sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3682

Interés general | 14 ene 2021

Novedades editoriales

Walter Benjamin y su viaje de hachís

Persiguió como pocos, o acaso como nadie, ese punto insondable donde las palabras y la experiencia pueden llegar a tocarse. Lo buscó con la persistencia de lo que impulsa el deseo, pero también con la zozobra de lo que se sospecha que puede ser en verdad inalcanzable…


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) Luego del consumo de hachís la percepción se modifica. El estado normal de la conciencia se voltea y aparecen sin impedimento ni intención imágenes diversas y recuerdos olvidados.

La mirada se posa en el detalle, en un rostro, en un ornamento. Se modifica el tiempo, el espacio y los pensamientos fluyen en un cambio continuo.

¿Cómo describir tal estado, tan extasiante y agotador al mismo tiempo? ¿Cómo salir de la experimentación propia para brindar indicios de una vivencia común? ¿Cómo poner en palabras, cómo expresar no sólo el consumo de drogas sino un contacto singular con el mundo y sus experiencias?

Hachís, publicado por Ediciones Godot, ofrece sin duda un acceso a las percepciones más profundas del trance, pero también a lo incontrolable, a la transformación, a la duda.

“Walter Benjamin persiguió como pocos, o acaso como nadie, ese punto insondable donde las palabras y la experiencia pueden llegar a tocarse. Lo buscó con la persistencia de lo que impulsa el deseo, pero también con la zozobra de lo que se sospecha que puede ser en verdad inalcanzable. Que las palabras y la experiencia puedan llegar a tocarse, vale decir que la experiencia pueda, por fin, de alguna manera, ser dicha: Benjamin presintió esa promesa a veces en cierta zona más o menos mística de la cabalística judía, otras veces en el discurrir sin control consciente de la escritura surrealista, otras veces en la inmediatez palpable de la narración oral, otras veces en la excepcional plasmación literaria de un poeta como Baudelaire”, dice Martín Kohan en la introducción del libro del cual se pueden leer aquí sus primeras páginas.

“Y si luego le resulta posible atribuir alguna positividad a los efectos del hachís, no será sino en la escritura (en el trazo material de su escritura) donde cree detectarlos: ‘¿Acaso una orientación ascendente en la escritura en este último tiempo (a pesar de la frecuente depresión), como nunca antes había visto en mí, se relaciona con el hachís?’. Todo está bien, entonces, todo parece estar bien otra vez: Walter Benjamin se ha puesto a escribir”, completa el escritor y docente argentino.

En palabras del propio Benjamin: “enseguida aparecieron las pretensiones del tiempo y espacio que experimenta quien consume hachís. Ya se sabe que son absolutamente extraordinarias. Al que acaba de consumir hachís, Versalles no le parece tan grande y la eternidad no le dura demasiado. Y en el trasfondo de estas dimensiones inmensas de las vivencias interiores, del tiempo absoluto y de un mundo espacial inconmensurable, un humor maravilloso, lleno de alegría, permanece con más cariño”.

El autor

Walter Benjamin nació en Berlín en 1892. Estudió filosofía en Berlín, Friburgo, Munich y Berna, y en 1920 se estableció en Berlín para trabajar como crítico literario y traductor. En 1928, la Universidad de Frankfurt rechazó su tesis doctoral, un estudio del drama barroco alemán titulado El origen de la tragedia alemana.

A lo largo de la década del 20, Benjamin construyó fuertes lazos de amistad con el escritor Bertolt Brecht. En 1933, como consecuencia de la llegada de los nazis al poder, Benjamin se refugió en Francia, donde comenzó a escribir una obra monumental sobre Charles Baudelaire, que no llegó a terminar y que fue publicada en 1973.

Con la ocupación de Francia por los nazis en 1940, Benjamin intentó dirigirse a Estados Unidos atravesando a España, pero al ser detenido en la frontera franco-española, se suicidó. (ANDigital)

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias