Colapso y apagón informático global: la importancia de los sistemas redundantes

El apagón cibernético mundial que afectó los principales servicios financieros, informáticos, sistemas de logística y aéreos, entre otros fundamentales, generó una parálisis con consecuencias económicas incuantificables.

La dependencia tecnológica y el altísimo desarrollo de la vida digital, requiere la disponibilidad permanente de los sistemas informáticos, para que una falla no genere un colapso mundial. 

“Salvo contadas excepciones, las empresas están 100 % informatizadas, dependen de sistemas informáticos críticos que manejan la mayor parte de sus áreas habilitando su funcionabilidad a través de los sistemas operativos”, explicó Bernabé Crena, especialista de F5 LATAM. 

Asimismo, aclaró que “a diferencia de lo que sucede generalmente, la afectación global no fue producto de un ciberataque, sino de una falla crítica de un sistema operativo masivo que tuvo un problema en la última actualización del software de ciberseguridad, que en vez de generar un sistema más estable, produjo una falla en la interacción con otro sistema operativo”. 

Así como sucede con nuestros dispositivos, que requieren actualizaciones periódicas, en este caso la actualización de los sistemas generó un error masivo quedando inutilizados. Con un impacto enorme, aquellos que dependían de este servicio único tuvieron que cancelar la entrega de sus operaciones.

“Los sistemas de altísima criticidad, como por ejemplo aviones, no pueden tener un único punto de falla operando en el sistema, porque si cae se impiden las operaciones. Esto se puede evitar, hay experiencia en el campo y las empresas que tienen contratos de prestación de servicios de altísima demanda o de reglamentación, que limitan la interrupción de sus servicios, evitan tener puntos únicos de falla, recurriendo a sistemas redundantes, son sistemas activos que se mantienen pasivos a la espera de que uno falle”, prosiguió el referente de F5. 

Este sistema redundante, idealmente, no tiene que ser de la misma tecnología que el que está operativo, porque puede ser víctima del mismo problema. Se trata de un sistema paralelo que en tecnología se conoce como multivendor, algo comúnmente aplicado en la industria de telecomunicaciones e impide una cancelación total de los servicios.

Si bien esto puede parecer una pérdida de capital inutilizable, que sirve para estar a la expectativa de que el otro falle, impide la crisis tecnológica y la caída de los principales servicios financieros, logísticos, aéreos, etcétera. 

“Si uno falla, perdemos millones y podemos caer en multas muy grandes por el Estado, los clientes, puede disparar pólizas de seguro, incurriendo en una pérdida económica mucho más grande”, concluyó Crena.