viernes 02 de mayo de 2025 - Edición Nº4059

Interés general | 13 abr 2023

Salud

Más de un millón y medio de personas padecen Mal de Chagas en Argentina

Los menores de 10 años de zonas no tratadas con insecticidas configuran el grupo de mayor riesgo. Transmisión y los ciclos de la enfermedad.


Por Cristina Freuler (*)

El Mal de Chagas es una patología presente en nuestro país, principalmente en zonas carenciadas y rurales. La vinchuca, insecto transmisor de la enfermedad, encuentra en las viviendas precarias un ámbito que facilita su desarrollo.

En la Argentina existen alrededor de 1.500.000 de habitantes crónicamente infectados. Y si bien una persona puede contagiarse en cualquier momento, el grupo de mayor riesgo es el de niños menores de 10 años que habitan en zonas no tratadas con insecticidas.

También resulta preocupante que muchas provincias con presencia histórica del vector tengan porcentajes bajos de estudios a gestantes.

Transmisión

· Vectorial (picadura).

· De madre a hijo (transmisión vertical) Es la principal vía de infección en nuestro país.

· Por la ingestión de alimentos contaminados

· Por transfusiones de sangre

· A través del trasplante de órganos

Etapas

Aguda: se presenta en el 5 % de las personas infectadas, y se caracteriza por la presencia de parásitos en sangre. Suele pasar desapercibida, pero cuando se presentan los síntomas clínicos, provoca la muerte del 1 % de los enfermos.

Indeterminada: los pacientes son asintomáticos y pueden permanecer así toda la vida o derivar en la fase crónica, con alguna manifestación orgánica después de los 15 o 20 años.

Crónica: afecta al 30 % de los infectados y derivan de la fase indeterminada. A este grupo se lo llama chagásico, y si bien los síntomas son diversos, la miocarditis es la más frecuente, que se manifiesta varios años después de infectado y a edades significativamente más tempranas que otras cardiopatías.

Síntomas

Etapa aguda

· Hinchazón ocular (signo de Romaña)

· Presentación cutánea

· Hipertermia

· Irritabilidad

· Dolor de cabeza

· Fatiga y somnolencia

· Falta de apetito

· Dolores osteoarticulares

· Edemas

· Inflamación de ganglios, hígado y bazo (sobre todo en lactantes y niños)

· Ocasionalmente diarreas y vómitos, también en lactantes.

Etapa crónica

· Miocarditis

· Alteraciones en la motilidad esofágica e intestinal.


(*) Jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán - MN 58098.-

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