martes 17 de junio de 2025 - Edición Nº4105

Espectáculos | 13 dic 2023

Entrevista

Santiago Motorizado, un fulbito sin celular

El líder de El Mató ensaya ante ANDigital una reivindicación de los momentos analógicos en vías de extinción, un saludable ejercicio en tiempos aciagos. La gira mundial “Súper terror” tendrá su última escala este sábado en La Plata.


“Somos afortunados, en un momento desafortunado”. Así, Santiago Barrionuevo resume la actualidad de El Mató a un Policía Motorizado, en el medio de otra de las puntuales tormentas argentinas.

A paso firme por grandes plazas latinoamericanas -no exentas de sus respectivas penurias- el cantante, compositor y bajista de la banda más importante de la escena indie rock dialogó largo y tendido con ANDigital, destacando que “nos tratan muy bien en todo el continente”, lo que perpetúa ese “cariño tan especial para con los músicos argentinos”. 

Desde Medellín y justo antes de embarcar hacia Quito, pero “atentos a lo que está pasando allá”, dio cuenta de los últimos conciertos a sala llena en Montevideo, San Pablo, Asunción, Medellín, esperando la última escala en Lima y luego sí, cerrar el año en la ciudad que los vio nacer, La Plata.

“Agradecidos por la suerte que nos toca y también en este año tan difícil desde lo económico, pues a pesar de eso la gente acompañó, hizo un esfuerzo y estuvimos con entradas agotadas en casi todos los shows”, resume sobre la gira mundial Súper terror.

En torno a la energía del “vivo”, ponderada de otro modo pandemia mediante, el músico atribuye buena parte a que desde ya hace varios años “hay una exageración en esta forma de vivir demasiados conectados con lo virtual, con lo digital”, por lo que “el contrapeso es ir a buscar la experiencia de la vida más real”. 

“La pandemia llevó eso al límite, emparentado con esa situación de encierro, ciertamente. Pero se nota en esas cosas que no pudimos disfrutar, sea espectáculos en vivo o encuentros. Buenísimo que así sea, que haya un florecer de la experiencia de la música en vivo en este caso, pero sobre todo de la experiencia en sí; alejarnos un poco de los dispositivos, tratar de generar un contrapeso con este mundo donde nuestras relaciones con lo cultural y en todo sentido están en una capa muy superficial, efímera y banal, que debilita ese vínculo puro con la música, el cine o con nuestros afectos, llevándolo a un plano muy chato. Soy pesimista con respecto al tema, pero a la vez veo este fenómeno que hace pensar que hay una esperanza de cambiar eso al menos”, reflexiona.

Y recalca: “Quizás se cruce una frontera que hace que se vean las cosas de otra manera, de educación propia de atravesar ese fenómeno... el problema sería que después aparezca -como suele pasar- otra cosa que nos absorba”.

Al ir más allá, teniendo en cuenta el fin del hábito de tocar timbre o recordar números telefónicos, sostiene que “hay algo que afecta nuestra memoria, nuestra condición con el entorno”, por lo que sugiere “recuperar el ir a caminar por la calle en búsqueda de un encuentro y prestar atención al paisaje urbano, a las personas, lo que sea, eso se va perdiendo por estar con la pantalla” sometidos al bombardeo de “información”. 

“De todos modos, y lo digo desde el lugar de un usuario del celular conectado por demás, quizás la pantalla también está llegando a un punto de saturación, por el momento, la pulsión nos lleva automáticamente a ella, pero…”, se esperanza el ilustrador y diseñador.

En tren de morigerar esa intromisión del teléfono móvil en todos los flancos de la vida cotidiana, sea durante una película, un recital o hasta en una charla, el oriundo de Barrio Jardín confiesa: “Últimamente disfruto mucho de las actividades que no me permiten usar el celular, por ejemplo jugar al fútbol, es algo que siempre me gustó, pero ahora tiene el plus que no está el celular en el medio”. E insiste con la geopolítica de la era de la comunicación incomunicada: “Creo que se va a cruzar la frontera y se va generar una cultura contra eso o quizás las nuevas generaciones vean a sus padres ‘che están todo el día con el celular, hagamos otra cosa’ y se logre”.

Y si de la pelota se trata, tras la infartante definición del desempate para eludir el descenso de Primera División, Santiago, quien abraza la causa del popular Lobo platense, trazó la comparación de un guiño analógico con cierto “sinsentido del fútbol”. 

“Esta pasión que nos mueve y nos conmueve. Está bueno ese amor por algo que no tenga que ver con producir, con algo que necesariamente se tenga que transformar en dinero. No sirve para nada, ¿y? Está perfecto. Buenísimo, pongamos la atención en esas cosas que entre comillas no sirven para nada; no de todo hay que sacar beneficios. Vamos a sufrir, a llorar, pero también vamos a ser felices, nos sube la euforia como pocas cosas, somos mejores personas y estamos contentos. Bienvenida esta locura que también vale la pena en este mundo”, remata.

“Okupas”, ese berretín

En medio del parate obligado por la emergencia sanitaria del 2020-21, el músico evoca un proyecto que cayó “en un momento ideal”, signado por la que es considerada una obra maestra para toda una generación.

