

Ostende, en Colegiales, es un espacio inspirado y ambientado en los bodegones antiguos con un guiño a los años 70. Su propuesta gastronómica, basada en las recetas de las abuelas, incluye carnes, pastas y comidas costeras.
En esta ocasión, el bodegón suma algunas entradas individuales a su carta: sopa del día, tortilla de papa española con chorizo colorado, empanadas de mar (morrón rojo y verde, cebolla, cebolla de verdeo y merluza) y provoleta a la plancha con criolla verde (morrón verde, manzana verde y cebolla).
Como principales, ahora se puede disfrutar del pollo marinado al horno con papas rotas a la manteca de pimentón, risotto de hongos a las liliáceas y un arroz crocante que cuenta con langostinos y gremolata de castaña.
También agrega opciones con foco en un concepto: compartir con grupos de amigos o familiares. Por ese motivo, ofrece raciones individuales o porciones abundantes de suprema a la suiza con salsa bechamel de crema, parmesano y jamón; milanesa a la napolitana, con salsa de tomate, jamón y mozzarella; milanesa de berenjena ahumada a la napolitana; canelones con ricotta, acelga y nuez moscada y fetuccinis con salsa de tomate y albóndigas. Las milanesas de carne cuentan con una guarnición a elección: puré de papas, papas fritas, ensalada del día y fetuccini Alfredo (manteca y queso parmesano).
La propuesta puede marinarse con el reconocido apartado especial de coctelería a cargo de Vir Calderón. Incluye opciones que llevan Cinzano Bianco, Rosso y Segundo (próximamente tendrán un cocktail con las tres variedades de vermú) y que acompañan el recorrido de la carta. En ella, se puede optar por Lemoncello spritz (lemoncello, espumante, salvia y soda) y el Mito de Ostende (Campari, Rosso, espuma de eneldo y soda), entre otros.
La carta de vinos, a cargo de Elías Aguilar Ruiz, muestra un mix de productores clásicos y modernos, y prioriza las cepas que acompañan la experiencia y tienen algún tipo de patrimonialidad, como las criollas, la semillón, el malbec y la bonarda.
Ostende, siempre en Virrey Loreto 3303, se convirtió en un punto de encuentro en una zona con un circuito gastronómico en desarrollo. Sus propuestas hacen foco en ese concepto con actividades especiales y permiten disfrutar de lo mejor de la gastronomía en un ambiente cargado de nostalgia, relajado y en contacto con el barrio y sus sonidos.