jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Interés general | 15 jun 2021

De interés social

Todo listo para producir a gran escala el “súper guiso de alta calidad nutricional”

La planta de alimentos deshidratados de la UNLP comenzará con unas 50 mil porciones mensuales. Las raciones se entregarán a familias de bajos de recursos. La formulación incluye carbohidratos, proteínas, lípidos (aceite vegetal), vitaminas y minerales.


LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) La Universidad Nacional de La Plata pondrá en marcha en las próximas semanas una planta de alimentos deshidratados de interés social, que elaborará raciones de un guiso de alta calidad nutricional destinado a sectores vulnerables de la región.

Según se destacó desde la casa de altos estudios, la iniciativa contribuirá a disminuir la inseguridad alimentaria y mejorar la calidad de vida de quienes hoy se encuentran excluidos o postergados.

Con el nombre de PAIS (acrónimo de Planta de Alimentos para la Integración Social), la UNLP pondrá en la mesa de miles de familias argentinas alimentos deshidratados para preparar diferentes variedades de guisos de manera simple, sana y sabrosa.

De este modo, la de La Plata se convertirá así en la primera universidad pública del país que contará con un proceso de deshidratado de vegetales y un laboratorio de control de calidad de materias primas, insumo final y efluentes.

La planta se encuentra en el predio de 60 hectáreas que posee la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, en la calle 66 y 167 de la periferia platense. Se estima que estará en pleno funcionamiento antes del último trimestre del año.

El proyecto fue concebido como una instancia multisectorial para planificar acciones continuas para el desarrollo productivo y la recuperación de los derechos esenciales de la comunidad. A su vez, la iniciativa permite enriquecer a la Universidad en sus actividades de docencia, investigación y extensión, con el aporte de todos los sectores sociales.

“Esta fábrica universitaria de alimentos deshidratados es una propuesta inédita”, remarcó el presidente de la UNLP, Fernando Tauber, al tiempo que consignó que “por primera vez, la Universidad pone su conocimiento científico-tecnológico en articulación con los productores de la región para la producción social de alimentos del alto valor nutricional y bajo costo”.

A través del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA), unidad dependiente de la UNLP, el CONICET y la CIC, se elaborarán guisos que las familias podrán cocinar en sus propios hogares. Sólo deberán hidratar las raciones y luego cocinarlas al fuego en una olla. Vendrán condimentadas y saborizadas. La formulación de esos alimentos incluirá carbohidratos, proteínas, lípidos (aceite vegetal), vitaminas y minerales.

El proceso de producción de la Planta se organiza en dos etapas: la de deshidratado y la de mezclado. En la primera, se toman los vegetales o frutas frescas y se procesan hasta obtener el material deshidratado. Este sector tiene más de 1500 metros de superficie. La maquinaria adquirida para esto incluye un deshidratador SBN-10 con capacidad para procesar una tonelada de verduras frescas por día, cortadoras, peladoras, cámaras de frio, y lavadoras. Toda esta tecnología requirió una inversión del orden de los 50 millones de pesos.

Esta etapa del desarrollo fue diseñada por la Unidad de Ingeniería de Procesos, coordinada por el investigador Sergio Giner, y conformada por los investigadores Silvana Demarchi y Martín Torrez Irigoyen, todos pertenecientes al CIDCA.

El equipo cuenta con una gran experiencia y antecedentes científicos en el ámbito de tecnologías para mejorar la calidad, agregar valor y maximizar la vida postcosecha de hortalizas, frutas y verduras.

El proceso productivo continúa con la sección de mezclado y envasado según las recetas. Juan Manuel Santillán, uno de los profesionales a cargo del proyecto, explicó que “en este momento estamos trabajando con tres recetas: guiso de arroz y vegetales, guiso de lentejas y vegetales, y guiso de arvejas y vegetales”. Pero adelantó que el menú de opciones se irá ampliando con la puesta en marcha de la planta.

