, y un 79% considera que puede llegar a ser beneficioso para la dieta de los argentinos, en abril el porcentaje era de 72 por ciento.

En paralelo, seis de cada diez personas piensan que es muy probable que cambien algunas de sus elecciones de productos cuando se enfrenten a una góndola llena de advertencias. Puede suceder que abandonen ciertas categorías de productos, o que empiecen a comprar marcas diferentes. En cualquier circunstancia, tendrán un elemento más que puede influir en las decisiones.

En el caso de México, donde recientemente se puso en práctica la nueva legislación, los nuevos “sellos” en los productos no pasaron inadvertidos, y generaron variadas reacciones en los consumidores: culpa, confusión y sorpresa.

Culpa por el hecho de sentirse señalados y tener que reconocer que estaban comiendo muy mal; confusión porque la góndola se “contamina” visualmente y se complejiza la elección de productos; y sorpresa porque vieron advertencias en productos que se consideraban saludables, como jugos o yogures. Queda claro que las etiquetas no bastan: es necesario un cambio en la cultura alimentaria, con un mayor compromiso de las instituciones educativas, los gobiernos y las empresas.

¿Cómo reaccionan las empresas? En muchos casos se embarcan en procesos de reformulación de productos, reduciendo la proporción de ciertos ingredientes para evitar ser penalizadas con el octágono negro.

Pero haciendo eso corren el riesgo de ser percibidos como menos sabrosos o indulgentes que sus competidores. En cualquiera de los casos, existe la amenaza de la caída en ventas y de la pérdida de su porción de mercado, por eso es clave entender cuál puede ser el impacto en cada una de las marcas.

“Los consumidores tienen acceso a más información que nunca, son más conscientes de lo que eligen y responsables de sus acciones, y esperan que las empresas están a la altura de las circunstancias: van a demandar claridad y transparencia en la información y van a priorizar alternativas alineadas a un nuevo concepto de bienestar”, sentencian desde Kantar. (ANDigital)

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