“Cuando arrancó la pandemia, que no se sabía qué iba a pasar, pensé que estaba bueno eso de sentarse a escribir, desarrollar ideas. Pero resultó que estuve muy trabado y tenía que ver con que no había más allá. ‘¿Para qué hago esta canción si después no la voy a mostrar?’. Todo en la especulación, pese a que los músicos sí teníamos la suerte de poder subir canciones y mostrarlas digitalmente, pero yo las concibo como principio y luego salir a tocarlas para completarlas. Estaba en ese bloqueo hasta que apareció la invitación de Bruno Stagnaro”, reseña, en torno a la convocatoria que el cineasta le realizó para ponerle música al reestreno remasterizado de Okupas, más de 20 años después de su exhibición en la pantalla chica. 

“Evidentemente con la motivación de Okupas, serie de la que soy muy fan, un loco desde siempre, hizo sentirme tener un objetivo que no tenía en el principio de la pandemia. Empezaron a salir oportunamente las ideas, las canciones. Fue muy virtuoso todo ese proceso, acompañado por Felipe Quintas, productor del proyecto. Lo recuerdo con mucho cariño, primero por Okupas y dentro de ese contexto tan extraño tenía esa oportunidad de poder componer, grabar y estar en contacto con la música y luego ser parte del reestreno de la mejor ficción que se hizo en Argentina”, asevera.

“El primer contacto es porque Bruno quería usar canciones de El Mató en la serie, el reemplazo musical era buscar esas 70-80 canciones en canciones ya existentes, dentro de esas estaban las de El Mató porque veía esa conexión con la banda, que encajaba”, suma el músico y dibujante.

“Y lo personal se cerraba un círculo, porque nosotros empezamos a ensayar allá por 2002, Okupas es de 2000. Hay mucho de la estética de Okupas en el imaginario de El Mató, sobre todo en esos primeros discos, una influencia directa y de hecho fue a buscar canciones de esa primera época”, prosigue.

A la postre, Unas vacaciones raras tuvo reversiones de canciones clásicas del grupo, originalmente incluidas en Un millón de euros (2006), Día de los muertos (2008) y La Dinastía Scorpio (2012); a saber: “Vienen bajando”, “El día del huracán”, “Día de los muertos”, “Rey del terror”, “Noche de los muertos”, “Yoni B” y “Noche negra”. Y claro, el estreno de “La otra ciudad”, sencillo que cuenta con un video protagonizado por Dante Mascapierro, el actor que le dio vida al hincha del docke más famoso: el Negro Pablo.

Y sentencia: “En la realización de Okupas hubo maestría porque los recursos limitados a veces son defectos y otras veces son virtudes que despiertan ideas para explotar al máximo lo que tenés a mano. Stagnaro es un genio, generó un hecho histórico para el cine y la televisión, generando nuevas narrativas a partir de su trabajo, más allá de los hallazgos actorales. Además, en su momento pudo verse por la TV Pública, gratuita para todo el territorio. Y ahora fue muy lindo que en el reestreno por Netflix se generara algo parecido”; tiene que ver con que el producto audiovisual “se mantiene vigente, fresco y actual” amén que “lamentablemente el contexto socioeconómico actual también es malo” como lo era a finales de los 90 y principios de los 2000.

Atado a la motivación que genera “ir más allá de lo que estaba acostumbrado”, menciona que en este caso, fue “para algo que conocía mucho y que a la hora de escribir hacía que me salieran cosas que yo tenía en mi cabeza, esa atmósfera ya la tenía asimilada y  me ayudó a ir directo al grano”, pero  “me copa el desafío también de algo diferente”, como fue la más reciente versión de un hit de Cristian Castro o diversas colaboraciones con artistas de distintos estilos. “Digamos que lo de Okupas me envalentonó para ir más allá, ahora me convocan para lo que sea y estoy”, bromea.

Y si de convocatorias se trata, entre las variopintas que tuvo en el último tiempo el líder de El Mató, descuella una que decantó en un celebrado encuentro para el rock platense: “Hay momentos”, un clásico de Guasones, reversionado con Facundo Soto y su invitado.

“En el Festival Ciudad Capital del año pasado lo vi al costado del escenario, saludé de lejos y en el Festival Bandera de Rosario, cuando terminó el show de Guasones y arrancó inmediatamente el nuestro, ahí canté un poquito de ellos, me salió del alma. Después de eso Facundo me mandó saludos; pero conocerlos y saludarnos con un beso y un abrazo fue recién cuando grabamos juntos. Al conocerlos fue mejor aún, una situación muy cálida y me alegra haber podido compartir ese momento musical para cantar ese temazo”.

Tras el prolífico andar por el estudio Sonic Ranch (el mismo de La Síntesis O’Konnor), que decantó el Súper terror, llegó el exitoso tour mundial. “Cuando uno está de gira estás en un ritmo que es full tocar, no se ensaya mucho en el medio. Contentos con todo este año, la repercusión del disco, la devolución que tuvo en vivo y con las estadísticas, pero sobre todo la experiencia, la emoción del vivo. Es algo que me llena de felicidad, muy gratificante”, revela.

“Cumplimos 20 años pero me gusta celebrarlo con canciones nuevas y poner el foco ahí, eso de la nostalgia no me gusta mucho” y “ahora cerramos el año en un lugar histórico como es el Atenas en nuestra ciudad”, invita, no sin antes garantizar la presencia de El Mató en esos “lugares pendientes” tras este diciembre final.
 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias