martes 01 de julio de 2025 - Edición Nº4119

Espectáculos | 9 ene 2024

Corrientes

A pesar del diluvio, 350 mil fieles veneraron al Gauchito Gil

Fueron 300 los milímetros que cayeron en dos días en la ciudad de Mercedes. Ello no impidió que sus fieles arribaran desde diferentes puntos del país.


Este lunes se cumplieron 146 años de la muerte del Gauchito Gil y unas 350 personas se movilizaron a la ciudad de Mercedes, en la provincia de Corrientes, para rendirle tributo en el santuario ubicado sobre la Ruta Nacional 123.

Ubicado a unos 250 kilómetros de la capital correntina, la jornada estuvo enmarcada por el diluvio que golpeó a la ciudad de Mercedes, donde en poco más de dos días cayeron 300 milímetros de agua que provocó, incluso, la evacuación de 120 personas.

Además de rendirle culto, los fieles llegaron hasta el santuario del Gauchito Gil para pedir trabajo y alimentos, en un contexto de crisis absoluta y ajuste total de la economía que sin lugar a dudas pagan los que menos tienen.

Chapas patentes, paquetes de cigarrillos, botellas de bebidas alcohólicas, velas rojas, cintas, banderas y demás efectos personales fueron ofrendados al gauchito milagroso, y todos los obsequios se atesoran en un museo especialmente edificado en el predio.

Para quienes no saben de él, el Gauchito Gil se basa en Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez, un gaucho de quien poco se sabe con certeza aunque se lo considera un “santo popular”, que nació en Pay Ubre, un paraje cercano a Mercedes, alrededor del año 1840 y que fue asesinado el 8 de enero de 1878, muy cerca de esa misma ciudad.

Gil fue un gaucho justiciero y cumplidor y, de acuerdo a la leyenda popular, se trató de un peón rural que disfrutaba de los bailes y las fiestas. Participó de la Guerra de la Triple Alianza tras ser reclutado para las milicias pero, luego de sufrir la aparición de un Dios guaraní, desertó del Ejército.

Esa rebeldía y el intento por conquistar a la mujer que pretendía un comisario, fueron los motivos de su sentencia de muerte, y rápidamente se convirtió en un héroe que protegía a los humildes: robaba a los ricos para darle a los pobres; vengaba a los humillados y sanaba a los enfermos, una especie de Robin Hood vernáculo.

Si bien el pueblo lo protegió, alimentó y cuidó, fue capturado y degollado por el facón del coronel Velázquez, puesto que los soldados federales no quisieron cumplir con la pena capital, quien al ver que la sangre era absorbida al instante por la tierra se convirtió en su primer devoto.

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