jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Interés general | 6 abr 2020

Salud

“Los dispositivos electrónicos son nocivos para quienes están aprendiendo a hablar”

Quien lo afirma ante ANDigital es la doctora en fonoaudiología, Verónica Maggio, autora de la guía para padres y profesionales “Comunicación y lenguaje en la infancia”. También advierte que hoy por hoy no alcanzan los médicos para abarcar la cantidad de chicos con trastornos específicos que afectan las habilidades sociales.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) Se estima que el 7 % de la población infantil presenta Trastorno Específico del Lenguaje, que atraviesa la niñez y la adolescencia y perjudica las habilidades subsidiarias como la lectoescritura, las relaciones sociales y el desarrollo del pensamiento.

Con este punto medular, la licenciada Verónica Maggio publicó Comunicación y lenguaje en la infancia – la guía para profesionales y familias y en este sentido subraya en diálogo con ANDigital que en la actualidad esta problemática “está más a la vista, pero también hay muchos más chicos con dificultades de comunicación de distinta raíz”.

“Yo me recibí hace 30 años de fonoaudióloga y ahora las cifras realmente no tienen nada que ver con esa época. Entonces era mucho menor la frecuencia, ahora no alcanzan los profesionales y se requeriría al menos uno por aula”, detalla la licenciada en Fonoaudiología por la Universidad del Salvador y doctora en Fonoaudiología por la Universidad del Museo Social Argentino.

Sólo las personas somos capaces de entender el lenguaje y de hablar. Esta habilidad permite el acceso al conocimiento del mundo, al desarrollo de las habilidades sociales y es un gran regulador de las emociones. Y como bien explica Maggio, tan importante es el lenguaje, que la construcción de nuestro pensamiento depende de él.

En los niños con TEA —uno de cada cien chicos tiene un trastorno del espectro autista— el problema afecta la comunicación y el lenguaje. En cada aula es probable encontrar dos o más niños con dificultades de este tipo y en muchos de los diagnosticados con dislexia hay una base de alteración del lenguaje.

Al calor del crecimiento de casos, reconoce que “en parte se ve más naturalizado, pero siempre existe esto de que al que tiene más dificultades se lo sigue burlando. En un aula, independientemente de lo que es la dificultad del lenguaje, un 20/25 % tiene problemas de alguna índole”.

“Los problemas de lenguaje son graves, comprometen la vida si no se tratan a tiempo y te comprometen el futuro”, advierte la profesional.

Llamados de atención para los padres

“Los criterios para consultar parten desde los 12-18 meses, ver si tiene signos de conexión con el mundo; si te responde por el nombre; si sabe señalar las cosas o si te reconoce, son todos signos de potenciales dificultades”, enumera, al tiempo que pone de relieve que hasta no hace tanto años “los pediatras no mandaban chicos al especialista hasta los 3 o 4 años, hoy se dejó atrás eso del ‘si no habla, ya va a hablar’, es un peligro cuando se minimizan situaciones”.

En su libro, editado por Paidós, hace especial hincapié en testimonio de padres y subraya que tiene que ver con “ayudar a quienes recién comienzan a enfrentar estos problemas, para que vean cómo es el camino”.

“Cuando tenés una dificultad de lenguaje compleja no se resuelve rápido, diez sesiones o una pastilla. Son años y años de tratamiento muchas veces, un camino duro, para el que recién comienza ve por delante la nube negra. Y ver lo que lograron otras ayuda a dar ánimo. Alivio y tranquilidad por ese tiempo por delante”, reflexiona Maggio, integrante del área de Lenguaje del Servicio de Fonoaudiología del Hospital Universitario Austral.

Siguiendo con el entorno del niño, la especialista llama a “no generar falsas expectativas. A los padres debe decírseles la verdad, mostrarles el camino a recorrer y darles ánimo. Se puede dar una previsión del tratamiento, quizás se asusten al comienzo, pero es una línea de tiempo tranquilizadora en cierto modo. Es importante trazar la hoja de ruta”.

Consultada por factores que puedan impulsar las cifras de afectados, aclara que es una cuestión “pluricausal”, aunque sí “hay factores que tienen que ver con el funcionamiento de la sociedad que llevan a generar más problemas de comunicación, esto es empírico y no científico, ahora es mucho más vertiginoso, los padres están mucho menos tiempo con los niños, tienen menos rutinas juntos, menos tiempo para jugar y compartir, están (estamos) muy aferrados a los dispositivos electrónicos, algo que es muy nocivo particularmente para los chiquitos, para quienes está aprendiendo a hablar, a relacionarse”.

“La OMS prohíbe el uso de estos aparatos en menores de 2 años y en menores de 5 años recomienda un uso no mayor a los 45 minutos por semana. En la práctica, muy difícil de cumplir”, sentencia.

En torno a este abuso, sostiene que “te priva de la posibilidad de aprender en distintos entornos y con distintos estímulos, si circunscribís todo a la pantalla, no sirve para nada. Sirve si lo aplicás en la vida cotidiana, sino son aprendizajes en islas sin aplicabilidad práctica. Sabrán los números en inglés o contar hasta 100, pero no si les duele la panza o si tienen hambre Debemos velar por usar el lenguaje en sentido social, no acopiar palabras sin utilidad en la vida cotidiana”.

Finalmente, reitera que ante el escenario de “cada vez más chicos con dificultades”, la idea no es “sembrar pánico, si no estar alertas”, pues “hay cosas que podemos hacer para que empiece a disminuir y consultar cuando un nene tiene algún signo de dificultad en el desarrollo de su comunicación”. (ANDigital)

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias