jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3687

Interés general | 13 may 2021

Gastronomía

Al rescate del cubanito

Con una receta familiar y ciento por ciento artesanal, emerge desde los confines de La Plata una propuesta que pone en valor a esta golosina de antaño. Un caso de éxito alumbrado en pandemia.


LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) Ninguna novedad es que la tendencia globalizante llegó para quedarse en el mundo gastronómico de los grandes centros urbanos de nuestro país.

Así, los bizcochos de grasa o las medialunas deben redoblar esfuerzos para no sucumbir ante las garras marketineras y foráneas de, por caso, las donas predilectas del jefe Gorgory o los cannoli que con devoción engullía el mafioso sensible Tony Soprano.

La capital bonaerense no es ajena a este vértigo, pero al mismo tiempo siguen surgiendo emprendimientos que libran la batalla para salvaguardar ciertas tradiciones culinarias.

Así, en la etapa más dura del aislamiento social por la pandemia, nació Cubanitos La Plata. Y lo hizo con una doble apuesta anticíclica: revitalizar a una golosina casi en “desuso” y superar las complicaciones logísticas-comerciales que implica la elaboración artesanal de un producto muy perecedero.

“Desde hace tres años que lo vengo haciendo, pero durante la cuarentena del año pasado surgió repentinamente y me dediqué de lleno”, dice Adrián Vera Báez, oriundo de Comodoro Rivadavia, quien llegó a La Plata en 2015 para estudiar la carrera de Psicología.

Consultado por las cualidades de su mercancía, de marcado suceso en la ciudad de las diagonales, reseña: “un tío y mis primos de San Carlos de Bariloche se dedicaron mucho tiempo a la elaboración de cubanitos. Tuve la idea de implementar eso mismo aquí en la ciudad, viendo que existían algunas propuestas de este tipo, pero no artesanales”.

“La clave es un producto artesanal, una oblea similar al barquillo clásico, con dulce de leche repostero. Lo novedoso es que implementé la cobertura de chocolate negro semi amargo, también chocolate blanco con crocante de maní y/o coco”, describe en diálogo con ANDigital.

Pese a no revelar mayores detalles de proporciones o eventuales ingredientes secretos, el patagónico aclara humildemente que “la clave es la combinación de un buen dulce de leche y la oblea artesanal”.

“Mucha gente me dice que antiguamente en la playa o en los parques había vendedores y con el tiempo se fue perdiendo la tradición. Lleva mucho tiempo y una maquinaria especial, por es es que se fue discontinuando quizás. En La Plata hay venta en una o dos panaderías, pero al ser productos industriales no tienen ni el mismo sabor ni la misma crocancia”, añade Báez desde su factoría en el borde de la ciudad, al límite con Ensenada.

Finalmente, para dar cuenta de la “garantía” de sus cubanitos, asevera que los avezados paladares bahienses le dieron el visto bueno.

Ligado a ello, desde la ciudad sureña aclaran: “el cubanito no es un invento bahiense pero sí se fue adoptando como parte de la cultura local. El primer cubanitero, Octavio Fuentes, arribó a principios de los 50 y fue quien comenzó a salir a la calle con un carrito para vender”.

“Hoy por hoy, tenemos una gran oferta de carritos ambulantes en los espacios públicos; variedad de sabores con cobertura y rellenos y hasta cubanitos helados”, puntualiza ante este medio la directora de Turismo de Bahí Blanca, Karina Sánchez, sin dejar de destacar el “gran consumo de los locales y de quienes nos visitan”.

Acto seguido, menciona la vigencia de la “tradición de salir a tomar mate y comprar los cubanitos”, sumado a la importante venta que tienen también los locales del rubro y una onda expansiva que llega con vendedores a otras localidades de la región, como Monte Hermoso o Sierra de la Ventana.

Y al dar cuenta de aquél visto bueno que mencionaba el cubanitero afincado en La Plata, Karina recoge el guante: “no es un invento bahiense pero sí se fue perfeccionando aquí por la cantidad y calidad que hay, por eso, el bahiense es un paladar destacado en la materia”. (ANDigital)

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