viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº3660

Interés general | 19 may 2015

Gastronomía

¡Pizza conmigo!

La tradición de cinco compañeros del secundario que habitualmente se juntaban a cenar se convirtió en “La caravana de la pizza”. Así, analizan de forma pormenorizada cada “estación” y ANDigital pudo compartir esta explosión de sabor y amistad. Gradual apertura a la rúcula con jamón crudo y parmesano; repudio a los pusilánimes que dejan el borde de la porción y pleitesía a la fugazzeta rellena. A continuación, sale el tren.


CAPITAL FEDERAL (ANDigital) En el marco de la Semana de la Muzzarella, el INTA realizó un informe que reveló que seis de cada diez argentinos comen pizza al menos una vez a la semana. 

El promedio es tan alto que nuestro país se consolida como el mayor consumidor de muzzarella en América Latina, siendo ésta la variedad más elegida dentro de los quesos, con un 25 % del total.

A la pizza, plato popular por excelencia y que cruza a todos los estratos sociales, se suma el culto a la amistad tan practicado por los argentinos. Justamente, con la excusa de juntarse a comer, se instituye “La caravana de la pizza”, una recorrida de un quinteto de antiguos compañeros del secundario en búsqueda del mejor sabor de Buenos Aires y alrededores.

“Somos cinco amigos de la escuela, nos conocemos desde finales de los años 80 y hoy por hoy seguimos juntándonos a comer pese a que estamos pasando los 40, no damos la edad exacta, pero nos mantenemos muy bien a fuerza de pizza”, introduce Diego Martín, punk rocker de alma y diseñador gráfico de profesión.

En diálogo con ANDigital y sobre los orígenes de esta particular iniciativa gastronómica, precisa que “terminamos el secundario y en ese momento salíamos juntos seguido, ir a bailar, a jugar al fútbol era lo más común, con el tiempo nos fuimos poniendo de novios, algunos nos casamos, tuvimos hijos, pero nunca dejamos de juntarnos para ir a comer”.

“Vivíamos cerca, en la zona de Belgrano, nos juntábamos en la casa de uno de otro, e íbamos a cenar a parrilladas, algún que otro restaurante o cantinas, hasta que nos empezamos a dar cuenta que los platos venían cada vez más chicos y eran cada vez más caros. Entonces, en 2012, dijimos de ir a una pizzería, algo más popular y en vez de ir siempre a la misma surgió la idea de ir cambiando”.

En simultáneo, crearon un Facebook, con la intención de publicar las fotos de las reuniones en los diferentes lugares, como para dejar un registro de la recorrida. Cuando los cinco no coinciden, hay chances de que con cuatro -y hasta con tres- pueda lograrse el quórum necesario para entrarle a una zapi.

El grupo se completa con Diego Yanzi, bostero de religión y abogado no practicante; Federico Galli, eximio odontólogo; Maxi Moauro, boxeador amateur, expropietario pizzero y el más exigente del grupo y Pablo Aquino, escritor, periodista deportivo y traductor público.

Primera estación

“Una noche debatimos el nombre, surgió “el tour de la pizza”, pero sonaba algo cheto, así que surgió lo de la caravana, armé un logotipo y arrancamos. La primera estación fue Angelín, un clásico ubicado en Avenida Córdoba casi Juan B. Justo”, reseña Martín.

En este sentido, menciona que “la idea original era ir a pizzerías tradicionales, al principio con pocas fotos, daba un poco de vergüenza o bien temor a que la gente se sienta invadida. Se creó la cuenta, pusimos las imágenes primero con las respuestas de amigos y allegados y de a poco fue creciendo y se iba preguntando cuál era la próxima estación y a partir de ahí también el Facebook quedaba chico y creamos el blog de La caravana de la pizza, sumándole crónica a las fotos, ya que nos gusta escribir, con las cualidades del barrio, lo que habíamos comido, algunas anécdotas”.

En el recorrido de la caravana, hay importantes mojones como Las Cuartetas, La Guitarrita, Güerrín, Banchero, Los Inmortales, Santa María, El Fortín, 36 Billares, La Americana o La Continental, entre otras. Además, los seguidores de la web pueden participar de sorteos para poder ir a las pizzerías ya visitadas.

“Muchas veces llego a la noche y me pongo a escribir la crónica porque tengo el recuerdo fresco, la pizza todavía en la tráquea. Ya nos conocemos y sabemos qué le parece a los demás: ‘mirá esta muzzarella’, ‘mirá está masa cómo está’, ‘tiene poca salsa’, ya la tenemos clara y con todo eso ponemos un puntaje y en la web están todas las estaciones. Con el puntaje de ocho porciones como lo máximo y una porción como la valuación mínima”, añade.

Vale mencionar que se trata de la primera y única página que hace esta recopilación, con detalle y exactitud en lo concerniente a pizzas, una buena guía para el comensal, con barrios y características y además, con el mapa pizzero.

“Vemos todo: la atención, los mozos y hasta la limpieza del baño, hay lugares que son espectaculares y vas al baño y querés salir corriendo. No somos tan estrictos con eso, pero no está de más para dar una orientación, la persona que busca información, generalmente quiere saber todo”, completa.

La intención de La caravana es servir de orientación, algo si se quiere no vinculante, lejos del recordado ciclo ‘A la carta’, donde el gran Ennio Carota y su compañera Rose Galfione escrutaban desde la comida o la ambientación, hasta la higiene de lo sanitarios.

Fundamentalismo

“No tenemos ningún ‘cool’, por suerte, aunque está todo muy abierto. Nos gustan las pizzerías tradicionales porque permiten las porciones al corte y podés probar dos o tres. Nos gusta a todos la fugazzeta rellena que la usamos de introducción, el elemento a catar que nos da el parámetro del lugar y luego sí, la pizza de la casa.

Justamente sobre el fetiche de la cebolla y muzzarella, resalta que “una de las mejores fugazzetas rellenas está en La Mezzetta, donde cada pizza tiene un kilo y medio de queso”.

Además, “nos gusta esa cuestión de las pizzas de barrio, no tenés donde sentarte, no tenés delivery, pero vas a la caja, pagás y te la dan en el mostrador, te la llevás la comés parado en la vereda o con suerte en esas barritas que tienen, una de las cosas más lindas que tiene la pizzería porteña tradicional”, pondera.

También es muy buena en La Rey, que el lugar además nos sorprendió porque está hecho a nuevo y mantuvo una pizza espectacular y sumó unos paneles acústicos que evita el clásico barullo del ruido a cubierto.

Entre los integrantes del grupo, están quienes prefieren la media masa, a la piedra o al molde, pero la idea que plantean es ir variando para obtener la mayor precisión a la hora de las reseñas.

Los imbéciles de siempre

Ante la inquietud de ANDigital sobre esos muchachos que dejan el borde de la pizza, Diego se sumó a la voz de alarma y exclamó: “merecen todo nuestro repudio, cuando empezás tenés que terminarla, es ley, esa persona que dice ‘bueno, como pizza pero me cuido con las harinas…’ si no comés la masa, no comas, dejar la orilla no va con nosotros”.

No se corta el piolín

Tenemos mucho recorrido por delante, vamos buscando y también nos invitan a conocer nuevos lugares, a veces los tiempos no nos dan porque siempre surgen compromisos laborales o familiares.

Además, la caravana no se circunscribe a la Capital Federal, pues ya han recalado en pizzerías de Avellaneda, Quilmes, San Isidro, Vicente López e incluso, La Toscana de Chascomús, tradicional establecimiento con un horno de más de cien años, a metros de la laguna.

“Es algo que nos gusta más allá de todo, el hecho de reunirnos, por los años que nos conocemos, nunca quedó de lado lo de juntarse, ya con familia e hijos, prevalece la amistad, podemos estar comiendo una porción de parados, pero mientras uno se ría y la pase bien, ya vale la pena”, cierra.

Con la promesa de expandir las vías por invitaciones que llegan desde distintos puntos del Gran Buenos Aires, La Plata y hasta el interior del país, La caravana de la pizza se apresta a sumar estaciones y, por qué no, agrandar la mesa. (ANDigital)

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