viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº3688

Interés general | 19 abr 2021

Salud

¿Qué sucede cuándo nos vacunamos?

Existen diferentes tipos de inmunizaciones, según cómo se compongan y eso determina también la respuesta del paciente.


Por Enrique Casanueva (*)

La pandemia por COVID-19 despertó el interrogante sobre la efectividad de la vacuna y los riesgos de contraer la enfermedad. De forma general, las vacunas actúan estimulando el sistema inmunológico e inducen la producción de anticuerpos específicos contra la enfermedad en cuestión.

Existen distintas variedades de vacunas según cómo se compongan y eso determina también la respuesta del paciente.

Las personas podemos reaccionar a la vacunación ya sea por el antígeno que contienen, por los adyuvantes o por otras sustancias presentes en ellas. La frecuencia de estas reacciones varía bastante entre las diferentes vacunas, y eso incluye a las vacunas COVID-2.

Cuando una persona se vacuna puede recibir parte del virus u otras sustancias relacionadas que estimulan una respuesta frente a una posible enfermedad. Según los componentes que contenga la vacuna, existen:

---) Vacunas atenuadas: se introduce el agente causante de la enfermedad, pero no la produce, aunque puede dar síntomas leves, e induce la producción de anticuerpos protectores. Ejemplo: sarampión, rubeola, paperas, varicela, polio oral.

---) Vacunas con patógenos inactivados: no pueden producir la enfermedad. Por ejemplo, la Hepatitis A.

---) Vacuna con antígenos del agente patógeno en forma de subunidades: Solo se utiliza una parte del patógeno, no entero. Por ejemplo: influenza, pertussis acelular.

---) Vacuna con antígeno en forma artificial: Por ejemplo, en el caso del Papilomavirus.

En las vacunas para COVID-19 también existe variedad según de cuál se trate.

Las vacunas de origen chino Sinopharm y Sinovac son inactivadas; otras utilizan como presentador del antígeno, es decir solo una parte muy pequeña del virus, a los adenovirus como la Astra Zeneca y la Sputnik V; y las de ARN mensajero, que son la Pfizer y la Moderna, que informan a las células cómo producir el antígeno.

El proceso de inmunización del paciente, una vez vacunado, también varía según la vacuna, pero en el caso del COVID-19 se considera un período de 14 días luego de la aplicación de la primera y segunda dosis, según cada caso.

Si un paciente se infecta cercano a la aplicación de la vacuna, no debería sufrir inconvenientes.

Con algunas vacunas se ha observado que, cuando se aplican muy cerca del momento del contagio, pueden prevenir la enfermedad, como por ejemplo en la varicela. En otros casos, aunque no la prevengan, no se ha observado que agraven el curso de la enfermedad.

Con respecto al COVID-2, no hay estudios que muestren que una persona que ya ha sido contagiada y recibe a los pocos días la vacuna tenga una evolución peor que aquella no vacunada, aunque se necesita una mayor vigilancia epidemiológica.

Así, una persona que se vacuna y está contagiada días previos, no debería sufrir mayores complicaciones. En cuanto al COVID-19, no existe indicación actualmente de que sea necesario realizarse un test previo a la vacunación.

(*) Jefe de Infectología Infantil del Hospital Universitario Austral.

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