miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº3686

Interés general | 22 abr 2021

Postergaciones de larga data

La pandemia agudiza problemáticas del personal doméstico: “Hay resabios de servidumbre”

El año pasado, las restricciones en la circulación dejaron el tendal en un sector que ya de por sí venía castigado por la informalidad extrema. En este 2021, la situación no repunta. La abogada laboralista Mariela Pisano brinda recomendaciones para resguardar las condiciones mínimas del empleo.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) La emergencia sanitaria (y económica) por la pandemia de coronavirus desnudó con particular crudeza la situación del trabajo informal en nuestro país. Y un apartado especial en este sentido corresponde al personal de casas particulares.

Hace poco más de un año, en el primigenio aislamiento social, preventivo y obligatorio, hubo dos hechos paradigmáticos de naturalización de una cuasi servidumbre. Por un lado, la actriz y modelo Catherine Fulop, se filmaba en pleno paseo por su mansión y “bromeaba” con la mucama porque se había quedado “encerrada de forma voluntaria”, pero estaba “negrita” por el bronceado.

Por otro lado, en un barrio privado de Tandil, un empresario fue descubierto mientras intentaba ingresar a su empleada doméstica oculta en el baúl del auto. La intención era evadir los controles del personal de seguridad para controlar la entonces restringida circulación de personas.

Fueron apenas dos episodios que cobraron importante repercusión mediática, pero configuraron la punta del iceberg de otros miles.

“Es un sector que desde siempre sufre por la clandestinidad y la informalidad. Desde 2013 existe una normativa (Régimen especial de contrato de trabajo para el personal de casas particulares) que mejoró un poco las condiciones comparando con lo anterior, al menos para lograr un reclamo laboral acorde”, contextualiza en diálogo con ANDigital la abogada Mariela Pisano.

En este sentido, subraya que “la pandemia visibilizó el drama sectorial. Es una relación laboral como cualquier otra, pero con la particularidad que es dentro de una casa con lo que ello implica en este momento”.

Así las cosas, comenzó a primar entre los ardides patronales el “si no venís, no te pago”. Y la letrada menciona que “al hacer limpieza, la mayoría se quedó sin poder trabajar porque no era una actividad encuadrada como esencial”.

Cientos de miles de empleadas domésticas perdieron el ingreso y fueron acrecentándose los despidos. En rigor de lo permitido, sólo las cuidadoras de niños, de adultos mayores o de personas con discapacidad podían continuar trabajando en el marco del ASPO.

Tras recordar que la prohibición de despidos rige -en principio- hasta fines de abril y la doble indemnización hasta fin de año, Pisano subraya que esté o no registrado el personal, se puede accionar legalmente ante un cese laboral arbitrario.

“Es importante resaltar que tienen herramientas. No es que tienen que encarar al patrón, deben acudir a un abogado por esa negativa de tareas o falta de pago de salario. No hay que resignarse, el reclamo no tiene costo hasta que no cobren el resarcimiento, amparado en el beneficio de la gratuidad del reclamo laboral”, explica la titular de Pisano & Asociados.

Desde la situación de la modelo venezolana que verdugueaba a su empleada hasta el eufemismo de “la chica que ayuda en casa”, la abogada reconoce que aún hoy “se ven situaciones en las que parece que las trabajadoras son ‘cosas’ y no personas con derechos, hay resabios de servidumbre”.

“No tienen paritarias, dependen de una comisión nacional constituida en el Ministerio de Trabajo para fijar el sueldo, el cual además no contempla ni antigüedad, ni presentismo ni fondo de desempleo”, enumera la abogada sobre la lastimosa realidad del ingreso (trabajando más de 24 horas semanales es un salario mensual promedio de entre 20 y 25 mil pesos o bien 185 por hora).

Finalmente, al poner el foco en la imperativa necesidad de mejorar esos sueldos bajos, también hizo un llamamiento para terminar con la cultura de los maltratos y la discriminación, desterrando al mismo tiempo la deidad del patrón. “En el personal doméstico también son personas. Está el imaginario que como suplanta a la ama de casa que supuestamente no hacía ‘nada’, entonces ellas para cierta mirada tampoco hacen ‘nada’ y no merecen retribución”, sentencia. (ANDigital)

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