Para equipar la línea de mezclado y envasado la UNLP invirtió 15 millones de pesos. Este sector tiene 500 metros cuadrados de superficie y trabajarán allí alrededor de seis operarios por turno.
Desde la secretaría de Planeamiento, Obras y Servicios de la UNLP destacaron que la obra se completó en tiempo récord, reforzando la urgencia e importancia que tiene el proyecto. Cabe destacar, además, que toda la maquinaria adquirida es de industria nacional.

Sobre la relevancia del proyecto, el presidente Tauber aseguró que “si hay argentinos que en este momento están pasando hambre, la Universidad tiene que producir alimentos. Tenemos el conocimiento, la infraestructura, la tecnología y los recursos humanos formados para dar respuesta a una demanda que es urgente y frente a la cual no podemos hacernos los distraídos”.

“La puesta en funcionamiento de la fábrica representará un aporte sustancial de la Universidad al diseño de políticas públicas para luchar contra el hambre en Argentina. Con esta convicción vamos a ir desarrollando un verdadero polo agroalimentario que emplee las verduras frescas de la hortifruticultura periurbana del Gran La Plata, articulando con los productores de la región, para ponerlas a disposición de un proyecto que permitirá cubrir las necesidades de los sectores más postergados”, concluyó el titular de la UNLP.

Vale destacar que la planta posee una capacidad de procesado diaria de mil kilos de materia fresca. Para esto se está trabajando con el consejo asesor del programa en diseñar y planificar la producción para las distintas líneas: papa, zanahoria, calabaza, tomate, cebolla, morrón, puerro, verduras de hoja, entre otras posibilidades que permitan articular con productores de la zona.

El producto principal será una mezcla deshidratada de verduras de producción local, con arroz, lentejas o arveja, que las familias podrán cocinar en sus propios hogares. “Tendrá como valor agregado poder retomar la práctica de almorzar o cenar en el seno familiar, y que la gente deje de tener el comedor comunitario como única alternativa”, destacaron.

En cuanto al modo de preparación de los guisos PAIS, se explicó que el producto saldrá condimentado y saborizado. Las familias sólo deberán hidratar las raciones y luego cocinarlas al fuego en una olla. La formulación de los alimentos incluirá carbohidratos, proteínas, lípidos (aceite vegetal), vitaminas y minerales, en proporciones recomendadas por especialistas de la universidad.

Desde el Rectorado aclararon que los productos elaborados en la Planta de la UNLP no serán comercializables. El objetivo del proyecto es poner la producción a disposición de los estados municipal, provincial y nacional, para cubrir las necesidades de los sectores más vulnerables en el marco de los diferentes programas oficiales de asistencia social.

Según detalló Santillán, se trabajará con los productores del cordón hortícola de La Plata para utilizar aquel excedente de cosecha o producción que no se haya vendido y elaborar el alimento deshidratado. La universidad le brindará al productor un servicio de deshidratación de sus excedentes”, dijo. Y puso a modo de ejemplo que “en épocas de sobreoferta, el tomate se tira por toneladas; ahora esta iniciativa le permitirá al productor reaprovechar todo ese desperdicio transformándolo en polvo, un producto apto para la alimentación”.

Como se indicó, la fábrica se encuentra en la Estación Experimental Julio Hirschhörn, un predio de 60 hectáreas que posee la Facultad de Ciencias Agrarias posee en la calle 66 y 167. Allí también funcionarán laboratorios de control de calidad, y se dispondrá de un amplio sector de aulas para tareas de docencia y extensión.

La Planta de Alimentos cuenta con un consejo asesor formado por representantes de las Facultades de Ingeniería, Ciencias Veterinarias, Ciencias Agrarias y Forestales, y Ciencias Exactas. Además, cuatro representantes del Consejo Social de la UNLP, uno de los principales impulsores de la iniciativa a partir de las necesidades recabadas en los informes del 2018 y 2019 sobre el acceso a alimentos en la región. (ANDigital)

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