viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº3660

Interés general | 20 jun 2022

Salud

El ADN: conocer nuestra información genética nos ayuda a descubrirnos

Así como analizamos especies extinguidas, a través de la composición genética es posible advertir y prevenir enfermedades, optimizar el desempeño corporal y conocer los ancestros que son parte de nuestra herencia biológica.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) En la era digital en la que vivimos, donde los datos son lo más importante, perdemos de vista nuestro propio cuerpo, la información que en él se encuentra y los descubrimientos que esos datos nos pueden revelar.

Así como analizamos especies extinguidas -como los dinosaurios- a través de la composición genética, con un estudio de ADN es posible advertir y prevenir enfermedades, optimizar el desempeño corporal y conocer los ancestros que son parte de nuestra herencia biológica.

El ADN es una molécula compuesta por 3 mil millones de letras que contiene la información para “hacer” un ser humano, algo que la ficción anticipó hace décadas, hoy la ciencia tiene la capacidad de concretar con la clonación de las especies.

“Con el avance del conocimiento científico y las tecnologías, se puede obtener la composición genética a partir de cualquier parte del cuerpo, un pelo o una muestra de saliva, y leer información precisa de las características de cada persona, porque el ADN de cada uno de nosotros es único. Una vez alcanzado el resultado, es posible leerlo y analizarlo las veces que queramos ya que los datos tampoco cambian a lo largo de nuestra vida”, asegura Adrián Turjanski, investigador y director científico de Bitgenia.

Hace tiempo que es posible leer partes del ADN de una persona, “una letra a veces, una pequeña palabra, un gen que tiene la información para hacer una proteína como por ejemplo una enzima que atrapa el oxígeno. Sin embargo, lo que ha cambiado en los últimos años es la posibilidad de acceder por completo y de una vez a una gran porción de las 3 mil millones de letras de nuestro ADN, que es posible leer de manera accesible”, sostiene el bioinformático.

También podemos pensar nuestra composición a partir de las mutaciones. En este sentido, Turjanski expresa que “cada ser humano tiene un ADN único, diferimos entre cada uno de nosotros en sólo 0,1 % de esas letras, o sea que tenemos 3 millones de letras diferentes, o también podemos decir 3 millones de mutaciones, por lo que es posible afirmar que todos somos mutantes”.

Por fuera de los chequeos médicos, para cualquier persona es posible acceder a los test de ADN para conocer su cuerpo en profundidad. Además, como método preventivo permite diagnosticar más de 600 enfermedades raras o poco frecuentes que tienen un origen genético. Y advertir diversas enfermedades más comunes como la intolerancia al gluten o a la lactosa, la posibilidad de desarrollar celiaquía, diabetes, o tener problemas cardíacos hereditarios. Los datos y la información que aporta nuestra composición genética permiten prevenir circunstancias indeseadas y actuar desde una base analítica en situaciones críticas.

En el caso de quienes practican algún tipo de deporte o ejercicio, el conocimiento posibilita un entrenamiento y una nutrición inteligente acorde a las características propias de cada atleta, es útil para entender cuáles son las fortalezas y debilidades de cada organismo. Esto se evidencia en los músculos, existen tres tipos principales de fibras que pueden predominar:

---) Fibras lentas: facilitan el desarrollo de actividades vinculadas con la resistencia, como por ejemplo, triatlón, running, ciclismo de ruta o natación de aguas abiertas.

---) Fibras intermedias: con capacidad aeróbica para resistir a la fatiga durante varios minutos, favorece la práctica de deportes de esfuerzo intermitente o de conjunto como el hockey, el rugby, el fútbol o el básquet.

---) Fibras rápidas: su predominio contribuye al ejercicio de actividades breves y explosivas vinculadas con la velocidad, pruebas de atletismo o lanzamientos, levantamiento de pesas, entre otras.

El autoconocimiento promueve la prevención de lesiones y enfermedades, mejora el rendimiento físico en una disciplina acorde a las capacidades y permite desarrollar una alimentación enfocada en las necesidades de cada cuerpo, potenciando sus fortalezas y evitando los riesgos. La información se vuelve así una aliada estratégica en cada etapa de la vida, un recurso que mejora la calidad de vida.

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