domingo 22 de junio de 2025 - Edición Nº4110

Interés general | 22 nov 2023

Salud

Cabeza incendiada: el largo año electoral y su impacto en la salud emocional

La mala noticia es que las penurias no se acaban con los resultados puestos del ballotage. La buena es que hay herramientas para sobrellevar los coletazos anímicos de una coyuntura muy particular. La visión de expertas en la materia, en diálogo con ANDigital.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) El contexto de ebullición electoral, polarización e incertidumbre por el futuro inmediato, sumado al lastre de un largo -larguísimo- año signado por el proselitismo, tiene su inexorable impacto en la osamenta de los argentinos.

Se trata de una situación que puede afectar la salud de las personas, tanto a nivel físico como psicológico, con preocupaciones que ya son parte del día a día.

“Atravesamos una suerte de burnout electoral, no sólo por la realidad económica, si no puntualmente porque después de las elecciones quedamos atentos a lo que pueda suceder y con una sobreinformación que no ayuda en este proceso larguísimo”, indica la psicóloga Paula Ruggero (MP 92310 | MN 26858), para luego dar cuenta que “el estrés genera muchos síntomas emocionales y físicos, el enojo decanta en ello, dando lugar en casos límite a episodios de hipertensión o problemas cardiovasculares que nunca se habían manifestado en las personas”.

Atento a ello, la especialista en capacitaciones en habilidades blandas, IE y herramientas de coaching, Verónica Dobronich, insta a “salir de la zona de confort ante los virajes que -queramos o no- debemos que atravesar como país. Es lo que tenemos y por eso hay que aceptar la situación, ya no lo podemos cambiar, pero sí podés cambiar vos”.

En cuanto al abordaje personal, pone de relieve que “el pensamiento antecede a la emoción; lo que pienso sobre algo o alguien genera una emoción, placentera o displacentera”, por lo que en esa instancia hay que pensar: “¿Qué depende de mí y qué no? Lo que no depende de mí hay que soltarlo, es malgastar energía”.

La política se mete en las casas, en los trabajos y en los grupos de amigos. La grieta atiza posiciones extremas e irreconciliables. “El contexto socioeconómico involucra a todos. No necesariamente politizados, casi todo el mundo tiene la constante de incertidumbre, la falta de control y el qué va a pasar, es lo que más agobia por estas semanas”, acota Ruggero en una suerte de boca de urna del diván.

Acto seguido, pondera que “el factor económico es claramente lo que más influye, sobre todo la variable de la inflación. Genera mucha ansiedad superlativamente en quienes ejercen roles de líderes, los que comandan empresas u los que tienen su emprendimiento, son los más afectados y en ese segmento se vio un 40 % más de consultas”.

Y Dobronich sugiere: “Para gestionar la frustración tendremos que pensar qué puedo hacer. No puedo bajar la inflación por mí mismo, pero a pesar de ello puedo apuntar a no sentirme tan mal, con una estrategia de negocio o acopio por ejemplo. Cosas con las que sí podemos tomar acción, una alternativa”.

El psiquiatra y filósofo austríaco “Victor Frankl habla de situaciones adversas en un campo de concentración nazi. Cuando ya no podés hacer nada con las circunstancias que te tocan, sólo te queda tu actitud ante lo que está pasando. Victimizarme o ser protagonista, esta última opción invita a ver qué puedo hacer con esto y si no, qué aprendizaje me deja”, puntualiza.

“No hay que resistirse a lo que no podamos cambiar. No es resignación, es aceptación. Máxime sabiendo que la queja no soluciona nada. El dolor no lo podemos elegir pero el sufrimiento es opcional”, añade la referente de Gimnasio de Emociones y sopesa: “Ahora la mitad del país puede sentirse bien, otra mitad mal. Pero hay que ver qué puedo hacer. En lo bueno y en lo malo preguntarnos por qué no te puede pasar algo que no quieras”.

En igual tesitura, insiste con el llamamiento a “no victimizarnos y quedarnos en la queja” y enfocarse en “gestionar ante la incertidumbre de lo desconocido. No sabemos, pero ¿por qué por defecto pensamos en negativo?”.

Por su parte, la terapeuta advierte que “el hacer la plancha, que es un poco la metodología que se adquirió en cuanto a no tomar decisiones como no invertir, genera mucha más depresión -momentánea, clara- y sentimientos de frustración”.

Este dilatado proceso electoral dejó un tendal de condiciones o síntomas que Ruggero enumera: “Trastorno del sueño; ansiedad; depresión; enojo y estrés”.

Por lo que la capacitadora Dobronich resalta que “no dormir o comer mal altera nuestro estado anímico. Hay que entender qué es lo que pasa; desafiar la fantasía de que todo es negativo (también que todo es positivo). Pero hay que indagar y buscar pruebas concretas para desterrar los prejuicios que no son más que un sesgo, un atajo que tenemos para ahorrar energías”.

Y celebra la posibilidad de implementar “un pensamiento crítico, dudar, cuestionar. Ni nos vamos a morir todos, ni el positivismo extremo, hay que ir por el equilibrio”.

En tanto, ambas profesionales exhortan a “aflojar” con el bombardeo de información al que nos vemos expuestos a diario y absorbemos cual esponja de bytes.

“Lo ideal es mantenerse informado de manera equilibrada. Reconocer los efectos nocivos de Ia política en la salud. En el caso de los líderes organizacionales diferenciar la responsabilidad de su rol y la persona. Lo subjetivo de cada uno. La vida particular más allá del lugar de trabajo”, explica la psicóloga.

Liado a ello, Dobronich reitera el exhorto a salir de la zona de confort: “Es una falsa zona de seguridad y para muestra basta la frase ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’, lo que aplica a parejas, jefes… la mente se nos va para lo negativo, no para pensar ¿y si hubiera algo mejor? Los pensamientos crean realidad”.

“Sin vivir en una burbuja, un pensamiento más optimista llevará á mejores resultadas. Cómo te sentís impacta en cómo hacés. Ante un escenario de desconcierto no veamos a todo con connotación negativa porque la pasaremos muy mal. Nuestra forma de pensar sí está en nuestras manos y lo podemos manejar”, sentencia.

A su turno, Ruggero plantea que “la frustración y el enojo que nos genera esta situación debemos intentar mitigarla con actividades que nos den placer como así también ese sentimiento de impotencia o inutilidad, poniéndonos en acción en algo productivo”.

“Muchos pacientes apelaron a buscar ser fiscales de alguna de las banderas políticas como para no sentirse tan improductivos frente a esta situación. Y otros justamente lo contrario. Ponerse activos en alguna disciplina a la que nunca se habían dedicado como ser causas sociales o ambientales”.

Y aconseja “utilizar todas las técnicas que se recomiendan en casos de estrés o burn out: escuchar al propio cuerpo; utilizar la actividad física como descarga; técnicas de relajación; respiración; meditación; yoga o cualquier disciplina que nos ayude a parar los pensamientos intrusivos y recurrentes que nos agobian”. (ANDigital)

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